José Cueli
šQue no puede ser!
Eloy Cavazos en su larga deriva torera triunfalista, se disuelve tarde a tarde en su esencia. Nadie sabe cómo se orientó en esa vía, ni porqué continúa su despedirse rutinario como si no quisiera despedirse nunca. Cierto defecto de ser alguien, se le vuelva "algo", hasta perder el registro del alma, en la necesidad de seguir toreando, pues dejarlo de hacer sería esa muerte que vivió en el "otro", en sus tres mil o más toros estoqueados en su paso por los redondeles de todo el mundo.
ƑSerá el torear de Eloy Cavazos broma o verdad? Es evidente que su algarabía mexicanista lograba romper ese ritmo enervante de muerte en su torear que era rebrote de alegría pura, que no apareció este viernes en la corrida extraordinaria de la feria madrileña de San Isidro, alternando con Enrique Ponce y Miguel Abellán, en presencia del rey Juan Carlos y cartel de lujo. Al final, triste y solo, regresó al hotel en medio de sepulcral silencio. Atrás quedaron las tardes triunfales, los olés, las salidas a hombros con las orejas de los toros en las manos y los gritos de torero de multitudes enloquecidas. Este viernes un Eloy teatral, ventajista, desconfiado, sólo deseaba mágicamente ver de nuevo el aleteo orejista de los pañuelos en la plaza venteña, a sabiendas de que eso no podía ser šque no podría ser! Por que era imposible, que decía Rafael Gómez El Gallo las tardes de fracaso.
Y es que para Eloy, torear es terrible, pero dejar de torear es una desgracia. Pese a que torear es aislarse, buscar en la mirada de los toros ese vacío que muestra el propio vacío. Ese vacío poblado de fantasmas con el que se encontró Eloy, solo muy solo, en el centro del ruedo madrileño. Ni hablar, šEloy es personaje en el toreo!