De inmediato fueron disueltos los poderes Legislativo,
Judicial y Electoral
El grupo golpista nombra a Pedro Carmona presidente
de la junta provisional de gobierno
Protestas contra el régimen de facto en
el Fuerte Tiuna y suburbios de Caracas
AFP, DPA Y REUTERS
Caracas, 12 de abril. El grupo golpista venezolano
asumió hoy el poder con el nombramiento del empresario Pedro Carmona
Estanga como presidente de la junta provisional de gobierno, y de inmediato
disolvió los poderes Legislativo, Judicial y Electoral y anunció
que convocará a nuevas elecciones presidenciales dentro de un año
y al Congreso a más tardar para diciembre próximo.
El nuevo régimen emitió un "acta constitutiva"
de 11 artículos para un gobierno de "transición y unidad
nacional", en sustitución del depuesto gobierno constitucional del
presidente Hugo Chávez, mediante el cual se da marcha atrás
a todo el proceso democrático y de reformas políticas, económicas
y sociales que llevaba a cabo y que disgustaba ampliamente a los sectores
empresariales, a los militares conservadores y a Estados Unidos.
Mientras,
se suscitaban protestas populares en los suburbios de Caracas y se iniciaba
la resistencia en el interior del país, así como una protesta
en torno al Fuerte Tiuna en reclamo de la liberación de Chávez,
porque, reclamaban los inconformes, se encuentra "secuestrado".
Sus partidarios recordaron que Chávez ganó
las elecciones presidenciales de 1998 y fue relegido bajo una Constitución
en julio de 2000.
Con el desconocimiento del nuevo régimen por algunos
gobernadores y sectores políticos democráticos, Carmona afirmaba
que "se ha decidido que se conforme entonces en lo inmediato un gobierno
de transición que, por el consenso de fuerzas, tanto en la sociedad
civil venezolana como en el estamento de las fuerzas armadas se me ha pedido
que encabece".
El documento dado a conocer por el empresario, de 61 años
y quien fue uno de los impulsores de la huelga general por tiempo indefinido
que propicio la caída de Chávez, fue suscrito por el arzobispo
caraqueño, Ignacio Velasco; el empresario Luis Enrique Ball; el
político democristiano José Curiel; organismos no gubernamentales;
medios de comunicación; algunos gobernadores, como el de Zulia,
Manuel Rosales; el sindicalista Alfredo Ramos, y el vicepresidente de la
cúpula empresarial Fedecámaras, Carlos Fernández.
Según el articulado del "acta constitutiva", sustentado
en el "consenso de fuerzas", se restableció también el nombre
de República de Venezuela, eliminando el concepto de Bolivariana
que le adjudicó el gobierno constitucional de Chávez, y se
faculta al presidente del régimen golpista a coordinar las políticas
para lo que se define "periodo de transición".
Además de la disolución de los otros poderes
del Estado, se revoca la vigencia de las 49 leyes dictadas por el presidente
Chávez en noviembre del año pasado ?como las reformas de
tierras, pesca e hidrocarburos, entre otras?, y faculta a Carmona para
instalar una comisión que revise dicha reglamentación; además,
establece que para las nuevas elecciones para presidente y demás
poderes el propio Carmona no podrá nominarse candidato.
Se crea además un "Consejo Consultivo de Estado,
de 35 miembros, para representar a los diferentes sectores de la sociedad
democrática venezolana", y faculta a Carmona para remover y designar
transitoriamente a los titulares de los órganos de los poderes públicos
nacionales, estatales y municipales, así como a los representantes
de Venezuela ante los parlamentos Andino y Latinoamericano.
Puntualiza que quedan destituidos el presidente y demás
magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, el fiscal general, el contralor
general, el defensor del pueblo y los miembros del Consejo Nacional Electoral.
Finalmente, se establece que "se exige al gobierno de
transición entregar poderes y rendir cuentas a los órganos
de poder público que se elijan". Así, Carmona asumió
poderes extraordinarios, pues al decretarse la suspensión de los
los diputados titulares y suplentes elegidos democráticamente, de
antemano se hace hincapié en que los nuevos legisladores tendrán
facultades constituyentes para reformar la Constitución de 1999,
impulsada por Chávez y aprobada en un referendo popular.
La junta golpista fue instaurada bajo la divisa de una
"transición democrática" y para "llenar el vacío de
poder" dejado por "la renuncia" del presidente constitucional Hugo Chávez,
que nunca se dio, y de que supuestamente también "abandonó
el cargo" el vicepresidente. Se anunció el regreso a sus cargos
de los militares dados de baja por el gobierno chavista.
Fue anunciada la reincorporación de los gerentes
de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) que estaban en huelga
desde la semana pasada. Por tanto, fue restituido en el cargo el presidente
de la empresa petrolera, Guacaipuro Lameda, quien sustituyó a Gastón
Parra, que junto con otros nueve directivos fueron nombrados por Chávez
debido a que sus antecesores participaban en el paro empresarial.
Tras el "juramento de Carmona", quien dijo que lo hacía
primero ante "Dios Todopoderoso" y luego ante la Constitución de
1999, en un evidente lapsus, ya que el objetivo del golpe es echar atrás
esa Carta Magna, designó a su "gabinete de transición" con
figuras en su gran mayoría opositores a Chávez, entre los
que destacan cuatro militares, incluyendo a Lameda.
Entre estos últimos están el general de
la Guardia Nacional, Rafael Damiani, quien quedó al frente del Ministerio
del Interior, y el vicealmirante Héctor Ramírez Pérez,
en Defensa; ambos le retiraron el apoyo a Chávez cuando enfrentaba
la revuelta callejera del jueves. Además, figura en la Secretaría
de la Presidencia el vicealmirante Jesús Briceño. En tanto,
el Ministerio de Finanzas fue ocupado por el empresario Leopoldo Martínez.
Carmona pidió "la comprensión" de la comunidad
internacional para su régimen, al que definió como "legítimo
y democrático", al sostener que su reto es "conducir a la nación
al restablecimiento pleno de la institucionalidad democrática y
a la realización de elecciones libres, democráticas para
una nueva asamblea nacional con poderes constituyentes".
Tras justificar que la disolución del órgano
electoral era uno de "los primeros pasos" para garantizar procesos electorales
"pulcros", aseveró que "el caudillismo ha quedado atrás,
las actitudes mesiánicas fueron claramente repudiadas por la nación
y condujeron a Venezuela a una profunda crisis".
Reconoció que PDVSA afronta una severa crisis,
producto de las protestas que "se originaron legítimamente".
Afirmó que el nuevo régimen no cambiará
ninguno de los acuerdos logrados con los estados del Caribe durante el
gobierno de Chávez, como la venta de petróleo a precios preferenciales,
aunque sin citar el caso de Cuba.
El presidente de la Conferencia Episcopal venezolana,
Baltazar Porras, con quien Chávez tuvo fuertes diferencias, afirmó
que el mandatario constitucional lo llamó para confesarse y pedirle
que fuera su "garante" de seguridad cuando aún estaba en el Palacio
de Miraflores acosado por los militares golpistas, y sostuvo que le "pidió
perdón" en lo que hubiera fallado y ante la Iglesia católica.
El jefe de la Policía Metropolitana, Henry Vivas,
señalado por sectores del gobierno constitucional como responsable
de los incidentes de violencia del jueves, afirmó que el alcalde
caraqueño, Freddy Bernal, será investigado por su presunta
responsabilidad en tales sucesos, que dejaron unos 15 muertos y más
de 300 heridos, y que organismos de derechos humanos calificaron de "gravísimos".
Por lo pronto, sectores de la campaña mediática
reconocieron que siempre se negaron a que Chávez pudiera emitir
un mensaje directo a la nación, ya que primero querían saber
lo que iba a decir. El actor Orlando Uraneta, un comentarista de noticias
y que actuaba por la Cámara de Radio y Televisión, aseveró
que impedir declaraciones en directo del presidente no era una "censura",
sino un acto de "responsabilidad".
En medio de los operativos de allanamientos en
viviendas, universidades y locales de los sectores del gobierno constitucional
o vinculados a él, el fiscal general destituido por el régimen
golpista, Isaías Rodríguez, denunció haber recibido
amenazas de muerte tras calificar lo ocurrido de golpe de Estado y afirmar
que Chávez sigue siendo el presidente constitucional.
A los diversos sectores que se han pronunciado desconociendo
al régimen golpista se sumó el canciller chavista Luis Alfonso
Dávila a su llegada a Caracas desde Costa Rica, donde participaba
en la reunión del Grupo de Río.
Reprimen a partidarios de Chávez
En el curso del día y esta noche decenas de partidarios
de Chávez emprendieron cacerolazos al noroeste de Caracas,
en el barrio de Nueva Tacagua, cerca de La Guaira, cuando la policía
intervino para reprimirlos. Helicópteros sobrevolaban las zonas
de resistencia, que se extendía a Guarenas, Catia y 23 de Enero,
así como en otros lugares de provincia, donde el régimen
golpista impedía su difusión al mantener el control de los
medios de comunicación.
También había una concentración de
unos 200 partidarios de Chávez en torno al Fuerte Tiuna, donde inicialmente
fue mantenido prisionero el presidente constitucional. Allí, sus
partidarios protestaban y exhibían retratos de él y denunciaban
que el mandatario estaba "secuestrado" y reclamaban su liberación
y la celebración de un referéndum porque "la gente pobre
no nos vamos a dejar quitar al presidente".
El organismo de defensa de derechos humanos venezolano
Provea denunció que el régimen golpista de Carmona "es inconstitucional"
y que Chávez se encuentra detenido en forma "arbitraria". Además,
agregó, no se ha permitido una verificación independiente
e imparcial de la "renuncia" del mandatario y ante el hecho de que la Constitucional
establece los mecanismos para la continuidad constitucional.
El partido Patria para Todos reclamó la constitución
de una comisión internacional para realizar una investigación
imparcial, que sea designada por la OEA y organismos no gubernamentales
como Amnistía Internacional para que determinen quiénes son
responsables de los trágicos sucesos de violencia del jueves.