Pretendía hacer negocio
Falla juez en contra de fundación de asistencia privada
RICARDO OLAYO GUADARRAMA
La fundación Jesús García Figueroa, institución de asistencia privada, de la que es patrono Fernando García Ruiz, hijo de Víctor García Lizama, recibió ayer un revés, luego de que el juzgado 27 civil negó la autorización para que se rematara una casa, de la que se quería apropiar la organización por un supuesto adeudo de 500 mil pesos.
El juez Gilberto Ruiz apercibió a la institución para que presente en tres días los documentos o estimaciones del interés crediticio que considera se le adeuda y que están tasados en udis.
En caso de no presentar la prueba se considerara "rebeldía" de la fundación y perderá la presentación de una prueba importante para demostrar si efectivamente se les adeuda o bien hubo usura en la operación de préstamo que hizo a la familia Aguilar el propio García Lizama.
"Es triste que existan personas que utilizan las fundaciones para hacer de la caridad un negocio y aún más que se pida el apoyo del actual director de la Junta de Asistencia Privada, Juan Millán Soberanes", indicó Verónica Aguilar Domínguez, integrante de la familia que ha sido presionada por García para rematar su casa.
Aguilar es integrantes de El Barzón, organización cuyos integrantes acudieron a la audiencia celebrada ayer en el juzgado para mostrar su apoyo con porras.
El cuestionamiento a la actitud de la fundación es por la contradicción en que incurre al tratar de realizar una operación de agiotismo, aunque sus estatutos indican que tiene por fin procurar los mejores valores de la sociedad.
Por este motivo solicitó la intervención de la Junta de Asistencia Privada, cuyo presidente, Juan Francisco Millán, ha preferido no intervenir.
De acuerdo con los hechos, en 1996 García Lizama ofreció el préstamo cuando era presidente de la Junta de Asistencia Privada (JAP) y permitiría hacer pagos cómodos, para lo cual se firmó un contrato de mutuo interés y garantía hipotecaria.
Pero al momento de signar el contrato "nos dimos cuenta que la tasa de interés era diferente a la que nos habían ofrecido y era totalmente desproporcionada a la bancaria". Era del doble debido a que la fundación estaba fijando el pago de intereses en udis a una tasa de 24 por ciento anual.
No obstante, García Lizama dijo que no había problema y que se revisarían las condiciones. Pero al paso del tiempo, el préstamo no se modificó aun cuando se pagaron intereses a la tasa que se fijó y adicionalmente demandó un pago mediante un juicio hipotecario que se desarrolla en el juzgado 27 civil.