Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 20 de abril de 2002
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Espectáculos
JAZZ

Antonio Malacara

Cynthya Snell

DE 10 AÑOS a la fecha, la escena del jazz en México ha sido asaltada y fortalecida como nunca por el dinamismo de una generación tan talentosa como persistente. En apariencia infatigables, estos nuevos músicos han asimilado las diferentes vertientes de la historia para conformar su propia versión de los hechos, para recrear o reafirmar el sonido, pero sobre todo, para dar continuidad a la labor artística de una pléyade de jazzistas mexicanos que deambularon por el siglo XX sin alcanzar el reconocimiento que su capacidad y su ingenio merecían.

PERO DEJEMOS A un lado la triste solemnidad de esta infamia y pasemos mejor al placentero quehacer musical de Cynthya Snell, joven vocalista, arreglista y compositora que ilustra a la perfección el renovado impulso que ha adquirido nuestro jazz.

ORIUNDA DE LA ciudad de México (el apellido se remonta a un bisabuelo inglés), Cynthya creció en las latitudes de la colonia Moctezuma y desde los 15 años empezó a cantar profesionalmente. Después de la prepa estudió canto clásico en la Escuela Superior de Música, pero siete años después, en 1999, decidió tomar a la síncopa por los cuernos y se inscribió en la licenciatura en jazz que, como ya sabemos, sólo se imparte en esta misma escuela del INBA.

ACTUALMENTE, A PUNTO de terminar una carrera de canto y scat en calidad de sobresaliente (avalado esto por la cátedra de Verónica Ituarte), el nombre de Cynthya Snell figura ya en el medio jazzístico nacional. Invariablemente, su voz aparece determinante y fresca, profunda, flotando con la misma intensidad entre graves y agudos, con el desenfado que le dan las tablas, con la solidez que le da la técnica; su fraseo, a veces sereno, a veces apasionado, termina envolviéndote de manera inevitable.

TODOS LOS MIERCOLES, la joven cantante sube al escenario del bar Blu con un programa que va de los estándares clásicos a sus propias composiciones, girando estas últimas alrededor de un scat multifacético, que lo mismo abreva en la fragancia del swing y las insinuaciones de la bossa nova (Soñando y A new baby) o va a estallar en los intrincados compases de Sitro o la espesura bebopera y free de Lluvia dorada.

AL MOMENTO DE arribar a los covers, Cynthya no se queda en la superficie de las melodías, sino que las digiere, las disfruta, las hace suyas. Destaca su interpretación y arreglo a In a sentimental mood (uno de los temas preferidos de Héctor Infanzón), pero sobre todo nos llamó la atención su versión de la multirrecurrente Aguas de marzo, pues hasta ahora no la habíamos escuchado en una voz sin pretensiones de emular el estilo de Elis Regina, y esto, vamos, es ya todo un hallazgo.

FINALMENTE, Y POR si todo lo anterior no fuese suficiente, Cynthya Snell se hace acompañar por tres excelentes músicos que complementan inmejorablemente la propuesta: ahí (en el Blu) está el contrabajo de Israel Cupich, quien ha tocado con el Cuarteto Mexicano de Jazz y Pablo Wong; la batería de Giovanni Figueroa, sorprendente chavillo que ha acompañado a Verónica Ituarte y a Juan Alzate; y el portentoso piano del maestro Mario Patrón (el hijo, obviamente), quien ahora divide su tiempo entre las redentoras canciones de Yuri y la mágica presencia de Cynthya.

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