Proyecto del artista Carlos Martínez
que se inscribe en el colectivo Agua-Wasser
Piedad entubada en lo que alguna vez fue un
río
Intervino con líneas verdes el muro de
contención de Viaducto, para simular un afluente
MERRY MAC MASTERS
¿Cuántas personas que a diario circulan
por el Viaducto tienen presente que éste alguna vez fue un río?
El proyecto Piedad entubada, del artista visual y de performance
César Martínez (ciudad de México, 1962), que consistió
en pintar los ocho kilómetros efectivos del tramo que se entubó
del Viaducto, pretende recordar, por medio de su "desenterramiento pictórico",
que en esa vialidad corría agua.
Esta
obra de arte urbano, que forma parte del proyecto de exposición
Agua-Wasser, organizada por el Instituto Goethe y la UNAM, y
que comprendió 14 intervenciones artísticas (diez de mexicanos
y cuatro de alemanes) en espacios públicos, también pretende
"resignificar" esa vía rápida y hacerla más agradable
en su circulación.
Para realizar este experimento de "ecología visual
amplificada", Martínez y un grupo de entre 10 y 15 personas -llegó
a haber 24- trabajaron desde el 17 de marzo hasta el 23 de mayo, y utilizaron
2 mil 888 litros de pintura esmalte base agua e igual cantidad de sellador
contra cal. El artista contó con un diseñador de producción,
Gustavo Barrientos, cuatro auxiliares y el artista visual Antonio Sáiz,
aunque la mayoría de las personas eran voluntarias.
A las 11 de la noche, de domingo a jueves, se reunían
en la planta de bombeo ubicada en la calle de Tonalá y lateral de
Viaducto. Cargaban el camión y a la medianoche cerraban el área
por pintar. El trabajo terminaba a las cuatro de la mañana. En promedio
avanzaban 250 metros por noche.
La mejor manera de ver Piedad entubada es recorrerlo
en coche desde su inicio, en la esquina de las calles de Dakota-Ohio-Chicago,
de la colonia Nápoles, unos cuantos metros antes de Insurgentes,
hasta toparse con Río Churubusco. Era esa la dirección en
que fluía el río. Lo que se desenvuelve sobre el cemento
gris es un "ritmo" de líneas en tono "verde agua turquesa", que
abstraen el movimiento del agua.
Martínez explica: "Al principio es un ritmo muy
uniforme, muy calculado, que después se va enloqueciendo. O sea,
el río se va desbordando". En dirección oriente-sur hay un
tramo de 800 metros que no se pintó, porque "el día que teníamos
coordinado el bloqueo llovió". Como es un tramo de alambrado, resultó
"innecesario".
Conforme avanza el diseño va habiendo "silencios":
"Esto es porque también la composición está fundamentada
en lo que podríamos llamar tonalidades musicales. Hay espacios donde
la pausa implica una modificación en el ritmo". Luego está
en negativo, con las líneas del color del cemento. Dan punto final
al proyecto el antifaz de Tláloc y el logotipo de Agua-Wasser.
En sentido contrario fueron pocos los tramos pintados, sólo para
balancear la composición.
Piedad entubada es de carácter efímero,
pues desaparecería con la construcción del segundo piso.
La no permanencia fue una de las "condicionantes" por parte del gobierno
local -con el cual hubo total coordinación- para que el proyecto
se hiciese, aunque para el entrevistado "hay que resignificar nuestro entorno
continuamente". Comex les dio la pintura y el sellador y un curso de capacitación
para aplicarlos, de manera que el proyecto no requerirá mantenimiento
en cinco años.
En
lo personal Martínez no ve "negativo" el aspecto efímero
porque, como en el caso de las ferias y los festivales, "el ciudadano asume
una actitud de tolerancia social distinta a la cotidiana".
Para aplicar la pintura, primero barrían con cepillos
para quitar el polvo y cualquier irregularidad en la superficie. Después
una brigada aplicaba el sellador, que facilitaba la adhesión de
la pintura. Con un proyector de acetatos, Martínez reflejaba el
diseño, mientras el equipo de trazado lo delineaba. Luego venía
un equipo con brocha para rellenar. En algunas ocasiones pudieron aplicar
la pintura directamente con una pistola especial a la manera de tatuar
el cemento.
Respecto del "marco teórico" para Piedad entubada,
Martínez, conocido por sus esculturas que se inflan y desinflan,
menciona lecturas, puntos de vista y propuestas teóricas de Néstor
García-Canclini, Roger Bartra, Adrian Frutiger, Kandinsky, Bruno
Munari y las morfologías sagradas de las culturas precuauhtémicas.
Los estudios realizados le permitieron sacar un trazo de tres líneas,
que son tres medio círculos, uno puesto sobre el otro, que se voltean,
se juntan, para dar una sensación de ir y venir.
El proyecto no termina con el trazo sobre el Viaducto,
también se hará una memoria-catálogo. El poeta Josué
Ramírez prepara una crónica, mientras el arquitecto Jorge
Morales hará un estudio de impacto sobre la imagen de la ciudad.