VENEZUELA
Carmona renuncia y está detenido en el Fuerte
Tiuna; Cabello asume la presidencia temporalmente
Insurrección civil y militar termina con el
golpe; Chávez, en Miraflores
Al menos 40 personas perdieron la vida durante las manifestaciones
realizadas el sábado
Decenas de miles de venezolanos tomaron calles
y carreteras para exigir el regreso del Ejecutivo
Caracas, domingo 14 de abril. El presidente constitucional
de Venezuela, Hugo Chávez, retornó esta madrugada al Palacio
de Miraflores, donde fue recibido por decenas de miles de personas que
se congregaron a lo largo del sábado en rechazo al régimen
golpista que encabezó durante poco más de 24 horas Pedro
Carmona.
A las tres de la mañana, 10 minutos después
de que el helicóptero aterrizó en el Palacio de Miraflores,
Chávez fue aclamado por miles de personas que entonaron el himno
nacional, mientras tomaba formación la guardia de honor presidencial.
A la 1:45 de la madrugada local de este domingo, Chávez
partió de la isla caribeña de Orchila a bordo de un helicóptero
militar en dirección a Caracas para reasumir al poder, anunció
la ministra de Trabajo, María Cristina Iglesias.
"Ya está en nuestras manos", anunció la
funcionaria en referencia al presidente constitucional del país,
en declaraciones al canal estatal de Televisión de Venezuela. Añadió
que tres helicópteros escoltaban al que transportaba a Chávez,
y que por razones de seguridad no podía revelar el itinerario de
retorno del mandatario.
La cifra oficial de muertos de la jornada del sábado
durante las manifestaciones de partidarios de Chávez fue, según
el gobierno golpista, de tres muertos y 18 heridos, pero por la noche el
vicepresidente Diosdado Cabello, luego de asumir funciones como interino,
en espera del regreso del mandatario constitucional, afirmó que
el saldo en realidad fue de aproximadamente 40 muertos, a raíz de
la represión de las mismas fuerzas que dispararon contra opositores
a Chávez durante las protestas del jueves.
Decenas de miles de venezolanos tomaron las calles
de esta capital y diversas carreteras para exigir el retorno del presidente
constitucional Hugo Chávez, un día después que el
líder de la poderosa asociación empresarial Fedecámaras
se proclamó presidente de Venezuela ante el arzobispo caraqueño,
Luis Ignacio Velasco; el empresario Luis Enrique Vall; el político
democristiano José Curiel, y algunos gobernadores como el de Zulia,
Manuel Rosales, y el sindicalista Alfredo Ramos.
Las televisoras y las estaciones de radio, que en los
últimos meses denunciaron la falta de libertad de expresión
del gobierno del presidente Chávez, no dieron cuenta de las movilizaciones
en favor del retorno de la democracia, y en su mayoría dedicaron
la programación a trasmitir telenovelas y programas de entretenimiento.
Sin embargo, desde las primeras horas de ayer, el populoso
suburbio caraqueño de Guaremas y otras zonas del interior como Maracay
fueron escenario de protestas, que de acuerdo con la agencia Dpa, fueron
reprimidas con gases lacrimógenos por uniformados al considerar
que los manifestantes intentaban realizar saqueos.
Al mismo tiempo, la autopista que comunica Caracas con
Guaremas fue bloqueada por cientos de manifestantes que incendiaron neumáticos;
una situación similar se registró en la ciudad dormitorio
de Guaremas.
Un policía reportó a la agencia Afp que
los comerciantes estaban entregando su mercancía a los manifestantes
para evitar saqueos. A partir de entonces miles de venezolanos comenzaron
a bajar de los cerros que rodean esta capital, mientras fuerzas golpistas
continuaban con los allanamientos; fuentes consultadas por La Jornada
indicaron que se estima que entre jueves y viernes hubo 140 allanamientos.
Asimismo, otras fuentes dijeron a este diario que en zonas
rurales del país cientos de familias de agricultores fueron desalojadas
de las tierras que les había otorgado el gobierno de Chávez
en años anteriores.
Las manifestaciones pacíficas se extendieron hasta
los alrededores del Fuerte Tiuna, de donde el presidente Chávez
fue sacado con rumbo desconocido en las primeras horas del viernes. Después,
el presidente del Congreso, William Lara, aseguró que el mandatario
había sido llevado a la isla de Orchila, base naval de difícil
acceso al norte de Caracas. A esas horas, Lara advirtió que la vida
de Chávez estaba "en peligro".
En ese marco, se informó que el ministro del Interior,
Ramón Rodríguez, fue arrestado y presentado a un tribunal
que lo encausaría, aunque el efímero gobierno golpista de
Carmona no precisó los cargos de que se le acusaba. También
se informó de la detención del diputado Tarek William Saab.
El vicepresidente del gobierno constitucional, Diosdado
Cabello, quien fue uno de los testigos en el Palacio de Miraflores de que
el presidente nunca dimitió, declaró desde la clandestinidad
y en calidad de perseguido político que tampoco él renunció
nunca a la vicepresidencia, con lo que rechazó las afirmaciones
de la junta golpista de que había dimitido también para justificar
la imposición del empresario Pedro Carmona como "gobernante".
Cabello declaró al diario caraqueño El
Universal que es "ilegal la persecución que está haciendo"
el régimen golpista por conducto de la policía política
(Disip) en contra de los funcionarios del gobierno constitucional, el desconocimiento
de gobernadores y alcaldes electos, de los legisladores a la Asamblea Nacional,
de los titulares de la Fiscalía, la Contraloría, del organismo
electoral y de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia.
Para el vicepresidente Cabello lo que había en
ese momento era el "riesgo inminente de un golpe militar de derecha", en
medio del bloqueo informativo de las manifestaciones de apoyo a Chávez,
mientras que para el ministro de Defensa, José Vicente Rangel, en
Venezuela "obviamente" hubo un pronunciamiento de militares, con lo que
"evidentemente" se rompió el hilo constitucional.
Tanto Cabello como sus colaboradores expresaron el temor
de que Chávez pudiera ser asesinado, con lo que se sumaron a la
preocupación de la esposa del mandatario, Marisabel Chávez,
quien llamó a la comunidad internacional para que actuara como "garante
de los derechos humanos de todos los venezolanos y venezolanas".
La señora de Chávez refirió a la
CNN que el viernes tuvo una breve comunicación con su esposo, y
que le dejó claro que "no renunció" y que si lo hacía
tenía que ser ante la Asamblea Legislativa, como establece la Constitución
del país. Y entre los testigos, además de sus colaboradores
y los militares golpistas, dijo que figuraba el sacerdote Baltazar Porras.
"Mi vida, la de mis hijos y la de mi madre están
en manos de la comunidad internacional", afirmó con la voz quebrada
y visiblemente emocionada. "La vida tiene que ser garantizada", expresó
en momentos en que los militares golpistas y el empresario Carmona comenzaban
a afirmar que el presidente constitucional sería dejado en libertad
una vez que "firme la renuncia" y que se le aceptararía partir al
extranjero, como "es su deseo".
Indicó que no sólo el presidente estaba
incomunicado, sino que además la vida de sus ministros corría
peligro ante la persecución desatada por el régimen golpista.
Al insistir en que ocurrió un golpe de Estado,
denunció que las televisoras venezolanas ?que se quejaban de falta
de libertad de expresión con Chávez? no están difundiendo
lo que hoy está sucediendo en las calles de Venezuela, por lo cual
llamó a la cordura y deploró la violencia que ha generado
víctimas.
"Por favor no me corte...", fueron las últimas
palabras que se escucharon a través de CNN, que interrumpió
abruptamente la entrevista con la esposa del presidente constitucional.
Por su parte, el ministro de la Secretaría de la
Presidencia del gobierno constitucional, Rafael Vargas, denunció
el "golpe de Estado de tendencia fascista", y aseguró haber sido
testigo de que el presidente Chávez "no renunció".
Apuntó que el mandatario "se negó a renunciar,
y yo fui testigo de esta negativa en el palacio presidencial hasta su salida
con los militares".
Tras denunciar que hoy "la represión es terrible"
en Venezuela y que ante este golpe "volvemos a la época del fascismo
nazi", agregó: "me dirijo al mundo entero, al Grupo de los 77, a
Los Quince ?de la Unión Europea?, a la Organización
de Estados Americanos (OEA) y a los organismo de defensa de los derechos
humanos, para decirles que Hugo Chávez en ningún momento
renunció de sus funciones".
El ministro de Educación, Aristóbulo Iztúriz,
al denunciar la persecución de los funcionarios del gobierno constitucional
acusó a Carmona de ser un "pichón de la dictadura". Anotó
su parecer de que se trata de "una burla y un atropello" al preguntarse:
"¿Qué facultad puede tener un gobierno nombrado por una componenda
para destituir a la Asamblea Nacional".
Y mientras continuaba la población volcándose
a las calles en demanda del retorno de su presidente constitucional, y
pese a pronunciamientos de militares leales a Chávez, el empresario
golpista, Pedro Carmona, declaró a CNN que el país se encontraba
"en normalidad y control".
Caracterizó las protestas como "algunos focos de
perturbación", grupos minoritarios exaltados". Ante la sorpresa
de su entrevistadora, aseveró que juraría ante la Asamblea
Nacional que él mismo disolvió el día anterior. Aseguró
que Chávez estaba "bajo custodia, no arrestado", y agregó
que en breve viajaría "conforme su deseo, al exterior", aunque no
precisó a qué país.
Interrogado sobre "una rebelión en Maracay", el
golpista respondió: "No, esa es una situación por la cual,
efectivamente, un oficial, un policía, expresó su inquietud
de incertidumbre que pudo dar la sensación de una rebelión".
Pero Carmona dio su entrevista a CNN poco antes de las
cinco de la tarde local desde el Fuerte Tiuna, mientras ministros del gobierno
constitucional recuperaban sus despachos en el palacio presidencial de
Miraflores, de donde Carmona tuvo que salir apresurado previamente, luego
de que las fuerzas golpistas fueron superadas por miles de venezolanos,
que acompañados de militares recuperaron la sede presidencial.
El cambio de fuerzas
El equilibrio de las fuerzas se invirtió después
del mediodía al consolidarse la rebelión de militares leales
a Chávez en Maracay, al mando del comandante Isaías Baduel,
a quien se sumaron los generales Julio Josi Montoya, Luis Acevedo Quintero
y el capitán retirado William Fariqas. En la base de Maracay, Baduel
tiene a su mando a unos 2 mil soldados y en la base se aloja la escuadra
de los cazas F-16 de la fuerza aérea venezolana.
El fiscal general de las fuerzas armadas nacionales, coronel
Ricardo Reyes, leal al presidente Chávez, aseguró horas después
que "17 de las 23 guarniciones del país están con nosotros".
En ese momento, el empresario Pedro Carmona sostenía
reuniones con colaboradores suyos y sindicalistas en Miraflores, tratando
de organizar los mandos militares; un vocero de su régimen admitió
que existía inestabilidad en el país y que las autoridades
estaban saliendo a las calles a tratar de controlar los focos de disturbios
en Caracas.
Sin embargo, Carmona fue sacado de Miraflores cuando cientos
de manifestantes chavistas seguían arribando al palacio presidencial
en marchas que provenían desde el oeste hacia el centro de la ciudad
y que se unían a otros manifestantes que ya estaban frente al palacio.
Carmona fue trasladado al Fuerte Tiuna para ser resguardado
por los golpistas, donde también ya se congregaban otros miles de
personas pidiendo la liberación de Chávez.
A medida que crecían las protestas populares en
apoyo a la reinstauración del gobierno constitucional de Chávez
y que los militares leales al mandatario seguían resistiendo, el
comandante del ejército, general Efraín Vásquez, anunció
que las fuerzas armadas condicionaban la permanencia del llamado gobierno
de transición de Carmona a que se cumplieran 12 puntos, que incluían
que se restituyeran los poderes del Estado legalmente establecidos y la
Constitución, y prometió garantías de seguridad y
respeto a la integridad de Chávez y sus familiares.
El empresario anunció su renuncia luego de que
la Asamblea Nacional designara presidente interino al vicepresidente constitucional,
Diosdado Cabello. Diez minutos después de su dimisión, Carmona
fue arrestado, junto con todos sus ministros y su estado mayor, por fuerzas
leales a Hugo Chávez, y se les trasladó al Fuerte Tiuna.
Poco antes de las seis de la tarde la Guardia Nacional
anunció que se unía al ejército en condicionar a que
Carmona restituyera la institucionalidad. A las 20:51 hora local, el vicepresidente
Diosdado Cabello juramentó como presidente en funciones ante la
ausencia temporal del mandatario Chávez en el Palacio de Miraflores;
presidió la ceremonia el titular del Congreso, William Lara.
Tras anunciar que se había restablecido el orden
constitucional, Cabello informó que el presidente Chávez
regresaría en breve, en lo que el ministro de Defensa, José
Vicente Rangel definió: "Al golpe se respondió con el contragolpe".