La insurrección mediática llevó
a televisoras a instigar a la violencia, dice a La Jornada
"Conspiración abierta y descarada", no hubo
orden de disparar: Chávez
"No quiero que suceda algo grave y estoy dispuesto a
la conciliación", sostiene el mandatario
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos
Aires, 11 de abril. "Estamos ante una conspiración abierta y
descarada, y ya desde ayer se hablaba de que estaban listos para una insurrección
cívico- militar, y en ese sentido se formaron las cadenas televisivas
para transmitir esto. Algo nunca visto. Una ola de rumores y de falsedades
se daba a conocer al mundo y podemos demostrar una falsedad tras otra",
dijo el presidente Hugo Chávez a La Jornada en comunicación
telefónica desde Caracas.
"Trajeron engañada a mucha gente diciendo que yo
estaba preso y que iban a tomar Miraflores (el palacio presidencial). También
debe hablarse de una insurrección mediática y lo que eso
significa para el futuro de todas las democracias. Y debo agradecer a los
trabajadores petroleros, de petroquímicas, de educación,
de salud, siderúrgicos, de transportes aéreos y tantos otros
que trabajaron y han resistido la campaña casi increíble",
prosiguió.
El mandatario sostuvo que se fue instalando una campaña
que llevó a algunas cadenas televisivas a instigar a la violencia,
a sabiendas de que existía un plan de insurrección. Recordó
que desde hace mucho tiempo salió personalmente a explicar al mundo
lo que sucedía en su país, cuando ya estaba siendo acusado
de instalar una dictadura en Venezuela. "No es nada nuevo si se piensa
cómo se imitó a Goebbels, que en tiempos de Adolf Hitler
tenía la tarea de repetir una mentira hasta que pareciera verdad",
denunció.
Aunque el mandatario no pudo mantener la comunicación
telefónica por mucho tiempo, debido a la gravedad de la situación
y la confusión reinante en Caracas, fuentes gubernamentales venezolanas
mencionaron a este periódico que varios chavistas se encuentran
entre las primeras víctimas de los enfrentamientos, destacando que
esto no se ha dicho en las informaciones que se difunden en el exterior,
las cuales además sólo han transmitido algunos fragmentos
del largo mensaje de Chávez.
Más tarde, en comunicación desde Miraflores
con esta corresponsalía, Maximilian Averlaiz, un francés
que pertenece a círculos bolivarianos organizados en Europa, y que
se encontraba en la Secretaría de la Presidencia, llamó a
"romper con la censura" alrededor de Venezuela, y aseguró que la
violencia se desató con un grupo de francotiradores ubicados a 200
metros del palacio presidencial, que comenzaron a disparar sobre una manifestación
en apoyo a Chávez.
En Argentina, en todo caso, hubo cadenas que se hicieron
eco únicamente de las "televisoras insurrectas", e incluso hablaban
de 27 muertos.
En su discurso, enviado a esta corresponsalía,
el mandatario y ex militar insurrecto explica a la población sus
razones para clausurar las señales televisivas de tres canales:
"La señal radioeléctrica pertenece al Estado y el Estado
es quien otorga las concesiones". Mencionó que había soportado
en la medida de lo posible los ataques, la desinformación y las
"mentiras" que ?aseguró? estaban destinadas a un plan insurreccional.
Incluso subrayó que la víspera envió al vicepresidente
a reunirse con los dueños de las cadenas para que dejaran de instigar
a la violencia.
Mencionó como antecedentes de esta situación
que en días pasados había grupos de encapuchados que se escudaban
detrás de las cámaras de la televisión privada para
atacar con piedras durante manifestaciones callejeras. Al no obtener respuesta
de las televisoras, decidió recurrir a la Constitución y
a las potestades legales.
"Hubo reiteradas violaciones a la ley 192", dijo Chávez,
al explicar las razones por las cuales suspendió estas cadenas,
recordando que ayer públicamente se citaba en los medios a quienes
llamaban a una insurrección hasta lograr el derrocamiento del gobierno,
sin importar los muertos que esto pudiera causar. "No quiero que suceda
nada grave y estamos dispuestos a la conciliación", aseguró.
Denunció
la actitud de algunos grupos policiales que estarían trabajando
para la oposición al difundir rumores, y que decidieron disparar
a los manifestantes sin que mediara una orden del gobierno para reprimir.
Voceros cercanos al mandatario habían calificado
de "insólito" que un grupo de televisoras ligadas con el gran poder
económico hayan hecho una cadena de transmisión para, literalmente,
"invadir el mundo" con una sola visión de los hechos, difundiendo
"desinformaciones asombrosas". En este sentido mencionaron cómo
algunos militares plegados a esta campaña llamaban abiertamente
a un golpe contra un presidente constitucional. Igual lo hicieron varios
empresarios entrevistados en esas cadenas de televisión.
"Se estaba buscando un Augusto Pinochet (el ex dictador
chileno que derrocó al presidente constitucional Salvador Allende
en un sangriento golpe en 1973), pero no ya en las sombras, sino abiertamente,
en transmisión televisiva", sostuvieron estas fuentes allegadas
al gobierno.
Juan Vicente Gómez, de la Red Bolivariana, declaró
a La Jornada que los policías de la alcaldía mayor
de Caracas, a cargo del opositor Alfredo Peña, actuaron contra los
simpatizantes de Chávez, que los francotiradores pertenecían
a "los grupos de la conspiración". Desde Miraflores, fuentes de
gobierno dijeron que un grupo de policías vestidos de civil se presentaron
para entregar sus armas, y denunciaron que "fueron forzados a disparar
contra civiles", al tiempo que denunciaron que los medios falseaban, al
aumentar considerablemente el número de manifestantes convocados
de manera conjunta por la Central de Trabajadores de Venezuela y las patronales,
en un caso insólito. A su vez, el europeo Maximilian Averlaiz destacó
que el grupo ultraizquierdista Bandera Roja se manifiesta también
convocado por la cúpula empresarial, y que algunos de los miembros
de ese grupo provocaron a los guardias nacionales convocados para calmar
los ánimos.
Aquí, varios analistas políticos de izquierda
advirtieron sobre las similitudes de la situación de Venezuela con
el golpe de Estado de Pinochet, sobre todo por los elementos de propaganda
y las clases sociales que participaron, principalmente media alta y alta.
"Es una gravísima acción que pone sombras en toda América
Latina", coincidieron, destacando que la diferencia es que ahora hay muchos
intelectuales de izquierda que se plegaron a la campaña estadunidense,
lo que no hubiera sucedido en los tiempos de Allende.