Al borde de la quiebra, subraya el impacto del retraso de las licitaciones públicas
El nuevo entorno político, clave en la caída de la industria de la construcción, según Giconsa
Señala la competencia extranjera como otro de los factores que impidieron el despegue
Debido a la crisis la empresa se vio obligada a recortar 70 por ciento de su personal
VICTOR CARDOSO Y JUAN ANTONIO ZUÑIGA
Imposibilitado de cumplir sus compromisos financieros por falta de liquidez, el Grupo Iconsa (Giconsa), una de las empresas constructoras nacionales de mayor antigüedad, que llegó a ser catalogada entre las diez más grandes del país, argumentó la falta de licitaciones públicas, la competencia extranjera y el cambio de gobierno, como elementos clave de la crisis en que se encuentra sumida la industria de la construcción y que ya provocó en este consorcio, y antes en Tribasa, severos problemas económicos que las tienen al borde de la quiebra.
Giconsa, que apenas el pasado lunes anunció su determinación de acogerse a la Ley de Procesos Mercantiles para llevar a cabo una restructuración financiera ordenada desde 2000, alertaba: "la industria de la construcción no ha despegado, la situación económica de Estados Unidos y la aprobación por parte del Congreso de la Unión de la iniciativa fiscal enviada por el Ejecutivo han mantenido en recesión insostenible a este sector".
Tan severas fueron las repercusiones del nuevo entorno con la competencia extranjera y el retraso de licitaciones públicas, que el último informe del director enviado al mercado de valores dio cuenta de que en enero de 2002 la empresa tuvo necesidad de realizar un recorte de 70 por ciento de su personal con el objetivo de reducir gastos.
Esta decisión significó que de 2 mil 133 trabajadores con que contaba la constructora hasta diciembre del año pasado, salieron mil 493 y sólo se mantuvo una plantilla compuesta por 640 empleados.
Además de la deuda contratada con bancos, la cual asciende a casi 283 millones de pesos (casi 60 por ciento del total de sus pasivos), Giconsa ha enfrentado la cancelación de contratos de obra sin haber alcanzado a generar los recursos suficientes para cubrir sus compromisos financieros y fiscales.
Tan sólo al fisco adeuda 35.3 millones de pesos, aproximadamente. La falta de ingresos obligó a la empresa a incrementar su deuda con el gobierno y esa cifra se elevó en casi 20 por ciento entre 2000 y 2001. De acuerdo con estados financieros auditados, durante el año pasado "la operación de las obras no generó margen suficiente que permitiera absorber los gastos de operación, financieros y de impuestos".
Sin acuerdos de restructuración con sus acreedores y prácticamente agotadas las facilidades fiscales para su recapitalización, Giconsa se ha visto obligada a reducir tanto su estructura corporativa como el capital que la sustenta. De tal manera que el capital contable de la empresa se ubicó al cierre de 2001 en casi 41.3 millones de pesos, casi 24 por ciento menor al que tuvo un año antes.
Parte de su debilitamiento es adjudicado a siete años continuos de contracción en la industria de la construcción, los cuales se sintetizan ahora en los siguientes factores: "la desaceleración que presenta la economía en su conjunto; la incertidumbre sobre el comportamiento del mercado, que hace suspender proyectos de inversión, y la austeridad en el presupuesto de inversión física por parte de los gobiernos federal, estatales y municipales".
Documentos del corporativo, integrado por ocho empresas subsidiarias directas y seis indirectas (subsidiarias de subsidiarias), asientan: "en consecuencia se registraron reducciones en obras de edificación de vivienda, edificios para oficinas, industrias, comercios, hospitales y clínicas; en las obras relativas a electricidad y comunicaciones, sobre todo en instalaciones telefónicas y telegráficas; líneas de transmisión y distribución de energía y en aquellas relacionadas con autopistas, carreteras, caminos, vías férreas, de urbanización y vialidad, fluviales y aeropistas".
En el retraso de las obras ha tenido que ver el cambio de personal en el sector público. "La incorporación de nuevos funcionarios en las instituciones gubernamentales, entre otros, ha provocado que este sector se haya rezagado y muestre signos de estancamiento total y absoluto", diagnosticó la empresa.
En su ya larga historia, conformada durante más de medio siglo de existencia y durante tiempos de bonanza, Giconsa ha participado en la planeación y construcción de la central de abastos de la ciudad de México, la más grande de América Latina; en la reconstrucción de la capital del país después de los sismos de 1985, y cobró auge como contratista de los concesionarios de autopistas durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.
También cuenta entre sus obras la remodelación del Centro Histórico y particularmente de Palacio Nacional, así como del edificio sede de la Secretaría de Educación Pública (SEP), dependencia a la que mantiene demandada desde abril de 1994 por adeudos que ascienden a 127 millones de pesos "por concepto de trabajos realizados, la remodelación de su edificio, así como reclamaciones, escalaciones e intereses".