Difícil no concluir que Washington estuvo detrás, dice el investigador del caso Chile
Derrocamiento en Venezuela, similar al golpe contra Allende: Klare
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington, 12 de abril. El derrocamiento del gobierno de Hugo Chávez en Venezuela "se ve similar" al golpe contra Salvador Allende en Chile, y "es difícil no llegar a la conclusión" de que Estados Unidos jugó un papel en esto, dijo el profesor y analista Michael Klare, que también ha investigado el papel de la Casa Blanca en Chile en los años 70.
Muchos analistas aquí expresaron su simpatía con la oposición a Chávez; algunos dieron abiertamente la bienvenida al golpe en su contra, y otros se preocuparon por el precedente establecido al legitimar un movimiento respaldado por militares para derrocar un gobierno. "Human Rights Watch está profundamente temoroso de que el presidente Chávez no haya dejado su puesto voluntariamente, sino que podría haber sido forzado por comandantes militares fuera de un proceso democrático y participativo", declaró hoy José Miguel Vivanco, director para América Latina del influyente grupo de derechos humanos.
Pero para Michael Klare, profesor en Hampshire College, autor de varios libros sobre asuntos estratégicos y quien investigó el apoyo estadunidense para el golpe militar en Chile, los esfuerzos para derrocar a Chávez le parecen alarmantemente conocidos.
"Como alguien que observó de cerca el derrocamiento de Allende y que leyó informes subsecuentes que demostraron que Estados Unidos estaba profundamente inmiscuido detrás de la escena, el panorama en Venezuela se ve muy parecido", declaró Klare a La Jornada. "Es difícil no llegar a la conclusión de que Estados Unidos jugó un papel de apoyo en la movida para sacar a Chávez, como lo hizo en el caso de Allende, al alentar a aquellos que organizaron la resistencia".
Michael Klare señaló que no es un experto en Venezuela, pero que sí lo es en las políticas militares y energéticas de Estados Unidos, y fue investigador clave del papel estadunidense en el golpe en Chile. "Igual que en el caso de Allende, que 30 años después aparecieron los documentos demostrando el papel de Estados Unidos, podría pasar otro cuarto de siglo antes que conozcamos la verdad sobre cuál fue ahora el papel de Washington en Venezuela", agregó.
En entrevista telefónica desde su oficina en Massachussets, Klare afirmó que no hay ninguna duda de que el gobierno de George W. Bush está firmemente opuesto a Chávez. El investigador, cuyo libro más reciente se llama Guerra de los recursos, indicó que Venezuela es el tercer suministrador de petróleo más grande de Estados Unidos y que el vicepresidente Dick Cheney, en su documento sobre Estrategia energética nacional, del año pasado, dijo explícitamente que Estados Unidos deseaba hacer más inversiones en la industria petrolera venezolana y que estaba instando a ese país a elevar su producción de petróleo.
"El presidente Chávez estaba tajantemente opuesto a cualquier involucramiento estadunidense en el petróleo de su país y apoyaba los intentos de la OPEP para controlar el precio del crudo", recordó Klare. "Su política petrolera era contraria a los deseos del gobierno de Bush.
El fantasma del golpe militar en Chile también fue señalado por el Consejo de Asuntos Hemisféricos (Coha), ONG de 25 años con sede en esta capital, la cual recordó hoy que en el pasado los gobiernos estadunidenses frecuentemente utilizaron la desestabilización económica para minar a gobiernos democráticamente electos. "El escenario utilizado tendría a operativos de la CIA actuando conjuntamente con los militares venezolanos, como con líderes empresariales y laborales para coordinar el paro, creando un clima de temor en el país y ofreciendo la apariencia de la desestabilización de la economía venezolana, incluyendo el funcionamiento de toda su importante industria petrolera", comentó el grupo en un comunicado que no ofreció ninguna prueba de que esto sucedió así, sólo el patrón de actividades del gobierno estadunidense en la región en el pasado.
Pero Larry Birns, presidente de Coha, agregó que Chávez actuó dentro de la ley al remover a ejecutivos de la empresa estatal de petróleo y que no era un violador de los derechos humanos, particularmente en comparación con aliados anteriores de Estados Unidos en la región, como Fujimori en Perú, Bánzer en Bolivia y Ríos Montt en Guatemala. Ahora el problema más grave para Estados Unidos es que lo de Venezuela establece "un precedente peligroso" para este tipo de cambio en países como Guatemala, Argentina, Colombia, Ecuador y Perú, que enfrentan circunstancias políticas y económicas comparables.
Otros observadores y analistas entrevistados por La Jornada comparten esta preocupación. "Sí creo que es un juego peligroso cuando alguien puede solicitar a los militares derrocar a un gobierno que no les gusta", comentó una persona que trabaja para un centro de análisis político financiado por el gobierno estadunidense y que pidió el anonimato.
Pero otros no están de acuerdo. "No creo que lo que se vio en Venezuela ayer fuera una intervención militar clásica", explicó Miguel Díaz, analista del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. "Esto fue encabezado por una oposición civil y lo que hicieron los militares fue básicamente negociar la transición, pero la oposición civil organizó el cambio".
El Instituto Republicano Internacional (IRI), organización sin fines de lucro financiada por el gobierno federal, dio la bienvenida al fin del gobierno de Chávez. "IRI aplaude la valentía de los líderes de la sociedad civil -miembros de los medios, la Iglesia, los educadores y administradores de escuelas, líderes de partidos políticos, sindicatos y el sector empresarial- quienes arriesgaron sus propias vidas en su lucha para restaurar la genuina democracia en su país", declaró en un comunicado George A. Folsom, presidente de la organización.