VENEZUELA
Explícitamente se les dijo que Washington
"no apoyaría" una asonada, dice la Casa Blanca
Funcionarios de EU se reunieron con opositores venezolanos
antes del golpe
Niega el Pentágono que haya dado luz verde
Condena el senador Dodd el silencio de Bush
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 16 de abril. El senador
Christopher Dodd condenó hoy el manejo que el gobierno de George
W. Bush dio a la crisis de Venezuela, mientras fuentes gubernamentales
ofrecieron nuevos detalles al indicar que altos funcionarios del Ejecutivo
estadunidense tuvieron varios contactos con los golpistas antes de su intento,
en los que se discutieron planes para remover a Hugo Chávez de la
presidencia de Venezuela.
Algunos de los altos funcionarios del gobierno de Bush
que se reunieron con personas clave que desarrollaban el golpe de Estado
los instaron a tomar una acción que podría ser caracterizada
como constitucional, comentó un funcionario estadunidense a La
Jornada.
Pero esta fuente, que pidió el anonimato, sugirió
que otros funcionarios del gobierno de Bush pudieron no haber remarcado
la importancia de la constitucionalidad en sus conversaciones con los golpistas.
Los diarios The Washington Post y The New York
Times también han reportado sobre estos contactos. En un intento
por responder a estas críticas y versiones, el vocero de la Casa
Blanca, Ari Fleischer, se vio obligado a declarar que "funcionarios estadunidenses
explícita y repetidamente aclararon a los líderes de la oposición
que Estados Unidos no apoyaría un golpe... dijimos a los lideres
de la oposición que no apoyaríamos un golpe".
El encuentro con Rincón
El Pentágono también negó hoy que
un subsecretario de Defensa asistente haya dado a la oposición venezolana
luz verde para dar un golpe de Estado, pero confirmó que este funcionario,
Roger Pardo-Maurer, mantuvo una reunión en diciembre del año
pasado con el general Lucas Rincón, de las fuerzas armadas de Venezuela;
Rincón fue el militar que la madrugada del viernes anunció
que Chávez había renunciado, luego que el obispo Baltazar
Porras le "juró" que el presidente había dimitido, aunque
el gobernante venezolano reiteró ayer su confianza al general Rincón.
Sin embargo, reporteros en la Casa Blanca y hasta algunos
funcionarios estadunidenses destacaron el hecho de que el gobierno de Bush
rehusó condenar el golpe el viernes, en contraste con la condena
firme y directa de la alteración del orden constitucional hecha
por los gobiernos de México y Brasil.
Aun este martes, el vocero de la Casa Blanca declinó
una vez más calificar como un golpe lo ocurrido en Venezuela.
El manejo de la crisis venezolana por parte del gobierno
de Bush también fue severamente criticado por el senador Dodd, presidente
del subcomité sobre el Hemisferio Occidental del Comité de
Relaciones Exteriores del Senado. "Mantener silencio mientras ocurre el
desalojo ilegal de un gobierno es muy preocupante y tendrá implicaciones
profundas para nuestro hemisferio", declaró Dodd ante una audiencia
de su comité.
"En vez de encabezar el esfuerzo para reafirmar el compromiso
de nuestra región con los principios democráticos que marca
la Carta de la OEA (Organización de Estados Americanos), Estados
Unidos sólo se unió tardíamente a los otros miembros
de la OEA para responder a la crisis de Venezuela", agregó.
En una crítica poco disfrazada a las acciones del
secretario de Estado asistente para el Hemisferio Occidental, Otto Reich,
Dodd pidió que el secretario de Estado, Colin Powell, haga un mayor
esfuerzo para controlar a su propia gente. "Esperaría que en el
futuro hubiera más supervisión adulta de la formulación
de políticas en relación a nuestro propio hemisferio", dijo.
Este coro de críticas sobre el manejo de la crisis
en Venezuela se nutrió hoy desde las páginas de opinión
del diario The Washington Post, y en el Congreso, y todas apuntaban
a que el gobierno de Bush se apresuró a apoyar el derrocamiento
de un presidente democráticamente electo en América Latina.
Pero no todos estaban de acuerdo con el creciente número
de críticos. El senador Jesse Helms, en respuesta a los comentarios
de su colega Dodd, comentó que "se siente obligado a sugerir que
la amenaza a la democracia en Venezuela se inició mucho antes que
los sucesos del pasado fin de semana".
Por lo pronto, El Departamento de Estado ofreció
pasajes aéreos gratuitos al personal de su embajada en Caracas y
a sus familiares, ante lo que definió como una situación
de seguridad "volátil e impredecible" tras los sucesos ocurridos
en Venezuela.