Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 29 de abril de 2002
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Cultura
REPORTAJE

Estereotipos, charlatanes y pérdida de identidad amenazan a la danza regional

Una manifestación más allá de La bamba

En el Día Internacional de la Danza, especialistas reflexionan sobre la situación por la que atraviesan las danzas regionales. Coinciden en que el Estado tiene el deber de destinar recursos para recuperar los valores culturales que son parte de la identidad de México

ALEYDA AGUIRRE Y ANASELLA ACOSTA

La creación de un instituto nacional del folclor, que rescate y preserve la danza regional mexicana, así como el compromiso de bailarines para acercarse a centros de investigación, son algunas de las propuestas que plantean directores de grupos y ballets de esa manifestación artística.

Consideran que ante la creación de estereotipos -en los que El jarabe, El son de La Negra y La bamba son apenas una muestra de lo que constituye el amplio espectro de las danzas folclóricas mexicanas-, la proliferación de copias coreográficas que sólo persiguen el lucro y la globalización y el neoliberalismo que intentan ''uniformar a los pueblos'', es necesaria la participación de antropólogos, etnólogos, historiadores y musicólogos para enriquecer las coreografías.

La multiplicación de grupos de danza folclórica -suscitada en las últimas décadas del siglo XX- y la tardía labor de investigación en la materia ha derivado en la existencia de grupos ajenos a las raíces de los bailes regionales, los cuales han enfocado su actividad en el montaje de coreografías "trilladas", en menoscabo de los movimientos tradicionales.

Recobrar la pureza de los bailes es una misión "titánica" de investigadores, quienes mediante códices, literatura de la época, obras pictóricas, música, informantes y otros documentos históricos buscan acercarse a la ejecución original.

Los especialistas y los investigadores que se dedican a esa labor son pocos y se encuentran dispersos. Algunos de ellos están concentrados en el Centro Nacional de Investigación y Documentación de la Danza José Limón (Cenedi), del Instituto Nacional de Bellas Artes; en los grupos universitarios y en las diversas entidades; además, la mayoría hace esta tarea por iniciativa y con recursos propios.

Nieves Paniagua, directora de la Compañía Nacional de Danza Folclórica, manifiesta que es preciso un acercamiento entre grupos, instituciones e investigadores, a fin de que se oriente el talento mediante la incursión en la herencia ancestral y se preserven las diferencias de estilos.

La preocupación, señala, no es la abundancia de grupos de danza folclórica, sino la orientación y el cauce que tengan.

La ex directora de la Escuela Nacional de Danza Folclórica considera impostergable la creación de un instituto nacional del folclor que reúna a etnólogos, antropólogos, musicólogos e investigadores, y a toda la gente que quiere aprender a montar un espectáculo conservando las manifestaciones tradicionales.

Alan Stark, especialista en danzas coloniales, quien ha formado parte de la coordinación del Cenedi, señala que ''en México empezamos tarde la investigación'', porque la cultura nunca ha sido primordial y a ello se añaden los procesos históricos como la Revolución y la Independencia, durante los cuales los archivos estaban cerrados y se perdieron numerosos documentos a consecuencia de incendios e inundaciones; no obstante, asegura, en los últimos 20 años se ha avanzado mucho al respecto.

Durante 1920, rememora, se realizaron las llamadas misiones culturales, que entre otras actividades rescataron la música y las danzas costumbristas de las diversas regiones; un gran número de bailes que se han recobrado, gracias precisamente al trabajo que se hizo entonces, cuando José Vasconcelos fungió como jefe del Departamento de Bellas Artes.

En todos los países, lamentó, "se están perdiendo las danzas regionales", a consecuencia de la modernidad y de la globalización, además de que los esfuerzos individuales por preservar la tradición concluyen con la muerte de profesores y coreógrafos, porque actualmente "los jóvenes no están interesados" en mantener este tipo de arte.

Según el también representante de México en la Alianza Mundial de la Danza de las Américas, la defensa del folclor mexicano no debe estar supeditada a programas y apoyos gubernamentales, sino al deseo de que subsistan los hábitos mexicanos.

No obstante hay posturas divergentes con la anterior, como la del director del Ballet Folclórico Mexicano, Guillermo González Aranda, quien atribuye al Estado la obligación de otorgar recursos para recuperar los valores culturales que son parte de la identidad de México, sobre todo ante la globalización y el neoliberalismo, con los que se intenta "uniformar a los pueblos".

El trabajo de investigación, afirma, es algo complicado; requiere tiempo y recursos económicos, que la mayoría de las veces son solventados por los propios investigadores. En nuestro país, indica, son contadas las compañías que basan su trabajo en la búsqueda de datos con los que finalmente se tenga un acercamiento a la tradición dancística.

Nieves Paniagua destaca la importancia de conservar los orígenes de las danzas, pero también se refiere a la transformación que estas recreaciones sufren en el montaje de un espectáculo.

Comenta que hay danzas que ya no existen de forma pura, pero han sido rescatadas a partir de la imaginación y recreación de lo que se ve en las litografías, en los libros de la época colonial, y en la comunicación con artesanos y danzantes de los pueblos que mantienen viva la tradición.

La ex directora de la Academia Mexicana de la Danza menciona que los investigadores se enfrentan con un folclor en constante transformación como resultado de la adaptación a las necesidades de los pueblos. "Fue lo que vi hace cinco o diez años en Papantla con los indígenas: aunque mantienen la misma raíz se ha evolucionado". Por ello, explica, la pureza exigida por algunos suele ser relativa.

''Si nos dedicamos exclusivamente a conservar lo que existió haríamos documentos históricos, pero el trabajo escénico también depende de los objetivos del grupo. Si lo que se pretende es montar un espectáculo, se debe trabajar bajo las leyes del escenario, que conllevan las variantes espacio-tiempo, y con estas condiciones ofrecer una imagen de lo que pudo ser."

El folclor mexicano, anota González Aranda, es resultado de una amalgama cultural que se inicia con los aztecas y pasa por la Colonia, en la que intervienen las costumbres traídas de Europa, Africa y Estados Unidos. La ciudad de México, precisa, es la cuna del folclor, porque aquí convergieron todas esas influencias: "aquí se bailaron danzas aztecas, del virreinato y -en las pulquerías, como la de Los Pelos, Nanas y El Tío Aguirre, entre otras-, los sones y jarabes tradicionales".

Este año, adelantó, el ballet que dirige, el cual obtuvo tres becas del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, estrenará algunas coreografías para conmemorar 500 años de africanía en el país y con ellos recordar la influencia de los negros que llegaron en el periodo virreinal y los casi 6 millones que hicieron lo mismo a mediados del siglo XIX, trayendo su alegría, color y movimiento a estas tierras. 

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