MEXICO, SA
Carlos Fernández-Vega
TRAS UN MES RODEADO de pañales, biberones y artículos
diversos relacionados con el feliz arribo del nuevo habitante de la no
muy convincente ciudad de la esperanza, reanima constatar que el
optimismo presidencial. lejos de mermar. va de "más a mejor".
CONTRA TODOS LOS ejercicios cartománticos de propios
y extraños, incluidos los sesudamente elaborados por su propio gobierno,
el inquilino de Los Pinos se aventuró a pronosticar que al término
de este segundo año del cambio ?inmerso en una etapa recesiva que
se niega a abandonar el escenario? el producto interno bruto nacional habrá
reportado un crecimiento "por encima" de 4 por ciento.
NADIE SABE EN QUÉ establecimiento adquirió
su bola de cristal, en dado caso de que no fuera un obsequio, pero no cabe
duda de que el presidente Fox tendrá que hacer efectiva la garantía
que, se supone, acompaña al producto, con fines de reemplazo (del
aparato), toda vez que, hasta ahora, los resultados ofrecidos por tan utilizado
artefacto no son nada satisfactorios.
LO CIERTO ES QUE en materia de números el cálculo
del inquilino de Los Pinos sólo ha sido exacto (flor de un día)
en una única ocasión: la correspondiente al encuentro futbolístico
entre México y Ecuador (2-1), no así en lo que a todos interesa
y afecta -el comportamiento de la economía-, más allá
de las vicisitudes de los ratoncitos verdes, ahora de gira artística
por Corea y Japón.
EN SU CALIDAD DE Primer Adivinador de la Nación,
el presidente Fox sacó la susodicha bola de cristal y aseguró
que "la expectativa para la economía en este trimestre -el segundo
del periodo- es la de alcanzar un crecimiento cercano a 2 por ciento -y
en el resto del año cifras superiores- para terminar 2002 con crecimientos
-en plural- por encima de 4 por ciento. Este es el mejor pronóstico
que se tiene en este momento, pronóstico que hacen los expertos,
quienes estiman que nuestra economía alcanzará ese crecimiento".
DE SER CORRECTA la estimación, el inquilino de
Los Pinos debería sacar la tijera para recortar, a su mínima
expresión y de inmediato, no el presupuesto de egresos -como recurrentemente
lo ha hecho a lo largo de su gobierno-, sino el batallón de funcionarios
públicos del gabinete del cambio encargados de proyectar el futuro,
mediato e inmediato, de la heroica economía nacional, mismos que
para el primer trimestre de 2002 calcularon un 0.7 por ciento de crecimiento
en el producto interno bruto, aunque la realidad los desmintió,
tajante, al reportarse una caída de 2 por ciento en dicho indicador.
EN ESTE SENTIDO, hay que hacer notar que el sortilegio
del presidente Fox tira a la basura las prácticas adivinatorias
que sobre la materia y desde finales de 2001 venían realizando varias
dependencias públicas y un buen número de organizaciones
privadas -domésticas e internacionales- gustosas de este tipo de
ejercicios.
NADIE SABE -NI SIQUIERA en el gabinete del cambio- quiénes
son o dónde trabajan los expertos referidos por el presidente Fox
para sustentar el crecimiento prometido de 4 por ciento, pero lo cierto
es que, por ejemplo, el mencionado bote de la basura tendría que
ser el destino natural para las estimaciones elaboradas por la Secretaría
de Hacienda -agarrada de los Criterios de Política Económica
para 2002- y el Banco de México, en el sentido de que el producto
interno bruto crecería a una tasa de 1.7 y 1.8 por ciento, respectivamente,
en 2002. Qué decir de las proyecciones elaboradas por el Centro
de Estudios Económicos del Sector Privado, que prevén un
avance de la economía nacional de 1.5 por ciento o las de muchas
otras organizaciones empresariales que no sobrepasan el uno por ciento
en el mismo renglón.
PARA EVITAR ERRORES Y mensajes equivocados, de nueva cuenta,
tal vez hubiera sido suficiente que el inquilino de Los Pinos recordara
los efectos provocados por el sainete que él mismo encabezó
en 2001, junto con el secretario de Hacienda, Francisco Gil, y el gobernador
del Banco de México, Guillermo Ortiz, producto de las lamentables
estimaciones económicas que "optimistas" y "pesimistas" hicieron
y rehicieron a lo largo del primer año del cambio. Ninguna de las
partes en disputa tuvo la razón: el resultado en el año fue
un espantoso y redondo cero por ciento de crecimiento. Pero la historia
se repite, tal vez confiado en que la economía de Estados Unidos
va viento en popa -lo que a todas luces es arriesgado afirmar- y que, por
ende, México seguirá la misma ruta.
EN ESTE CONTEXTO, vale recordar la "fórmula" Gil
Díaz, dada a conocer unas semanas atrás: por cada punto porcentual
que crece anualmente la economía estadunidense, el producto interno
bruto mexicano avanza medio punto porcentual en el mismo lapso. Hasta allí,
el cálculo parece resultar atractivo. Sin embargo, "lo anterior
-a juicio del secretario de Hacienda- no se refleja en México -en
este venturoso segundo año del cambio- porque la economía
nacional carece de vínculos directos con los sectores de defensa
y alta tecnología, que se han constituido en los principales factores
que han impulsado el crecimiento de la economía de aquel país".
FINALMENTE, SI EL CALCULO presidencial es válido
tendrá que estar incorporado en las proyecciones del Programa Nacional
de Financiamiento al Desarrollo (Pronafide), que mañana se presenta
en sociedad en un acto a celebrarse en Los Pinos. En dicho programa quedarán
establecidos los criterios de política económica y las proyecciones
sobre el comportamiento del producto interno bruto de aquí al cierre
del sexenio foxista, todo con fines de estimular y concretar el prometido
e igualmente incumplido desarrollo del país.
CUESTA CREER, ENTONCES, que en dicho programa se asuma
que en 2002 el avance del PIB será de 4 por ciento, como lo estimó
el presidente Fox durante su optimista gira de trabajo por el estado de
Guanajuato. Ahora que si el chiquillo mayor no le atina, tiene la opción
de remplazar a Javier Aguirre, hasta ahora a cargo de la selección
nacional de futbol.
Las rebanadas del pastel:
ENTRE LOS LACERANTES desequilibrios que día a
día se observan en este globalizado planeta se cuenta el siguiente:
mientras la FAO propone un Programa Mundial de Lucha contra el Hambre que
necesitaría 24 mil millones de dólares de inversiones públicas
suplementarias por año en las naciones pobres, el guerrero presidente
de Estados Unidos, George W. Bush, propuso al Congreso de su país
y se lo aprobaron un presupuesto para su aparato industrial-militar por
casi 380 mil millones de dólares, sin contar los más de 31
mil 500 millones autorizados para su súper secretaría antiterrorismo.
En vía de mientras, alrededor de mil millones de personas padecen
hambre en el planeta... Con estas lamentables noticias, México
S. A. reinicia hostilidades, después de un mes de paternales
vacaciones.