Dudas en torno a la manera en que Hacienda cumplirá con la diposición de Fox
Escepticismo y desconfianza, reacciones ante el anuncio de otorgar estímulos fiscales a editores
Luego de que se dio a conocer el comunicado de la Presidencia de la República anunciando la instrucción que giró Vicente Fox a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para que se concedan estímulos fiscales a los editores de libros, periódicos y revistas, diversas fueron las reacciones en el medio cultural: oscilaron desde el escepticismo y la desconfianza hasta señalar la necesidad de una información más clara y precisa por parte de las autoridades competentes. Ofrecemos a continuación los testimonios:
Víctor Hugo Rascón Banda, presidente de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem): en realidad no es más que un boletín de prensa muy largo en el que el Presidente de la República está dando instrucciones a la Secretaría de Hacienda para que otorgue estímulos fiscales a los editores, pero no está diciendo que vuelve la tasa cero a la industria editorial. Lo que dice el boletín es que la Secretaría de Hacienda instrumente otros estímulos fiscales para evitar un perjuicio y poder seguir con los planes del fomento a la lectura. En mi opinión es una medida buena en el sentido de que el Presidente reconoció un error y escuchó las voces de escritores, editores, libreros y medios de comunicación. Pero reitero, son sólo instrucciones a dicha secretaría para que instrumente otras medidas fiscales que beneficien a editores, revistas y periódicos. Queda en manos de la Secretaría de Hacienda la redacción de ese nuevo documento. Hasta que no lo conozcamos no podemos cantar victoria, porque si a la misma institución que causó el daño le piden que lo corrija, hay que saber primero cómo lo hace. Si Hacienda cumple de manera fiel lo que dice el mandato del Presidente, pues tendríamos que aplaudirlo, pero si no lo hace y simplemente le da la vuelta con alguna medida alternativa, un reintegro, una compensación, una endulzada al trago amargo, entonces estamos mal. En estos momentos hay que irse con precaución, pues el Presidente lo que le está diciendo a Hacienda es que vuelvan las condiciones fiscales a como estaban, pero expide nuevas reglas. Ese es el problema. Habrá que esperar a ver cómo Hacienda redacta ese nuevo documento.
José Manuel Correa Ceceña, presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados: una de las cosas más importantes es que primero tenemos que ver cuál va ha ser la interpretación que la Secretaría de Hacienda dará a la instrucción de conceder estímulos fiscales a editores. ƑQué es lo que va hacer Hacienda? ƑImplementarán una estrategia compensatoria? Porque la situación que prevalecía antes del 30 de mayo pasado era en el sentido de que había devolución en metálico de la aplicación del IVA a la producción editorial. Nosotros, independientemente de que Hacienda cumpla con dicha instrucción, estamos preparando un documento parlamentario para que la tasa cero quede establecida en la ley y así no estar expuestos a las interpretaciones. No obstante, es contradictorio que por un lado se anuncie un programa de lectores y por otra se grave de manera muy seria a la industria editorial que justamente alimenta el país de lectores.
David Huerta, poeta y editor de Revista de Poesía: El comunicado dado a conocer aumenta el cúmulo de contradicciones en que ha caído el gobierno. Contradicciones consigo mismo, con sus decisiones y con sus declaraciones. Es preocupante que la política gubernamental sea tan errática, porque el comunicado no es claro en cuanto a los términos de esta nueva medida, que corrige lo anunciado en días anteriores. No creo que haya motivo para el optimismo. Hay que ver cómo se organizan estas medidas efectivamente respecto a la realidad fiscal de las editoriales. Entonces, una contradicción como la del anuncio del programa Hacia un país de lectores y la del retiro de facilidades fiscales aumenta con esta nueva contradicción que parece corregir el error. Un evidente error que hundiría al país en una crisis cultural prácticamente sin precedentes. Mi opinión es que debemos esperar a que se precisen los términos de esta corrección. Las editoriales tenían facilidades fiscales concretas en el pago del ISR. Advierto buenas intenciones de corregir un error criticable y grave. Pero de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno fiscal, político o de otro tipo ante la cultura del país.
Florentino Castro, integrante de las comisiones de Hacienda y de la de Cultura de la Cámara de Diputados: en principio celebramos que el presidente Fox haya sido sensible al problema de la tasa cero a la industria editorial, porque apenas hoy (lunes) a las 11 de la mañana recibimos a representantes de la Cámara de la Industria Editorial para pedirle a la Secretaría de Hacienda que restituyera la tasa cero. En el periodo extraordinario de sesiones promoveríamos una iniciativa de ley que modificara la Ley del IVA, para así regresar a la industria editorial ese privilegio. Ahora hay que recordarle al presidente Fox que falta el caso de los autores y la aplicación del impuesto sobre la renta. Lo que nos preocupa es que un gobierno cuyo proyecto cultural gira en torno al fomento a la lectura haya tomado medidas que afectan a los autores y a los editores, lo cual es incongruente. En ese sentido creemos que 50 por ciento del asunto está atendido, pero faltan todavía los escritores.
Giancarlo Corte, director general de Grijalbo y Plaza&Janés: en efecto, el señor presidente Fox hace unos 15 días atrás lanzó públicamente el programa Hacia un país de lectores. Hizo una serie de anuncios muy interesantes para la industria editorial y, sobre todo, para el fomento al hábito de la lectura. Posteriormente, a los dos o tres días, publicó un comunicado dirigido a los editores de libros, revistas y periódicos sobre la deducción de impuestos relacionada con el pago de insumos. Este es un tema que por lógica se había discutido. Se me consultó en varias oportunidades y mi opinión era que había existido un error involuntario con respecto a este tema y que lamentablemente estaba afectando a los editores. Mi posición era que todavía debía ser revisado, cosa que así sucedió. Es una buena noticia. Volvemos al régimen que teníamos anteriormente, a pesar de que se nos ha quitado la exención fiscal. Es una medida por la cual los editores seguimos luchando para poder seguir con esa exención, ya que nos permitía reinvertir esas utilidades en nuevos proyectos. Me parece que es correcto que el presidente Fox ha tomado conciencia de que su plan no podía seguir adelante colocando una prescripción que afectaría a todos los consumidores del país. Esto también fomentaría muchísimo lo que sería la importación de libros, en un claro desmedro de lo que es la industria editorial mexicana. Es una medida correctiva bien hecha, a tiempo, que nos permite tener un grado de tranquilidad y de confianza para que realmente podamos hacer de México un país de lectores.
Enzia Verduchi, poeta y directora de la editorial independiente Acronos: si esto es cierto, qué bueno que el Presidente se percató de que la medida de eliminar la tasa cero ponía en jaque a la industria editorial mexicana y a las pequeñas editoriales, como es mi caso. Es de sabios reconocer errores. Si se hubiera aplicado habría sido un retroceso. Esta es la forma de apoyar de manera más directa a los editores y a la lectura. Podremos seguir ofreciendo precios accesibles al lector mexicano y abrir nuevos mercados dentro y fuera del país. Tendremos más competitividad y calidad tanto en el contenido como en la producción de libros. Esa era la preocupación de los editores agremiados y de los independientes. En el caso de nosotros, muchos jóvenes escritores no publicarían su primer libro, pues es ahí donde nos arriesgamos.
Marcial Fernández, escritor y director de la editorial independiente Ficticia: en el anuncio se utiliza un lenguaje leguleyo y no se entiende de manera clara qué plantea. Sin embargo se atisba una falsa relación entre un proyecto estatal como el de hacer lectores por decreto, cosa destinada al fracaso, y otro de aumentar costos de producción al libro en sí. Lo más razonable que se podría hacer desde la Presidencia de la República y la Secretaría de Hacienda es dejar a los libros sin el sobreprecio causado por el IVA, devolver a la industria editorial el incentivo que tenía sobre el ISR, ayudar para que los editores mexicanos puedan exportar, así como que los autores vuelvan al régimen de no pagar impuestos sobre sus ingresos. Todo lo demás que se diga son falacias y, por supuesto, mala retórica. Lo que el Estado trata de implementar es la muerte de la inteligencia en periódicos, revistas y libros para homologar a todos los autores con la cultura propia, y muchas veces exhibida de nuestros máximos mandatarios.
Angeles González de Ramos, directora de Ediciones Gernika: me parece una excelente medida si se pretende mantener a la industria editorial en un nivel si no de aumento de la productividad, por lo menos constante. Un pueblo culto es aquel que tiene acceso a la lectura. En la historia de la humanidad el libro ha sido un instrumento de poder desde las culturas más antiguas. Han pasado más de 500 años y podemos afirmar lo mismo. La industria editorial, a lo largo de los siglos, ha podido crecer gracias a ciertos patrocinios, en un principio mecenazgos de la aristocracia o de la Iglesia. Para poder crecer actualmente, sobre todo en México, donde no hay una industria editorial poderosa, se requiere de apoyos estatales, como podría ser la tasa cero. Me congratulo de que el Presidente haya reflexionado y permita a la industria editorial apoyarlo en el programa Hacia un país de lectores. Si no se hubiera tomado esta medida, los libros hechos en México no hubieran podido competir con los que se imprimen en España o en Colombia. Si revisa uno las legislaciones de otros países, observará que este tipo de subvenciones, por llamarlo de alguna manera, no son privativas de México. Hace aproximadamente dos años Argentina quitó el IVA a los libros. Considero también muy importante impulsar una legislación que permita el establecimiento de librerías en México. Es lamentable que exista una por cada 250 mil habitantes. Esto nos coloca en una situación similar a la de países como Haití. En Francia nadie puede vender libros en ningún lugar que no se llame librería. En México venden libros hasta en las escuelas. Eso provoca que muchos niños ni siquiera conozcan lo que es una librería. Por lo tanto, los puntos de exhibición de los materiales que se producen aquí sean muy pocos. MERRY MAC MASTERS, CARLOS PAUL Y ARTURO JIMÉNEZ