Néstor de Buen
Compro, luego existo
Mis queridos amigos Julio Scherer y Rafael Rodríguez
Castañeda deben estar muy contentos. De manera impresionante han
logrado que en una sola tarde se hayan vendido por lo menos diez mil ejemplares
de Proceso. Nada menos que el reciente número, fechado el
2 de junio, con el número 1335, cuyo encabezado, que quién
sabe si tiene algo que ver con ese éxito mercadotécnico,
dice "Amigos de Fox bajo sospecha. Documentos de Proceso en la investigación.
La presidencia calla".
Habrá que leer cuidadosamente el ejemplar, que
guardaré en alguna caja fuerte, tratando de establecer a qué
se debió ese éxito editorial. Podría ser la entrevista
a Nacho Carrillo Prieto, a propósito de los "Poderes oscuros que
se oponen a aclarar las desapariciones", o la nota de esa extraordinaria
corresponsal en España, Sanjuana Martínez, respecto a la
intervención del Congreso estadunidense en el caso BBVA-Probursa
o por la "Zancadilla" del agudo Alberto Barranco Chavarría en relación
con los problemas de Altos Hornos de México o el tema siempre actual
y mejor informado sobre Ericka Zamora y Efrén Cortés que
suscribe Miguel Angel Granados Chapa o las caricaturas de Naranjo (¡felicidades
por el premio!) o algunas cosillas más.
No tengo la impresión de que la información
futbolística en que ha incurrido Proceso pueda ser motivo
de ese notable entusiasmo de los lectores o que el estupendamente informado
artículo de Anne Marie Merger sobre el avance de la ultraderecha
en Europa (¡y vaya que sí es preocupante!) haya despertado
entusiasmos incontrolables. Reconozco que me fascinó, en la misma
medida que me preocupó la información. Pero yo no soy sospechoso,
me parece.
Claro está que el encabezado de la revista podría
haber generado esa reacción de avorazamiento lectoril. Al público
le interesa siempre de manera especial cualquier información que
pueda implicar responsabilidades políticas. Aunque en el caso, la
iniciativa correspondió al IFE, ya que fue su presidente, Pepe Woldenberg,
el que, en una carta dirigida a Rafael Rodríguez Castañeda,
actualizó el tema de las contribuciones posiblemente externas para
los Amigos de Fox, solicitando información documental.
Habrá, por supuesto, algún mal pensado que
crea que estamos en presencia de una de esas clásicas medidas fascistas
en contra de la libertad de prensa. Claro está que las de tiempos
no tan remotos no se acompañaban de compra, por lo menos no siempre,
sino de actos de mayor violencia como el secuestro de los ejemplares. Y
me parece recordar, en la penumbra de la historia nuestra, que aquella
revista que publicaba Manuel Marcué Pardiñas, cuyo nombre
se me escapa, (¿Política?) más de una vez desapareció
del mercado por razones semejantes. Aunque no recuerdo si como ahora, medió
el pago. Presumo que no.
El tema puede asumir una gravedad mayor. Pero, al mismo
tiempo, da la impresión de que quienes se sintieron afectados reaccionaron
con berrinche en lugar de hacerlo con inteligencia. Porque un hecho como
el que ahora nos ocupa, lo que hace notable es que los supuestos afectados
envían sin reservas la confesión de su culpabilidad de una
manera elemental.
Proceso ha sido siempre así. De ahí
su éxito que respaldan firmas indiscutibles y una dirección,
de antes y de ahora, insuperable. Y como nació, precisamente, como
reacción ante una intolerable intervención política
en contra de la dirección que Julio Scherer ejercía con mano
maestra en Excélsior, a nadie puede extrañar que con
la misma solidez de información ahora dé a conocer el resultado
de sus investigaciones con una eficacia reporteril digna de elogios permanentes.
La Jornada vive desde siempre en la misma línea
de denuncia fundada que la ha convertido en el documento de lectura diaria
indispensable en todo el país. Por lo mismo, me parece que con la
solidez indispensable debemos hacer presente nuestra plena solidaridad
con Proceso para que, quienes están actuando de manera tan
absurda, pero con sugerencias de violencias futuras, sepan que el gremio
periodístico es uno solo cuando se trata de defender el principio
constitucional de la libertad de prensa. Y que no importa el tamaño
de los contrarios.
Entre tanto, acepto ofertas, si son generosas, por mi
casi único ejemplar del Proceso incautado. Claro está
que ya me estoy echando una copiecita. Por si no resisto la tentación.