El Ajusco, ''paciente en estado crítico''
Taladores, saqueadores de tierra, cazadores furtivos e
invasores causan acelerada destrucción de la zona
RAUL LLANOS /I
Catalogado por las autoridades federales como una de las
nueve zonas de ''ingobernabilidad'' en el país en materia ambiental,
el Ajusco enfrenta un acelerado proceso de destrucción provocado
por taladores, saqueadores de tierra, grupos de invasores y cazadores furtivos,
quienes arrasan con la flora y la fauna. Entre las especies en vías
de extinción están el teporingo, el ratón de los volcanes,
la lagartija de collar, el gavilancillo, el halcón de cola roja,
la víbora de cascabel y el venado cola blanca, mientras que cerca
de seis mil pinos y encinos se pierden anualmente, algunos de más
de 70 años de edad y 30 metros de altura.
A toda hora y en cualquier lugar es posible cruzarse con
camiones con cargamentos ilegales de tierra y sorprender a cazadores furtivos.
En un recorrido por el Ajusco también se observan árboles
aserrados, paupérrimas casuchas en espacios de conservación
y enormes hoyos como si fueran lagunas secas.
Mireya Imaz, directora general de Ecología en
Tlalpan, señala que hay parajes en los cuales se desmantelan autos
robados, ''y más de una vez han dejado por ahí uno que otro
cuerpecito (cadáver)''.
En su opinión, la explicación de tal
deterioro es la indolencia y la indiferencia que mostraron durante muchos
años las autoridades federales, capitalinas y delegacionales, quienes
desatendieron su responsabilidad y permitieron los asentamientos irregulares,
la tala clandestina y la sustracción ilegal de tierra o piedra volcánica.
José Valles, director de la Región 2 de
la Comisión de Recursos Naturales (Corena), afirma: "Ahora que nos
hemos abocado a aplicar la ley en el Ajusco vemos que nos enfrentamos a
grupos de delincuencia organizada; por ejemplo, en el caso de la tala,
forman una larga cadena delictiva que va desde el corte del árbol
hasta la venta.
''Tienen transportes, radios, maquinaria, monitores
que les avisan de nuestras operaciones y hasta armas exclusivas del Ejército
o escopetas que no han dudado en utilizar cuando los hemos sorprendido.
Incluso hay casos de secuestro de guardas en algunos parajes o brechas.
"Nosotros no tenemos la competencia para andar armados,
lo único con lo que estamos armados es con una credencial de la
Corena y con la intención de cumplir nuestro deber. A pesar de eso
tratamos de frenar su ilícita actividad".
Imaz resume así la situación ambiental del
Ajusco: "Tenemos un paciente muy débil, en estado crítico,
que está en riesgo y que, o le inyectamos vitaminas y le hacemos
una transfusión de sangre de inmediato, o entraremos en un proceso
irreversible de pérdida de ese espacio".
Señala que uno de los "síntomas" más
alarmantes de esa situación son las grandes tolvaneras que transforman
la zona "en una enorme masa café de tierra", como en las épocas
secas del ex vaso de Texcoco o en Nezahualcóyotl.
Gran biodiversidad en la zona
El Ajusco forma parte del cinturón verde
que corre de la zona de los humedales de Tláhuac hasta Cuajimalpa
y de ahí hacia la sierra del Chichinautzin (en los límites
del Distrito Federal con Morelos), donde se concentra tres por ciento de
la biodiversidad del mundo.
La zona también llegó a integrar
ese 80 por ciento de suelo de conservación que hasta hace un par
de décadas tenía Tlalpan, la delegación más
grande del Distrito Federal, y que ahora se ve reducida a 65 por ciento.
Pese a ello, aún se concentran más de 60
especies de mamíferos, alrededor de 200 de aves, 70 de reptiles
y anfibios y más de 200 especies de árboles y plantas con
flores, como el palo loco, el oyamel, el encino, el pino, el agave,
la jarilla o matorrales como la higuerilla.
Y todavía más: en esta zona se localiza
la mayor parte de los 11 volcanes inactivos que tiene la demarcación.
En entrevista, la funcionaria precisa que "la crisis grave
del Ajusco se inició en la década de los 80, cuando se dio
un viraje crítico en el deterioro del lugar; luego en los 90 se
aceleró, se agudizó críticamente, y veinte años
puede sonar mucho, pero no son tantos y menos en términos de la
evolución de la ciudad". Agrega que a partir de ese momento se incrementaron
desmesuradamente los asentamientos irregulares en suelo de conservación
promovidos por personas con intereses partidistas, y quienes a la fecha
continúan con esa actividad.
"Tenemos gente de todo, de PRI, PAN, PRD y hasta un líder
de la Iglesia del Fin del Mundo, con quienes surgieron asentamientos como
Zorros, El Llano, Ecoguardas, Los Duendes, entre otros." Precisamente a
la entrada de Los Duendes, localizado a un costado de la carretera Picacho-Ajusco,
se constató que la tierra está ilegalmente fraccionada con
muros de roca volcánica y en los árboles identificado el
nombre de su propietario: "Eva Mireles Patolín", "Reyes Mireles",
"Mónica Romero Arenas" y hasta un teléfono para vender el
terreno: 5646 2784.
"Aquí cualquiera viene, pone su letrero con un
teléfono para venderlo y como nadie tiene papeles de nada, igual
y se vende a algún incauto", asegura la directora de Ecología.
De cerros mordidos y topos gigantes
Otro de los graves problemas que aquejan al Ajusco es
la extracción indiscriminada de tierra, la cual después es
vendida en Xochimilco para macetas. Durante el recorrido por este punto
de la ciudad se confirmó que las laderas de los montes y cerros
son prácticamente "mordidas" por las palas de los tierreros"
quienes en menos de una hora llenan sus camiones y se van.
La única autoridad que otorga permisos para esa
explotación es la Semarnat, encabezada en su delegación metropolitana
por Norma Ruth. "Con ellos ?dice Mireya Imaz? hemos tenido una relación
muy ríspida porque les hemos pedido que sustituyan ese aprovechamiento
de tierra por procesos más sustentables de uso de suelo, pero no
nos escuchan.
"Cuando tú arrasas capas y capas erosionas el suelo
de manera tal, que para que se regenere ?si es que eso sucede? deben pasar
más de cien años, pero eso en la mayoría de los casos
no ocurre, porque una vez que deterioras ese espacio se vuelven rellenos
de basura u otra cosa. Hay procesos, como el de la composta, con los cuales
no tienes que deteriorar el ambiente, no tienes que perder el suelo y ojalá
eso lo entendiera la Semarnat."
Y es que en parajes como Tonaya o en Santo Tomás
Ajusco se observaron grandes espacios devastados, como si fueran lagunas
secas, pero son producto de esa explotación irracional de la tierra.
Este panorama irónicamente lo completa el proyecto de "tinas ciegas"
de la administración delegacional pasada, que en la idea de recarga
de los mantos acuíferos se dieron a la tarea de abrir hoyos por
doquier. "Parecía que había pasado un topo gigante por todos
lados. Tan sólo este año ya cancelamos 60 mil tinas ciegas
en Ajusco, Parres, Topilejo, pues ecológicamente no es sustentable",
asegura Mireya Imaz.