Concluyó el coloquio dedicado al narrador;
se analizó la literatura en el siglo XXI
Hay que crear una zona de libertad: Fuentes
Los conferenciantes alertaron en la última seión
que el mercado libresco dictará las normas de la escritura
CESAR GÜEMES ENVIADO
Providence, Rhode Island, 20 de abril. Mientras
Carlos Fuentes volaba este sábado hacia Wilmington, Delaware, con
la finalidad de recibir uno de los Common Wealth Awards, aquí se
dejó sentir a lo largo de al menos 20 segundos un temblor que atravesó
gran parte de la costa este estadunidense con una intensidad de 5.1 grados
según la escala de Richter. Y si bien no se reportaron daños,
la muy apacible ciudad de Providence comenzó a funcionar antes de
lo usual.
El coloquio Geografías de Carlos Fuentes, por su
parte, llegó a su fin la tarde de hoy, luego de que se ofreciera
la última sesión plenaria en la que participaron Gonzalo
Celorio, Héctor Aguilar Camín, Noe Jitrik, Saúl Yurkievich,
Sealtiel Alatriste, Fernando R. Lafuente, Ricardo Gutiérrez-Mouat,
Beatriz Pastor y el propio Carlos Fuentes.
Dentro de las muy diversas posturas respecto de lo que
ocurrirá en el siglo XXI con la literatura escrita en castellano
destaca el hecho de que es el mercado libresco el que dictará en
buena medida las normas de la escritura, de las cuales, desde luego, habrá
que apartarse tanto como sea posible. Uno más de los puntos tratados
en la mesa es el de la poesía en la prosa, tal como lo mencionó
Yurkievich, la prosa sin poesía es puro cuento. Pleno, tan en forma
como si el congreso hubiera empezado minutos antes y no hace cinco días,
Carlos Fuentes cerró el encuentro no sin antes dedicárselo
a quien, dijo, tenía todo el mérito de conseguir organizar
un maratón de ponencias y mesas redondas como el que aquí
tuvo lugar, al escritor y catedrático Julio Ortega.
En cuanto a su postura sobre lo que la creación
escrita es, Fuentes apuntó que es preciso "utilizar el lenguaje
fuera de los conventos ideológicos, fuera de los claustros prestablecidos
por las buenas costumbres. Salir de los conventos a través de la
literatura y oponerle una especie de muro de contención a todo lo
que nos rodea y que se llama engaño, manipulaciones. Hay que crear
una zona de libertad. No en balde los totalitarismos inmediatamente atacan
la literatura, expulsan a los escritores, los matan o queman los libros.
Eso es una manera de indicar que la literatura misma, no por su orientación
ideológica sino por el compromiso con ella misma es una forma de
liberación".
Las otras mesas que cerraron el encuentro este sábado
fueron Entre México y Buenos Aires, Viajeros imperiales, España
en América, Lima entre París y Madrid, Las políticas
del mercado, La actualidad comparativa, Héroes y antihéroes,
Después de Macondo, Hermeneúticas: el sujeto y el habla,
Agencias del deseo y El acto de contar: narraciones.
Y mientras aquí caía el telón, se
levantaba en Queens, en donde, como informó Fuentes a La Jornada,
se estrenó la temporada de El tuerto es rey, en el Thalia
Spanish Theatre bajo la dirección de Angel Gil y en el reparto Soledad
López y Leo Vilar.
Julio Ortega: en Brown, vocación por la novedad
CESAR GÜEMES ENVIADO
Providence, Rhode Island, 20 de abril. Julio
Ortega, escritor peruano, con tres décadas de impartir clase en
universidades de Estados Unidos, cuenta con 14 años de desempeño
docente en la Universidad de Brown, y actualmente está a cargo del
Departamento de Estudios Hispánicos. Es él quien organizó,
junto con Raúl Padilla, por parte de la Universidad de Guadalajara,
el coloquio Geografías de Carlos Fuentes, que se inició la
noche del pasado miércoles. Además de la gran cantidad de
especialistas invitados al encuentro, es claro que en Brown existe un enorme
interés por la literatura originalmente escrita en castellano.
Explica Julio Ortega para La Jornada: "Es la literatura
de preferencia número uno entre los estudiantes estadunidenses.
Lo que pasa es que ellos vienen de la secundaria con un buen nivel de español
y con varias lecturas ya hechas. Un estudiante menor de edad ha leído
ya cuando llega a la universidad títulos complejos como Cien
años de soledad y varias novelas de Fuentes, más los
libros de Borges y Cortázar.
"Lamentablemente eso no pasa en nuestros países.
Allá a esa edad no se conoce casi nada de nuestra riqueza literaria.
En América Latina la idea es que los estudios deben ser sobre los
clásicos o los autores canónicos. Cuando yo era estudiante
no se podía mencionar en clase a un autor vivo porque se consideraba
que su obra podía cambiar y que entonces no era serio nada de lo
que se dijese al respecto. En Brown en ocasiones pasamos al extremo contrario:
estudiamos lo último que está en las librerías, las
novedades más recientes e incluso las tendencias de la literatura.
Tenemos una vocación por la novedad".
Pese a esa diferencia, Ortega mantiene una interesante
tesis sobre esta forma de entender la literatura en nuestros países:
"Lo que ocurre es que en Latinoamérica la cultura es el bien más
seguro con el que contamos, ya sea en cuanto a valores, estímulos
o creatividad. En cambio en el mundo político y social lo que pasa
en América Latina se ha vuelto casi ilegible. Es curioso, hay más
auge en los estudios literarios que en la ciencia política o la
economía. En las ciencias sociales la documentación en que
podrían basarse esos estudios no es segura, no sabemos, por ejemplo,
cuántos migrantes vienen cada año a Estados Unidos. Ya las
estadísticas no funcionan. Es interesante que hasta el golpe de
Estado que ha habido contra el presidente Chávez, en Venezuela,
no es de fácil lectura porque ni siquiera es seguro que fuese un
golpe de Estado o un autogolpe que Chávez escenificó para
tener más legitimidad.
"La interpretación de la realidad social en nuestros
países ha llegado simplemente al absurdo: nada es seguro, vivimos
en una realidad que todos los días se contradice. Por eso es que
los centros de estudios latinoamericanos en Estados Unidos han disminuido
su intensidad. Y como las disciplinas funcionan con objetos seguros de
análisis, lo más seguro es estudiar literatura".