El inmueble de la colonia del Periodista también
alberga el centro de investigación de la mujer
Se cumplió el sueño de Benita Galeana;
ahora su casa ya funciona como museo
Habrá actividades culturales y exposiciones itinerantes
y permanentes, explica la directora del recinto La biblioteca especializada
en temas de género tiene un acervo de mil 345 títulos
AMALIA RIVERA
El 17 de abril se cumplieron siete años de la muerte
de Benita Galeana, "la militante de la dignidad humana", como la llamó
Juan de la Cabada, su compañero de lucha y de prisión en
los difíciles años de clandestinidad del Partido Comunista
Mexicano, allá en los treinta y los cuarenta, cuando el proletariado
no tenía nada que perder y sí un mundo por ganar.
Si
bien la efémeride pasó desapercibida en los medios, sus vecinos
de la colonia del Periodista no la olvidaron y asistieron puntuales a ver
concretado un deseo que Benita no se cansó de expresar en los últimos
años de su vida: "Quiero que esta casa sea un museo para el pueblo".
Y así, remozada, pintada de negro y amarillo, dividida
en áreas de exposición y biblioteca, funciona desde ahora
la Casa Museo y Centro de Investigación de la Mujer y las Luchas
Sociales Benita Galeana, en la calle Sutano 11, donde habitara desde la
década de los cuarenta y hasta su muerte.
Tras su deceso, el inmueble se mantuvo cerrado cinco años,
suficientes para que se echara a perder la ropa típica, rebozos,
blusas bordadas por manos indígenas y los trajes de tehuana que
vestía Benita presumiendo de que los "usó mucho antes que
Frida Kahlo".
Tras la insistencia durante años del Consejo Consultivo
Benita Galeana, finalmente fue inaugurada como museo el 8 de junio de 2000,
durante la gestión de Rosario Robles en el Gobierno del Distrito
Federal. Sin embargo, no se desarrolló ninguna actividad y la casa
continuó en el abandono. Finalmente, la delegación Benito
Juárez retomó el proyecto que puso en manos de María
de Jesús Real García Figueroa, hoy su entusiasta directora.
"No sólo habrá cambios en la parte cosmética
?indicó Héctor Sánchez Amar, director de Educación
y Cultura de la delegación, quien inauguró el recinto?, sino
que habrá actividades culturales, exposiciones itinerantes y permanentes".
Real García explicó que la biblioteca y
el centro de documentación con los libros personales de Benita Galeana
y de Mario Gil, enriquecido con donaciones sobre el tema de género,
hacen un acervo de mil 345 títulos divididos en socialismo, mujeres,
movimientos sociales, lucha ferrocarrilera, literatura, arte, historia
universal, marxismo, etcétera, que están a disposición
de quien los solicite para consulta.
La casa fue reinagurada con una exposición fotográfica
de Benita que la muestra en 18 tomas en su esplendorosa belleza y juventud,
así como en diversas etapas de su fructífera vida, incluso
bailando en su 88 cumpleaños; la galería permanente contiene
óleos, acuarelas y grabados que inspirara a artistas como Oscar
Ramírez Marzok, Juan Viguri y Luis Garzón, entre otros. Asimismo
se proyectó el video Benita Galena, biografía de la
luchadora social, amenizado con sus dichos y la sabiduría popular
tan de Benita en voz de María Rojo. Así narra episodios de
su intensa vida, como cuando donó durante la expropiación
petrolera "unos aretes preciosos con la imagen de Lenin", o cuando llevó
a un jovencito al Partido Comunista, que no era otro que José Revueltas,
"quien se moría por obtener su carné".
Benita se reconocía orgullosa descendiente del
caudillo insurgente Hermenegildo Galeana: "fui la única de mi familia
con una gotita de su sangre que me dio el valor para luchar", y cómo
no, si cuando, según decía, "se le trepaba lo Galeana a la
cabeza", un policía era insuficiente para conducirla a la cárcel...
"Claro que eran otros tiempos ?solía aclarar a sus 90 años,
ya con sus trenzas blancas y unos enormes anteojos negros?, en ese entonces
los polícías eran decentes. Ya que me alcanzaban, después
de la corretiza, me tomaban del brazo con suavidad, ¡no me puedo
imaginar cómo me iría hoy!"
Nacida en 1907, en San Jerónimo, Guerrero, llegó
descalza a la ciudad de México, trabajó como sirvienta y
más tarde como fichera en el cabaret El Viejo Jalisco, "pero nunca
me fui con ningún hombre", aclaraba siempre con la frente muy en
alto. Ahí conocería a Manuel Rodríguez, quien la reclutó
al Partido Comunista, y a partir de entonces comenzó su crecimiento.
Las 58 veces que fue arrestada por el gobierno mexicano sólo refrendaron
su convicción de la justeza de la lucha popular. Aprendió
a leer y escribir a los 29 años; tiempo después escribió
sus Memorias (1940), un libro de cuentos El peso mocho (1979)
y Actos vividos (1990), además de descollar como luchadora
social en la causa de los pobres y de las mujeres. Jamás claudicó
de su ideología comunista, ni siquiera cuando después de
la caída del Muro de Berlín y la debacle de la URSS tantos
se arrepintieron.
"Si el partido la hubiese apoyado más -han señalado
algunos de sus biógrafos-, seguramente habría alcanzado la
altura internacional de una Pasionaria".
Siete años después de su muerte, la militante
de la dignidad humana, la Pasionaria mexicana, hoy tiene su sueño
cumplido: una casa museo para el pueblo.