BAJO LA LUPA
Alfredo Jalife Rahme
Guerra financiera: Japón y Brasil en la (m)ira especulativa
SON TIEMPOS DE LA guerra multidimensional global y la guerra financiera, uno de sus componentes que libra el equipo de Baby Bush contra el oro, el euro y el yen se encuentra en una fase peligrosa, que cobrará mayor intensidad de aquí a las elecciones de noviembre, en particular en octubre (el mes del cierre fiscal de Estados Unidos y sus legendarios desplomes bursátiles), cuando se pueden acoplar la guerra contra Irak y los desfondamientos muy anunciados de Brasil y Japón para intentar rellenar las arcas financieras quebradas de la superpotencia unipolar.
EN FORMA EXTRAÑAMENTE coincidente, 77 días antes de la degradación inverosímil de los bonos gubernamentales de Japón por la descalificada "calificadora" Moody's, Robert Dugger advirtió a un selecto público de Washington que Moody's iba a degradar los bonos gubernamentales de Japón a "niveles de Bostwana", lo cual sucedió plenamente después. ƑQué busca Estados Unidos? šPues sencillamente provocar una fuga de capitales de Japón para fortalecer al alicaído dólar! Qué mejor que el dinero fugado sea captado por šCitibank Tokio! Resulta que Robert Dugger es un experto en "desregulaciones" (el último grado de la privatización radical, en el que no interviene en absoluto el Estado para frenar la codicia depredadora de las empresas, como sucedió en California con la mafiosa gasera texana Enron) estadunidenses, quien labora para Tudor Investments, un "fondo de rapiña" (vulture fund; se les conoce así porque adquieren la carroña bursátil de los cadáveres despedazados por la globalización financiera).
POR LO PRONTO TUDOR Investments ya compró 10 mil millones de dólares de la carroña financiera de Japón. Al Moloch financiero de Wall Street le urgen 2 mil millones de dólares al día para cubrir su déficit de cuenta corriente (de casi 500 mil milones), que muy bien puede ser suplido por el superávit de cuenta corriente de Japón. Desde enero de este año, John Makin, analista económico del superinfluyente AEI (American Enterprise Institute, el "centro de pensamiento" que controlan el vicepresidente Dick Cheney y su grupo de halconazos), amenazó que si Japón no operaba una "terapia de choque" se generaría un pánico bancario con una fuga de capitales por un millón de millones y una devaluación en 50 por ciento del yen. John Makin es nada menos que un vulgar megaespeculador que trabaja también para Caxton Associates, una firma de "fondos de cobertura de riesgos"(los infames hedge funds).
LO MAS INTERESANTE ES que el FMI, el instrumento depredador por antonomasia y amasiato con Estados Unidos, adoptó a la letra el plan del AEI, en su reporte de "Estabilidad (sic) Financiera Global" del 14 de marzo. Para rematar, durante una visita a Tokio, Glen Hubbard, adicto a la secta teomonetarista de la "mano invisible" de Milton Friedman y jefe de los economistas de la Casa Blanca, adoptó cinco días después la misma tesis del FMI, que en realidad pertenece al AEI en el juego de espejos que practican en Washington para despistar a los neófitos y cándidos. En forma concertada, AEI, FMI, la Casa Blanca y Moody's buscan que Japón deje quebrar a sus bancos insolventes con adeudos por 1.2 millones de millones de dólares para que Estados Unidos los adquiera por la puerta trasera, a precios de chatarra, en la misma forma en que se apoderó de las joyas estratégicas de Sudcorea mediante la "restructuración bancaria, industrial y corporativa", en la que se llevaron las tajadas de los leones JP-Morgan-Chase y Citibank (Ƒpor lo mismo se habrá preposicionado en México gracias a la "bisagra" del zedillismo con el foxismo que representa el inimputable, además de malagradecido con sus subsidiadores nacionales, Roberto Hernández Ramírez?). Por su parte, General Motors se llevó Daewoo y el resultado es que Sudcorea fue transformada por el "efecto Dragón" en una franquicia de Estados Unidos incrustada como cuña en el noreste asiático, la tercera región más próspera del planeta (20 por ciento del PIB global que incluye Japón, China y Sudcorea). Después del 11 de septiembre, Japón financió con 30 mil millones de dólares por tres meses a Estados Unidos, para sostener al dólar (a Japón le conviene un dólar alto para seguir exportando y manteniendo su superávit de cuenta corriente anualizado de 130 mil millones de dólares). Curiosamente, días antes y después de la degradación de la descalificada "calificadora" Moody's, el Banco de Japón intervino comprando un total de 25 mil millones de dólares. El efecto ha sido contraproducente y, en lugar de devaluar el yen y provocar una fuga de capitales hacia Estados Unidos para apuntalar al dólar, sucedió todo lo contrario.
LO PEOR ES QUE JAPON creció 1.4 por ciento al primer trimestre, lo que tiene deprimida a la mafiocracia financiera anglosajona. Lo real es que Estados Unidos (con su economía consumista) ya le echó el ojo pirata a los 2.2 mil millones de millones de dólares del sistema postal de Japón (una economía ahorrativa). Además, Japón es el principal acreedor y la segunda superpotencia geoeconómica a nivel planetario, con 1.5 mil millones de millones de dólares de activos en el exterior, sumados a 407 mil millones de reservas (en Asia les fascinan las reservas y Taiwán acaba de alcanzar 140 mil millones de dólares y China con Hong Kong rebasaron los 300 mil; Ƒa qué contigencia se prepararán?). La deuda de Japón arroja 120 por ciento de su PIB, que sería reducida a 52 por ciento del PIB cuando se consideran sus colosales activos financieros. Pero esto a nadie le importa y Japón no goza de la simpatía universal (es un país muy egoísta dedicado a inflar sus superávit a costa de los demás, y nunca ha aportado nada a la civilización, salvo sus imitaciones y plagios "occidentales"), por lo que no se necesita ser bucanero para comprender el apetito insaciable de los buitres deficitarios de Wall Street. Japón tiene la oportunidad de aliarse con China y/o Rusia, pero sería muy ingenuo pensar que Estados Unidos, su "omniprotector" nuclear, lo permitirá.
HACE MUCHO, POR CIERTO, que las dos principales "calificadoras" (sic) globales, que pertenecen a las corporaciones de Estados Unidos (la tercera calificadora "global", Fitch, fue comprada recientemente por una empresa francesa y carece de los tamaños ni para calificar ni descalificar), lo cual de entrada pone en tela de juicio la calidad de su arbitraje e imparcialidad. Moody's (cuyo principal accionista es el director de McDonald's) y Standard & Poor's (propiedad de McGraw Hill y Business Week, muy ligada al nepotismo dinástico de la familia Bush) practican la "calificación hamburguesa" que siempre le concede "una cajita feliz" de premio a los bonos estadunidenses, mientras descalifica a los demás, que suelen ser los enemigos en turno de la mafiocracia texana. ƑCuál es la diferencia, señores vendedores de hamburguesas de Moody's, entre la "contabilidad invisible" y la "contabilidad creativa" de Japón, no pocas veces con el aval coyuntural de Estados Unidos para saquear conjuntamente a los demás, y la que practican Halliburton, la empresa texana de la que fue director el vicepresidente Dick Cheney, o la gasera texana Enron, o el grueso de las 500 firmas globales de la revista Fortune? ƑNo fueron acaso los "bonos chatarra" los que crearon las empresas de las telecomunicaciones globales como Dell, MCI, Microsoft, e Intel, para citar unos cuantos? ƑQuién califica a las descalificadas "calificadoras" estadunidenses? No hay que preocuparse, porque el "síndrome Enron" ya descalificó extensamente a las seudocalificadoras Moody's y a Standard & Poor's por sus encubrimientos criminales, e infelices serán aquellos países que todavía no se den cuenta de ello, como sería el caso de Brasil que, por lo visto, no aprendió las lecciones del "efecto samba".
PUES TODA LA JAURIA devaluatoria y centrípeta (mejor dicho "dólarpeta") de Wall Street (corredurías, calificadoras, bancos de inversión etcétera) se le ha echado a la yugular de Brasil, que exhibe una situación propicia para las apuestas megaespeculativas: desde el "contagio" de Argentina (mejor dicho, toda la "epidemia" neoliberal monetarista sudamericana sin excepción, incluido Chile, la pasión del ITAM) hasta la elección de un "izquierdista" a la presidencia en noviembre, y los inversionistas, liderados por la correduría Goldman Sachs, se encuentran "muy preocupados" por los temores de que Brasil sea insolvente en pagar sus adeudos por 500 mil millones de dólares (el doble que debía Argentina, pero con un PIB cuatro veces mayor hasta el 20 de diciembre, fecha de la moratoria y la desintegración gaucha), de los cuales deberán pagar alrededor de 44 mil millones de dólares de aquí a fin de año. ƑDe dónde saldrán sin refinanciamientos a la vista? ƑLos aportará el "Disenso de Monterrey"? A sabiendas de que Brasil no puede pagar en la coyuntura del sistema financiero global imperante del maligno "dolarcentrismo", parecería que Wall Street ha apostado vaciar a Brasil para quebrar la columna vertebral del Mercosur, que pudo haber sido la tercera potencia geoeconómica global, de no haberse encontrado con el destino manifiestamente trágico de pertenecer a la esfera de influencia del dólar, que necesita dinero fresco de la periferia subyugada.
HASTA PARECE DARLE GUSTO (el famoso shadenfreude, el sádico placer de ver sufrir al prójimo de la literatura alemana) a la banca de inversión JP-Morgan-Chase (por cierto que todavía no se atreve a pronunciar su quiebra real) que degradó (la moda) la cotización de la divisa de Brasil, a lo que se sumó con singular alegría y sin "cajita feliz" la descalificada "calificadora" Moody's. De nueva cuenta el real brasileño reanudó su irresistible devaluación y el problema subyace en que 45 por ciento de la deuda "doméstica" (lo cual es absurdo, porque en la globalización no existe deuda "externa" ni "interna" cuando cualquier hijo de vecino la puede adquirir donde sea, gracias a la desregulación de los flujos de capitales) se encuentra indexado al dólar.
SE REPITE EL JUEGUITO de incrementar la puntuación de "país riesgo", que llegó a más de mil 200 puntos: es decir, que los papeles en "real" brasileño deben ofrecer 15 por ciento de interés, mientras en Estados Unidos es de 1.5 por ciento (š10 veces menos!). Dicho de otra forma: ya empezó el negocio especulativo de Wall Street que le dio excelsos resultados en Argentina. Porque no hay que olvidar que los capitales "dolárpetas" (o dolarcéntricos) sirven para saciar al Moloch financiero de Estados Unidos, que necesita 2 mil millones de dólares al día para solventar su cada vez más creciente "déficit de su cuenta corriente" y nada común. En este contexto da igual que gane o pierda la izquierda política, porque desde el punto de vista sistémico no tiene opciones decisivas, sino reactivas, sin nulo margen de maniobra.