Esta vez no seremos buenas víctimas, advierten
Palestinos de Gaza se preparan para inminente invasión israelí
"Aquí se ha decidido nuestra historia desde hace 54 años"
En oficinas trabajan a marchas forzadas duplicando archivos
ROBERT FISK
"Ya vienen." Eso dice la mayoría de los habitantes de Gaza. "Vienen los israelíes." Pero las barricadas de arena son patéticas. Incluso a kilómetro y medio del "cruce seguro" de Erez, construido durante los primeros días del sueño guajiro de Oslo, lo mejor que las legiones de Arafat pueden hacer es levantar un muro de tierra y costales de arena de 4.5 metros de alto con una abertura de tres metros para que pasen los automóviles de la localidad... y los tanques Merkava de los israelíes cuando Ariel Sharon ordene la incursión.
Entre tanto los policías siguen haciendo señas para permitir que las carretas tiradas por burros pasen frente a los semáforos, y los guardias de la Autoridad Nacional Palesina dormitan sujetando sus rifles Kalashnikov en su caseta de lámina, listos para la segunda parte de la guerra al terror, de Ariel Sharon.
Lo extraño es que si el primer ministro israelí quisiera en verdad desmantelar la "red de terror" de la que tanto habla, Gaza -único lugar que el ejército de Tel Aviv no se ha atrevido aún a reocupar- debería haber sido quizá su primer objetivo. Porque aquí hay cantidad de milicianos palestinos que saben cómo destruir tanques de combate Merkava-3, que saben fabricar cohetes y morteros de corto alcance y que conocen, mejor que los combatientes refugiados de Jenin, los principios de las trampas explosivas. Como dijo ayer un poblador: "este lugar está alambrado".
Sin duda la gente se prepara para lo peor. Los bancos informan de retiros masivos. Los grupos de derechos humanos duplican sus archivos. Todo mundo sabe lo que ocurrió con los documentos computarizados de los ministerios palestinos en Ramallah, Nablus y Jenin; fueron robados por los soldados de ocupación porque, según las palabras imperecederas de un oficial israelí, "los documentos tienen un valor muy importante". Pero aquí es "Palestina". "Dicen que han copiado todos los papeles", señaló un trabajador occidental por los derechos humanos. "Pero no creo que hayan terminado de sacar discos compactos de todos los expedientes de nuestra oficina, y los archivos de papel son demasiado grandes para copiarlos ahora. En realidad todavía ni empiezan a hacer el trabajo."
Sin embargo, hay una sombría resolución de aceptar el futuro. Raja Sourani, abogado de derechos humanos, tiene una visión elocuente, aunque pesimista, de las semanas -o días- venideros, y no concibe muchas ilusiones. "Veo todo desierto, oscuro y sangriento, y que la sangre que se derramará será tanto israelí como palestina. Los palestinos ya no se comportarán como buenas víctimas. No tienen nada que perder. Los israelíes han abierto la caja de Pandora. Nunca en mi vida he sentido nuestra moral y determinación tan alta como ahora. Me siento muy orgulloso... y muerto de miedo."
Las mujeres ya "enterraron" sus joyas
Igual se sienten las mujeres de Gaza. Muchas han enterrado sus joyas en los jardines o patios. "Supimos lo que ocurrió a las de Ramallah, a quienes los soldados que se metieron en sus casas les robaron joyas por miles de dólares", dijo sin emoción una mujer casada, de edad mediana, en la ciudad de Gaza. "Un amigo mío de allá escondió miles de dólares en un jarrón lleno de arroz en la cocina, cuando los israelíes llegaron a apoderarse de su casa. Supuso que los militares lo pasarían por alto. Pero cuando regresó encontró el jarrón volcado y el dinero ya no estaba."
Los graffiti advierten de la reocupación. En un muro, el dibujo de una granada de mano, y el de una bomba alambrada en otro, predicen el destino que aguarda a los invasores. Los hogares en los que entré están llenos de comida, agua, ropa de cama y, en algunos casos, costales de arena. Esa tarde calurosa, mientras las olas lamían la playa de Gaza, unos cuantos botes de pescadores refulgían en el agua. Pero no hay gran rendimiento cuando los cortes de energía de cuatro horas -siempre sin previo aviso de la corrupta Autoridad Palestina- inutilizan los congeladores.
Como dijo un militante palestino -qué fácil es caer en estas caracterizaciones para no identificar a alguien que quizá pronto esté en una celda de la prisión-: un asalto israelí es "tan seguro como que lo veo a usted. Es cuestión de tiempo. No confío en los noticieros árabes", añadió. "Oigo las noticias de Tel Aviv en hebreo. Gaza marca la pauta; sin ella, los israelíes no pueden completar sus objetivos. Aquí es donde se ha decidido la historia palestina en los últimos 54 años."
Es verdad hasta cierto punto. El Consejo Nacional Palestino proclamó en Gaza la independencia palestina, el 1o. de octubre de 1948, adoptando para la nación la vieja bandera verde, blanca, negra y roja de la revolución árabe. Pero luego la franja de Gaza se convirtió en un barrio bajo, patio trasero de Egipto, mientras el alcalde de Hebrón entregaba la franja occidental a la monarquía jordana en una ceremonia realizada en Jericó. Si Gaza es el último jirón no ocupado de "Palestina", también es un basurero.
"Creo que todo depende de tres cosas", dijo Sourani: "de lo que ocurra en Washington, de qué tanto se involucren los europeos y de cuánto tarde en venir algún suceso en suelo israelí que les dé un pretexto para moverse. Conozco bien eso que llaman 'saqueo y vandalismo desenfrenado' en la franja occidental. No es nada nuevo para nosotros. Atendimos cientos de casos semejantes en el pasado y ganamos en los tribunales israelíes demandas por saqueo contra el ejército."
Sourani ha completado la duplicación de todos sus archivos. "Y cuando vengan los soldados, seguiremos trabajando aquí por los derechos humanos. No nos permitiremos sentir pánico o volvernos paranoicos. Aprendimos algo de la ocupación israelí en el pasado: a ser profesionales y estratégicos, y eso nos fortaleció los huesos."
Es muy probable que los días o semanas por venir pongan a prueba las palabras de Sourani.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya