Carlos Fazio
Comando Norte
a semana pasada el Pentágono creó un comando militar Lpara "defender" América del Norte. El denominado Comando Norte (Northcom) será responsable de la defensa interna de Estados Unidos ante las "nuevas amenazas" surgidas de enemigos no convencionales. Pero además del territorio continental de Estados Unidos y Alaska, su proyección abarca Canadá, México, porciones del Caribe (Cuba incluida) y las aguas contiguas en los océanos Atlántico y Pacífico, hasta un mínimo de 500 millas. Es decir, México fue incluido como zona geográfica dentro de las estructuras del nuevo comando regional de las fuerzas armadas estadunidenses.
El embajador Jeffrey Davidow y el jefe del Estado Mayor, general Richard B. Myers, afirmaron que las fuerzas armadas mexicanas no quedarán subordinadas al mando del Pentágono. El Comando Norte facilitará los nexos "militar a militar", sin que implique ningún tipo de sometimiento. Simplemente, dijeron, servirá para hacer más eficiente la "cooperación para la seguridad" (venta de equipo, entrenamiento castrense) y la "coordinación militar". El famoso "tercer vínculo".
Tanta diplomacia abruma. Pero hay algunos cabos sueltos. Según el ex jefe del Comando Sur, general Barry McCaffrey, el proyecto había sido postergado varias veces antes de los sucesos del 11 de septiembre, debido a la "sensibilidad nacionalista" de México. Tal información fue ratificada por una fuente inobjetable: el vicecanciller de Tlatelolco, Enrique Berruga, quien dijo: "Pedimos (al gobierno de George W. Bush) que lo manejara con cuidado" - el lanzamiento del Comando Norte, claro.
Dados los supuestos beneficios que el "escudo defensivo" estadunidense entraña ante la "amenaza terrorista", y al total alineamiento del dúo Fox-Castañeda con la Casa Blanca, Ƒqué razón había para que México pidiera a Washington "que se cuidaran las formas?" A su vez, el 18 de abril, cuando el general Myers definía en Washington los alcances "administrativos" del Comando Norte, la Secretaría de la Defensa afirmaba aquí que el plan no implica "ningún compromiso operativo o doctrinario para México, ni la integración de fuerzas combinadas o realizar operaciones militares en otros territorios". Todo en orden, pues.
Bien, pero veamos. A propósito del "tercer vínculo" cabe recordar que la dependencia militar de los ejércitos del área hacia el Pentágono se ha dado históricamente de tres maneras: por las reuniones de jefes militares, por los programas de ayuda militar o venta de armas, y por el entrenamiento de oficiales en las escuelas militares de Estados Unidos. Eso incluye, por supuesto, ideología y doctrina. A juzgar por los antecedentes, el Northcom será la plataforma privilegiada para penetrar y alinear a las fuerzas armadas mexicanas.
Pero ubiquemos el problema en su contexto. La creación del Comando Norte responde a la globalización de la Doctrina Monroe, que intenta mantener a toda costa la hegemonía de Estados Unidos en el mundo. Como tal, y junto con los restantes comandos del Pentágono, forma parte de la política expansionista, imperial, de un Estado-nación determinado, en beneficio de las cúpulas de las corporaciones multinacionales con casa matriz en Estados Unidos. Lo cual remite al concepto geopolítico de nación: la nación es una sola voluntad, un solo proyecto; es voluntad de ocupación y de dominación del espacio. Ese proyecto supone poder. La nación como un poder que impone su proyecto a los otros. A partir de ese punto, todos los conflictos sociales y los problemas de política interna desaparecen. Todo se hace extremadamente simple, la política exterior lo absorbe todo.
La propaganda maniquea que invade el discurso de la Casa Blanca, sustentada en "la defensa del territorio patrio" -con base en las dicotomías "amigo-enemigo", "mundo libre-terrorismo"-, parece marcar un retorno a las expresiones más duras de la Doctrina de Seguridad Nacional, parte esencial de una cultura imperial que borra la frontera entre la guerra y la diplomacia. Hoy, dentro de Estados Unidos, la llamada Ley Patriótica supone una militarización de la sociedad. En el plano externo, su proyección espacial entraña graves riesgos para la soberanía de los países que caen bajo el área geográfica del Northcom, México en particular. El Comando Norte tiene alcance geopolítico. Su proyección espacial tiene que ver con la geografía, la política, la economía capitalista (en cuanto a su funcionalidad para la extracción de plusvalía) y lo militar. Forma parte de una estrategia que remite a la idea de "espacio vital", con sus reminiscencias pangermanistas (el Estado como organismo en crecimiento), hitlerianas. Tiene que ver con fronteras inteligentes, presiones raciales, económicas y poblacionales.
Como definió el sueco Rudolf Kjellen en 1916: "los estados están sujetos a la ley del crecimiento". Los estados vigorosos que cuentan con un espacio limitado obedecen a un "imperativo categórico" de extender su espacio, ya sea por la colonización, la anexión o la conquista. La geopolítica les reserva un destino manifiesto. Lacoste ha hablado de "la geografía de los militares y las empresas multinacionales".
Visto así, el Comando Norte es el componente militar de un proyecto global que incluye el Tratado de Libre Comercio, el Plan Puebla-Panamá y el ALCA, cuyo significado estratégico es la posesión y control del espacio geográfico como fuerza productiva, en el marco de la lucha interimperialista de Estados Unidos por retener la hegemonía mundial.