Miguel Concha
Seguridad a periodistas
Uno de los sectores más vulnerables a la violación de sus derechos humanos, con el propósito de impedir u obstaculizar el derecho a la información del público, encubriendo así toda clase de acciones arbitrarias y corruptas del poder, es el de los periodistas, especialmente aquellos que ejercen su profesión en situaciones de conflicto o de guerra. Con ello se conculca además la "libertad de buscar, recibir y difundir informaciones", reconocida en el artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Esto ha sido puesto una vez más en evidencia durante la guerra contra Afganistán y en las actuales operaciones bélicas contra el pueblo palestino, con el agravante de que cada vez se respeta menos la protección que les corresponde a los periodistas según el derecho internacional.
A pesar de que se nos advirtió descaradamente que no se nos informaría, o se nos proporcionaría una información manipulada de las represalias del gobierno estadunidense contra el gobierno talibán, pues la información es cada vez más considerada como un recurso estratégico de dominación, y no como un derecho humano fundamental, la organización internacional Reporteros sin Fronteras (RSF), que defiende a los periodistas encarcelados y la libertad de prensa en el mundo, y cuenta para ello con nueve secciones nacionales, seis representaciones en otros tantos países y 100 corresponsales por todo el orbe, logró documentar en diciembre pasado la muerte de al menos ocho reporteros en aquel sufrido país de Asia Menor. Y en un boletín emitido desde sus oficinas centrales en París, el pasado 9 de abril, vuelve a dar cuenta de los vejámenes padecidos por los periodistas en la guerra de expansión del actual gobierno israelí contra Palestina: además de un fotógrafo italiano, muerto en circunstancias no aclaradas, cinco periodistas heridos, ocho detenidos, varios maltratados, privados también de sus acreditaciones, incluso de sus pasaportes, y desde luego impedidos por todos los medios para desplazarse. La organización Amnistía Internacional acaba también de denunciar en un boletín la obstaculización del acceso de los periodistas a los lugares del conflicto, junto con el de las organizaciones humanitarias internacionales y el mismo personal médico y sanitario.
Desde el 29 de marzo, dice la organización RSF, en 10 días se han producido al menos 40 casos de trabas a la libertad de los periodistas, pues "el ejército israelí apunta deliberadamente a ellos". Pero esta política restrictiva con la prensa, añade, no data de finales de marzo: desde el comienzo de la segunda intifada, en septiembre de 2000, "Reporteros Sin Fronteras ha reseñado 53 casos de periodistas heridos de bala", y puede afirmar, después de haber llevado a cabo investigaciones sobre el terreno, "que en la mayoría de los casos los tiros eran de origen israelí". Además de pedir por ello a las autoridades civiles israelíes que respeten sus compromisos en materia de libertad de prensa, tomando en cuenta que Israel firmó y ratificó el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la organización demanda que se efectúen indagaciones profundas e imparciales sobre todo este conjunto de periodistas heridos y muertos, pues hasta el momento no se cuenta con investigaciones serias de parte del ejército.
Tomando en cuenta estas nuevas situaciones, en las que lamentablemente poblaciones civiles inermes son cada vez más blanco de agresiones militares, Reporteros sin Fronteras, con la colaboración entre otros del Co-mité Internacional de la Cruz Roja, y los ministerios franceses de Asuntos Exteriores y de Defensa, ha elaborado una carta sobre la seguridad de los periodistas en zonas de conflicto y de tensiones, que oportunamente propone a las direcciones y mesas de redacción de los medios, para que sea asumida. En ella propone ocho principios para prevenir y limitar los riesgos que corren en aquéllas los trabajadores de la prensa: el compromiso de los medios, los poderes públicos y los periodistas para buscar los instrumentos que permitan medirlos y limitarlos; la libertad del periodista para asumirlos o abandonarlos; la necesidad de contar con experiencia del terreno y preparación previa, así como equipo adecuado, protección jurídica, apoyo psicológico y seguros por accidentes, salud y defunción.