Hoy y mañana se presentará en el Flamingos Palace

Francisco Céspedes: las canciones deben estar en concordancia con lo que siento

ERNESTO MARQUEZ ESPECIAL

Francisco Céspedes se en-cuentra en los estudios de grabación dando los últimos toques a la que será su tercera producción discográfica, la cual contiene varias sorpresas: nuevos sonidos, letras reflexivas y la colaboración de grandes de la música como los pianistas Chucho Valdés, Gonzalo Ruvalcaba, el baterista Vinnie Colaiuta y el compositor Pablo Milanés.

Pancho, quien hoy viernes y mañana sábado se presenta en el Hotel Flamingos Palace (Av. Revolución 333, en Tacubaya), confiesa que su nuevo proyecto encierra "una música muy especial, diferente a lo que mis seguidores conocen, con variedad genérica, pero siempre desde una perspectiva sentimental".

Charlando mientras escuchamos algunos de los temas, el autor de Señora dice estar muy complacido con lo que está haciendo, pese a que en su compañía disquera le habían demostrado cierta inconformidad por que su segundo álbum, Dónde está la vida, no alcanzó los altos índices de ventas que tuvo el primero.

"Es curioso cómo se dieron las cosas, al grado de que me sentiera culpable de algo por lo que no debía estarlo. Empecé a tener problemas, a inventarme retos, a querer hacer temas verdaderamente exitosos... A mí me gusta componer, me gusta decir las cosas, pero no soy una máquina de hacer canciones. Ciertamente me cuesta mucho trabajo porque soy muy cuidadoso, y la canción que yo haga debe estar en concordancia con lo que siento. Afortunadamente superé ese trauma, y este disco es el resultado de la exhumación de esos fantasmas. Lo que van a escuchar es mi corazón, lo que soy y pienso... mucho de mi verdad."

A capela, y con desgarre intimista

Y lo que se escucha es una música inteligente, vigorosa que va del tango al son, del jazz al pop, de la voz a capela al desgarre intimista. Escuchamos canciones como No será una pena, de cierta cadencia caribeña ("eso no se niega"); Esa mirada, que es una balada romántica fiel al sello de casa; el funk de David Torrens, No pasa nada; la intensa Qué hacemos con la vida, tango apiazzolado, en el que interviene el bandoneonista argentino César Olguín y que le sirve a Céspedes para reflexionar sobre la soledad, esa que se da en medio de la gente, y Cómo hacer para empezar, bella melodía de Pablo Milanés, escrita especialmente para este disco.

Insiste Céspedes en que para lograr un impacto con sus canciones éstas deben ser de su completo agrado, ya que de su verdad viene la identificación del público. "Mi canción es bastante generosa y le llega al alma de la gente, y no porque sea pensada así; la canción me gusta a mí primero y luego trato que le guste a los demás ƑCómo le hago? Cantándola por todos los rincones. Acercándola a los oídos del escucha. Enamorándolos...

"Cada quien tiene su forma y ésta es la mía. A mí me gusta narrar lo que está sucediendo en la vida, aunque también están esas historias que te inventas de algo ajeno, pero que sientes que te puede pasar a ti.

"Y siempre estan ahí, como producto de la imaginación. Uno siempre debe tener esa percepción, aunque a veces se mimetiza en experiencias ajenas."

El amor y el desamor

La constante en su temática es el amor y el desamor; aun cuando en este proyecto se encuentran piezas con mucho ritmo, se vislumbra un dejo de nostalgia que Céspedes explica: "Con todas las renuncias, con todas las distancias es fácil comprenderlo. Pero es una nostalgia sana.

"Yo pienso que mi canción no tiene matices oscuros, que es un arte limpio, transparente, que le hace bien al alma en lo estético y ético; es un tipo de canción optimista que a pesar de cierta instrospección, de cierta cadencia melodramática, es alegre, llena de luz... No quiero pecar de inmodesto, pero lo que busco es hacer una obra artística que le sirva a la gente y que trascienda. Mi preocupación está centrada en esa idea y todos los días trabajo en ella afanosamente."

Le repito el comentario que me hiciera Omara Portuondo respecto de que en él está la continuidad de la corriente bolerística cubana, y exclama un tanto sorprendido: "šCoño!, qué compromiso... Bueno lo que pasa es que yo llevo el bolero dentro, pero siento que lo expreso de otra manera, un tanto disfrazado con el jazz y una manera de decir suave. Pero, hombre, qué honor es ese que me concede Omara".

Muchos le han llamado "poeta" y el no cree serlo. "Yo uso un lenguaje muy sencillo, del que me valgo para contar cosas del alma, historias que deben decirse de manera directa."

Pancho Cespedes, que ha escrito canciones para telenovelas, ha decidido no volver a hacerlo. "Si quieren alguna canción para telenovelas que las tomen de mis discos, se las regalo todas, Nunca más vuelvo a escribir por encargo."

A insinuación nuestra habla de un episodio enfandoso provocado por la televisión, en especial por el programa Ventaneando, de Patricia Chapoy. "Allí se dijo que yo estaba hundido en las drogas, que andaba tirado de borracho por las calles de Cancún y que había dejado de cumplir compromisos. Y no es que yo sea un santo, pero todo aquello fue un infundio construido con dolo por alguien a quien seguramente no le caigo bien. Lo dieron por cierto porque no respondí, y es que yo no soy de ese tipo de gente. No tengo por qué dar explicaciones, ni excusarme por algún tipo de comportamiento, máxime cuando no está apegado a la verdad. Por eso fue el silencio. Luego alguien me dijo que debería hablar, y lo hice. La prueba de que no estoy "acabando con mi vida por las drogas", ni que he dejado de trabajar es precisamente esto que ahora estás escuchando."

Pancho Céspedes ve con optimismo el porvenir. Tiene una hija, una esposa "y todo el mar Caribe y las noches estrelladas de Cancún" para no quejarse.