Villanueva Mukul pidió postergar la libre entrada al país de productos de ese rubro

México, condenado a la dependencia alimentaria si se eliminan aranceles al sector agropecuario

CIRO PEREZ SILVA Y ROBERTO GARDUÑO

El vicepresidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, el perredista Erick Villanueva Mukul, demandó al Presidente de la República que de inmediato inicie negociaciones para postergar la cancelación de aranceles al sector agropecuario que considera el Tratado de Libre Comercio (TLC).

Luego de alertar sobre el peligro que representaría para el país la dependencia alimentaria si se mantiene la tendencia de olvido al campo mexicano, el legislador yucateco recordó que de acuerdo con los compromisos contraídos en el TLC, a partir del primero de enero de 2003 entra en vigor la desregulación arancelaria de casi todos los productos agropecuarios de los tres países, de tal forma que sólo el maíz, el frijol y la leche procedentes de Estados Unidos y Canadá continuarán siendo gravados; los demás productos agrícolas y ganaderos ingresarán al país libres de todo impuesto.

"Dicha desregulación puede agravar la peligrosa dependencia alimentaria que estamos viviendo, por lo que hacemos un llamado al gobierno federal para que inicie negociaciones con nuestros socios comerciales, para postergar la cancelación de aranceles a la importación de productos agropecuarios", señaló.

Villanueva Mukul destacó en conferencia de prensa que la situación actual de pobreza y la ausencia de políticas públicas eficaces para el desarrollo del campo mexicano indican que el país no está preparado para enfrentar la competencia agropecuaria de Estados Unidos y Canadá, principalmente porque esos países sí cuentan con una política real de apoyo a sus productores agrícolas, quienes reciben importantes subsidios, su tecnología es muy superior a la mexicana y disponen de financiamiento, maquinaria avanzada, insumos y fertilizantes a precios subsidiados.

Adicionalmente, insistió, México se enfrenta a las barreras comerciales, la competencia desleal, y las medidas proteccionistas impuestas especialmente por Estados Unidos, y mencionó algunos ejemplos, como los problemas que han enfrentado los transportistas mexicanos y productos nacionales, como el atún, el aguacate, el cemento, el azúcar, entre otros, para poder ingresar al mercado norteamericano.

"Aunado a lo anterior, la errática política agropecuaria puesta en marcha desde hace varios años por los gobiernos federales ha generado, dentro del país, dos sectores rurales: por una parte, un pequeño número de grandes y medianas unidades productivas, modernas, con acceso al financiamiento y a tecnologías avanzadas; por otra parte tenemos un aproximado de 29 mil ejidos y comunidades agrarias, que agrupan a más de 3.5 millones de ejidatarios, que producen maíz u otros granos básicos, en muchos casos para autoconsumo y que se encuentren en condiciones de pobreza, miseria extrema y minifundio; en estas condiciones sobreviven aproximadamente 5 millones de familias que constituyen poco más de 25 por ciento de la población del país", asegura.

El diputado perredista lamentó que la actual política de desarrollo rural parece ser la de apoyar exclusivamente a las grandes empresas agropecuarias y agroindustriales, nacionales o extranjeras. De seguir así las cosas, advirtió, es preciso prepararse para lo que vendrá; y debido a que la población del campo está al borde de la ruina y la desesperación, no es difícil pronosticar que el campo mexicano sera escenario en los próximos años de graves conflictos sociales.

El vicepresidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados mencionó que en 1994 México importó poco más de 3 millones de toneladas de maíz, y en 1996 alcanzó la cifra récord de 6.3 millones de toneladas. De 1998 a 2000 se han importado en promedio 5.2 millones de toneladas de ese grano.