Elena Poniatowska
Católicas por el derecho a decidir/ I
Para otorgar el décimo premio Sergio Méndez Arceo 2002 a quien destaque en el compromiso y defensa de los derechos humanos y en la lucha por la democracia, a principios de año nos pasaron en la sede de la ex Cocopa (Casa de la Solidaridad), en la calle Patricio Sanz, unas hojas pidiéndonos que votáramos por candidatos y ni corta ni perezosa voté por los periodistas Jim Cason y David Brooks, corresponsales de La Jornada, por su notable actitud ante los conflictos sociales y su escritura lúcida, honesta e imparcial.
Otros candidatos eran el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, la Coordinadora Diocesana de Mujeres de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas; Digna Ochoa y Martha Baltasar Aguirre, joven indígena popoloca que promueve programas en grupos juveniles para defender los derechos humanos; fray Mauricio Hardie Beuchot, doctor en filosofía; Adriana Carmona, defensora de derechos humanos; Esther Chávez, quien trabaja en Ciudad Juárez para impedir que continúe la atroz violencia en contra de las mujeres, y la hermana Leticia Gutiérrez, de la Congregación de las Madres Auxiliadoras. En total 10 posibles ganadores.
Las triunfadoras resultaron ser Católicas por el derecho a decidir, grupo que dirige María Consuelo Mejía. Mi alegría fue doble, primero porque se trata de una asociación que nos convence a muchos por inteligente, progresista y porque le da voz a muchos hombres y mujeres (sobre todo a estas últimas) y, segundo, porque María Consuelo y María del Pilar Sánchez son amigas leales y fervorosas. Este premio se les entrega hoy y lo reciben 42 mujeres que desde agosto de 1994 trabajan para ser una voz alternativa dentro de la Iglesia católica. A pesar de la resistencia vaticana, la persecución y el reproche de Juan Pablo II, Católicas por el derecho a decidir sigue la teología de la liberación y la enriquece con la mirada de la teología feminista.
Habla María del Pilar Sánchez, coordinadora de relaciones interinstitucionales: ''Dentro de este contexto de gran escándalo para nuestra Iglesia, recibir el premio nos compromete a seguir trabajando en la defensa de los derechos humanos al interior de la misma. La posibilidad de discernir, disentir y discrepar es un ejercicio constante de nuestra conciencia que es como un centro ético de prácticas que nos convierten a todos, hombres y mujeres, niños y niñas, jóvenes, adultas y ancianas en protagonistas de nuestra propia historia en la toma de decisiones.
-ƑCómo ves tú, Pilar, el enorme escándalo del padre Marcial Maciel, fundador y director general de los Legionarios de Cristo?
-Lo veo como un acto de congruencia y de ética por parte de los medios de comunicación; Carmen Aristegui y Javier Solórzano rescatan de la amnesia histórica este caso que hace cinco años nos cimbró profundamente y nos asombró por el silencio que siguió al escándalo. Canal 40 denunció con testigos, nombres, apellidos y pruebas contundentes al sacerdote que durante siete años abusó de niños y adolescentes de manera impune. Ese canal tuvo que replegarse al confrontar el silencio, la imposición y control de los patrocinadores que prohibieron la continuación del programa y obligaron al carpetazo.
-ƑPor qué esperan los ofendidos más de 20 años para acusar a Marcial Maciel?
-Creo que la denuncia no es tardía. La violación, el incesto o el abuso sexual son dramas que convierten a quienes lo padecen en víctimas de la culpa.
-ƑPor qué se sienten culpables, si son los agredidos?
-Precisamente por el poder simbólico de lo sagrado en el agresor. Recuerda que es un sacerdote, el representante de Dios y en el caso de Maciel, el iniciador de un movimiento que trata de rescatar el sueño de Dios. Esto ahoga cualquier impulso de denuncia y debemos comprender que el trauma es muy grande e inhibe a la víctima, quien está segura de que nadie le va a creer. Por eso mismo, ante esta realidad que desnuda y evidencia el doble código de ética, creo que la jerarquía de la Iglesia debería replantearse su concepción de la sexualidad y las condiciones de obligatoriedad del celibato.
-ƑEsto quiere decir que el celibato no es sano?
-Si partimos de la idea de la dualidad que persiste hasta nuestros días de que el cuerpo es la prisión del alma o del intelecto, hay una ruptura que nos convierte en mujeres y hombres rotos que para sentirnos santos tenemos que renunciar a la dinámica del cuerpo que pide caricias, ternura, sueños, fantasías, sensualidad, goce, felicidad, placer y erotismo. Cuando esta prohibición no se asume íntegramente, no hay convicción ni congruencia en permanecer en un honesto celibato y por ello el camino más ético es hacer opcional el compromiso.
-Entonces, si Maciel tuviera un verdadero compromiso consigo mismo y con la Iglesia, Ƒqué debería hacer?
-Sería fantástico que pudiera asumir sus errores y malas acciones, y para no perjudicar a su congregación ni a la vida de fe de las y de los creyentes, renunciara. Esa sería la mejor práctica evangélica, no escandalizar y esconderse bajo la tutela papal porque la violación es un delito que debe castigarse no de acuerdo con las leyes de Dios (como escuché decir a algunos obispos), sino como dice el cardenal Norberto Rivera Carrera: ''Hay que denunciar y castigar como delincuentes según la ley civil a los violadores, sean o no sacerdotes".
-ƑCuál ha sido para Católicas por el derecho a decidir las consecuencias de su defensa del derecho a la opción sexual, es decir, su petición de incluir a homosexuales y lesbianas en nuestra Iglesia católica para no ser condenados y estigmatizados?
-Nos han perseguido y nos han acusado en primera instancia de ser anticatólicas, porque la disensión siempre enoja y molesta. Nos han aislado y señalado de ''diabólicas" y esto en lo personal nos aísla y excluye. Sin embargo, creo sinceramente que hay millones de mujeres en México, en América Latina y en Europa que se han rencontrado con el concepto evangélico (no solo las lesbianas y los homosexuales, sino las divorciadas, las madres solteras, las viudas alegres, las trabajadoras sexuales) y han sentido que son Iglesia y que la misericordia y el corazón amoroso de Dios alimenta su libertad de conciencia.
-Apoyar el derecho a decidir hasta llegar a la consecuencia del aborto, Ƒno les ha causado un gran rechazo social y religioso?
-Sí, pero no lo hemos sentido en la práctica sino en el griterío ideológico del magisterio y de la postura oficial de la Iglesia y de los grupos polarizados que todavía conservan el centralismo vertical religioso en la toma de decisiones anulando la voz de su conciencia.
-ƑLos consideras retrógrados?
-No retoman las reflexiones teológicas contemporáneas sobre el tema de la sexualidad y la implicación evangélica de convertir machismo y misoginia en actitud incluyente y compasiva con las y los diferentes. Por eso este premio nos fortalece para seguir haciendo propuestas concretas que cambien la convivencia y permitan armonizarla dentro de una Iglesia dialogante que escuche y no juzgue, como la mirada que tuvo Jesús y tienen todas las espiritualidades que piensan que la conciencia, la liberación interior, la disminución del ego y de la arrogancia deberían ser los puntales de la Iglesia católica.