Fue en la noche del 14 al 15 de abril de 1912
A 90 años del hundimiento del Titanic
DPA
Londres, 13 de abril. La noche del 14 al 15 de
abril de 1912 era tranquila en el Atlántico norte. La vista estaba
despejada frente a la costa de Terranova, y el barco de lujo británico
Titanic estaba realizando un buen viaje.
El
vigía en la torre de veinte metros de altura sobre cubierta, Frederick
Fleet, debía estar atento a la posibilidad de la aparición
de un iceberg. A las 23:40 vislumbró una masa negra que en
pocos segundos se fue haciendo más y más grande. Fleet tocó
la campana de alarma e informó al puente de mando: "Iceberg
delante de nosotros".
El primer oficial Murdoch detuvo el motor inmediatamente
y giró el barco a babor (izquierda). Pero era demasiado tarde. Murdoch
pudo impedir una colisión frontal, pero el iceberg rajó
el casco de la embarcación a lo largo de cien metros en estribor.
No se percibió mucho. Una pasajera sintió
como si el barco pasara "por encima de miles de bolitas (canicas)". En
la cocina del tercer piso, una fuente con pan recién hecho se cayó
del horno. En el comedor de primera clase se golpeaban los cubiertos.
A la medianoche, veinte minutos después de la colisión,
el capitán Edward J. Smith inspeccionó con el constructor
del Titanic, Thomas Andrews, la proa. "No se puede hundir", dijo el capitán.
Pero Andrews vio enseguida que el barco más grande del mundo se
hundiría en su primer viaje. Por las grietas, entraba agua a altísima
presión e iba avanzando de un compartimento a otro.
Sólo una hora después de la colisión,
16 marineros comenzaron a preparar los botes salvavidas. A pesar de que
la proa del barco ya estaba claramente hundida profundamente en el agua
y a pesar del sonido atronador y el silbido con el que el vapor salía
de las calderas, la mayoría de los pasajeros no era consciente de
la gravedad de la situación.
A las 0:45, se lanzó al agua el primer bote salvavidas.
En vez de las 65 personas posibles, sólo había 28 a bordo.
Varios pasajeros de primera clase ocuparon sus lugares con sus perros.
Una dama rescató a su cerdo. Nadie se preocupó por los emigrantes
que iban en tercera clase. Muchos ni siquiera se despertaron. No hubo alarma
general ni sonó ninguna sirena.
La proa se hundía cada vez más. Los hombres
se despidieron de sus mujeres y niños. A las 2:12, la popa del Titanic
se levantó hasta alcanzar una posición vertical. Las personas
en cubierta se aferraban desesperadas a la borda. A las 2:20, el barco
se hundió con ruido ensordecedor. Después, hubo silencio
por algunos momentos, antes de que desde el agua comenzaran a escucharse
los gritos de auxilio.
Un electricista de a bordo escribió después:
"¡Cuánto tiempo gritaron! La muerte llegó tan despacio.
Pero paulatinamente se fueron callando. De vez en cuando aún sonaba
un grito, que retumbaba de forma impresionante entre las olas. Finalmente,
se hizo silencio".
En los botes habría habido lugar para otras 500
personas, pero sólo dos de los 18 regresaron. A las 4:00 llegó
el carguero británico Carpathia al lugar de la catástrofe
y rescató a 712 de las 2 mil 207 personas que iban a bordo del Titanic.