Guillermo Almeyra
Argentina: Ƒnace el Frente Social Alternativo?
El paro del 29 de mayo decretado en Argentina por la Central de Trabajadores de Argentina (CTA) con el apoyo de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) tuvo un enorme éxito pero, sobre todo, una gran importancia política. En efecto, a pesar de haber sido resuelto por organizaciones sindicales fue mucho más que una movilización obrera, gremial. En primer lugar, porque la CTA no es la típica organización gremial corporativa sino que agrupa también a sectores que no pertenecen a ningún gremio o que, como los desocupados, no pertenecen ya a los mismos y, de este modo, se convierte en algo así como un sindicato de ciudadanos, como un centro sindical-político-social que va más allá del mundo laboral y agrupa contra el capital no sólo al trabajo sino también a los oprimidos.
En segundo lugar, porque en torno de los sindicatos de la CTA y la CCC -o sea, de la organización política y social tradicional de los trabajadores argentinos desde el peronismo de los años 40- se movilizaron las comisiones por los derechos humanos, las Madres de Plaza de Mayo, los comités estudiantiles, grupos de artistas, de vecinos, de desocupados, más el Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD), llamado popularmente piquetero.
En tercer lugar, porque la acción no tuvo por centro las empresas -salvo en las ocupadas y que trabajan bajo autogestión o se convirtieron en cooperativas- sino que ocupó el territorio y se adueñó del espacio público, sea mediante las marchas, las asambleas, los actos culturales en las calles y plazas, sea mediante los más de mil cortes de rutas, carreteras, calles, de una punta a la otra del país, desde Jujuy y la frontera con Bolivia hasta Río Gallegos en el extremo sur de la Patagonia.
La importancia política de esta movilización (que ratifica el éxito de la consulta organizada por el Frente Nacional contra la Pobreza antes del 19 de diciembre último, la cual, con sus 3 millones de votantes contra el gobierno, preanunciaba el estallido de esa fecha) reside en que las organizaciones sindicales combativas y clasistas aglutinan con su acción a vastos sectores populares, obreros, campesinos y de la clase media urbana, que tienen diversas orientaciones políticas y diversos niveles de organización y de conciencia.
Este hecho podría dar las bases para la convocatoria de un Cabildo Abierto Nacional por una Alternativa o de una Mesa de Discusión de Coincidencias en la lucha contra la política del capital financiero internacional y sus servidores argentinos. O sea, para buscar el modo de golpear juntos aunque se marche separados, de llegar a puntos programáticos comunes y a medidas aceptadas de común acuerdo. Porque en las condiciones argentinas, y con las tradiciones sindical-políticas del país habría que tratar de construir algo así como el Partido de los Trabajadores brasileño (en el cual coexisten diversas tendencias) o el Frente Amplio uruguayo (que es un pool de organizaciones políticas y sindicales).
La forma de contrarrestar el trabajo destructivo y sectario de los grupúsculos consiste precisamente en ampliar a la vez la base de masas de los movimientos y su nivel de politización y de democracia. O sea, en fomentar el pluralismo, la unidad en la diversidad y la decisión en elecciones primarias internas de los candidatos ad hoc ante la casi seguridad de elecciones presidenciales anticipadas o de renuncias de gobernadores, siempre con la aceptación por los mismos de la posibilidad de ser revocados por la mitad más uno de sus electores.
La creación de un Frente Social Alternativo (FSA) que dispute la decisión de las mayorías funcionando como movimiento-partido, con programa y propuestas únicos, cambiaría radicalmente el panorama político argentino. Ese FSA daría en efecto la base de masas para una política de corte radical con la política del capital financiero, ya que sin esa base masiva es imposible estatizar la banca, las empresas clave, no pagar la deuda, controlar las exportaciones agropecuarias, o sea, cualquiera de las medidas de fondo absolutamente indispensables pero que tropezarán con el sabotaje y la resistencia activa de los capitalistas y del poder imperialista. El FSA, además, tendría gran poder de atracción en el Cono Sur y en toda América Latina y, por lo tanto, favorecería la creación de condiciones para contrarrestar el bloqueo y la desestabilización activa a que recurriría Washington y para lograr acuerdos comerciales o de trueque con otros países.
Es indispensable, por lo tanto, apoyarse en la creación de facto, el 29 de mayo, del FSA para pasar a la convocatoria de una mesa de discusión de la acción común futura, en todos los terrenos, que acelere la crisis del gobierno y dé un centro a la rabia popular. Es hora de unir a todos los que luchan por preservar la independencia del país, la democracia y la posibilidad de su recuperación, cualesquiera sean sus creencias o sus posiciones políticas.
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