La Iglesia católica debe olvidar esa pretensión, asevera el historiador Jean Meyer
Critican propuesta de dar cursos religiosos en escuelas
JOSE GALAN
La Iglesia católica debe renunciar a su pretensión de introducir su religión en la escuela pública y confiar más en la familia como el principal vínculo de promoción de su fe, afirmó el historiador Jean Meyer, quien consideró que "no es posible" la existencia de un monopolio eclesiástico en la educación de México.
Al comentar la reiterada pretensión de la jerarquía católica, manifestada la semana pasada en el seno de la Conferencia del Episcopado Mexicano, de que sea obligatoria la impartición de cursos sobre religión cristiana en escuelas públicas, Jean Meyer consideró que "no es necesario" enseñar religión católica en las escuelas públicas, porque, dijo, "la familia es la más apropiada para ello".
Participante en la Primera jornada académica de historia 2002, organizada por la Universidad Iberoamericana, el historiador puso como ejemplo las escuelas públicas de Francia -cuya carta magna establece claramente la separación entre Iglesia y Estado-, donde se imparte, con horarios fijos, asistencia religiosa para católicos, protestantes, judíos, musulmanes y budistas.
"Si en México se procede con la incorporación religiosa en las escuelas públicas habría que hacerlo con todas, desde la católica hasta la protestante, pasando por la judía y la musulmana", añadió. "Tendría que ser un ejercicio plural y tolerante con todas las confesiones religiosas."
Sin embargo, el historiador consideró que para evitar "guerras desgastantes" en México la jerarquía católica "debe confiar más en la familia y renunciar a esa pretensión de impartir únicamente la fe católica en las escuelas públicas. No es posible el monopolio de una fe en el país", agregó Meyer.