Insiste en reducir el déficit fiscal y cargar IVA a medicinas, alimentos y libros
Reduce el gobierno federal la meta de crecimiento de 7 por ciento del PIB; se alcanzaría hasta 2006
Plantea en el Pronafide que el mercado doméstico impulse el desarrollo económico
ROBERTO GONZALEZ AMADOR Y ROSA ELVIRA VARGAS
Centrado en el objetivo de aumentar de manera permanente los recursos disponibles para la inversión y en elevar el ahorro interno, el Programa Nacional del Financiamiento del Desarrollo 2002-2006 (Pronafide), anunciado este martes, busca reducir la dependencia de los capitales externos y crear condiciones para que la principal fuente de crecimiento de la economía sea el mercado doméstico.
En el Pronafide, la administración del presidente Vicente Fox anticipa la decisión de reducir progresivamente el déficit con que operan las finanzas públicas, que actualmente es de 0.65 del producto interno bruto (PIB), para lo cual insiste en una reforma integral al sistema tributario y plantea nuevamente la intención del gobierno federal de homologar en 15 por ciento la tasa del Impuesto al Valor Agregado (IVA) en todos los productos y servicios que ahora están exentos, como alimentos, medicinas, colegiaturas y libros.
"El programa está orientado a resolver los problemas financieros estructurales de la economía considerando las restricciones internas y externas que probablemente habrá de enfrentar el país en el mediano plazo, de manera que su diseño asegure la viabilidad del desarrollo" del país, establece el documento, dado a conocer ayer en Los Pinos.
En los hechos, el Pronafide constituye un ajuste a la baja en las expectativas de crecimiento de la economía planteadas por el propio presidente Vicente Fox, quien había insistido hasta ahora que el producto interno bruto (PIB) crecería a una tasa anual de 7 por ciento en el tercer año de su administración.
El documento presentado ayer acota que una tasa de crecimiento de 7 por ciento sólo será posible hasta 2006, el último año de la gestión del presidente Fox, pero se logrará únicamente si el Congreso aprueba una serie de "reformas estructurales", como la apertura del sector eléctrico y de comunicaciones a la inversión privada y la flexibilización del mercado laboral. Además, insiste en la necesidad de revitalizar al sector financiero, para que ponga fin a la restricción del crédito a actividades productivas, prácticamente cancelado desde diciembre de 1994.
El diagnóstico
De acuerdo con el texto del Pronafide, el crecimiento promedio de 5 por ciento anual logrado por la economía en la segunda mitad de la década de los 90 "no se reflejó en una evolución equivalente en el ámbito del desarrollo social y humano, donde subsisten rezagos considerables en los renglones de alimentación, educación, salud, vivienda e infraestructura".
Así, señala que la política de financiamiento del desarrollo que se deriva del Pronafide contiene acciones dirigidas a fortalecer los componentes del ahorro e inversión de la economía y a promover una canalización eficiente de los recursos disponibles hacia "actividades de alta rentabilidad privada y social".
Luego de reconocer que el Estado no es capaz de generar los recursos suficientes para hacer frente a su gasto de inversión, el documento establece que la estrategia del programa prevé una reducción gradual de los recursos que absorbe el sector público del sistema financiero local, de tal forma que una mayor parte del flujo de ahorro financiero pueda ser canalizado a proyectos productivos del sector privado. Para ello, el gobierno se compromete a reducir paulatinamente el déficit fiscal.
Además, plantea avanzar en la modernización del sistema tributario "con impuestos de base amplia y tasas competitivas", y compromete a la administración federal a continuar con el combate a la evasión y elusión fiscales.
Otra vez el IVA
Una estrategia fundamental para alcanzar los objetivos trazados por el Pronafide de crear las condiciones económicas que permitan obtener los recursos necesarios para combatir la pobreza y reducir las diferencias entre los distintos grupos y regiones del país, es fortalecer los ingresos del gobierno.
En este sentido, plantea que si las reformas estructurales son llevadas a cabo los ingresos presupuestarios del gobierno federal, que ahora equivalen a 22.7 por ciento del PIB, alcanzarán 24 por ciento en 2006. En particular, los ingresos tributarios -generados por el cobro de impuestos a la renta y al consumo, principalmente- pasarían de 11 por ciento del PIB actualmente a 14 por ciento durante el último año de la administración.
Apunta: "la trayectoria estimada de los ingresos tributarios como proporción del PIB es superior en el escenario de reforma estructural, puesto que dentro de la agenda de reformas se considera la de avanzar en los temas tributarios que aún quedan pendientes, incluyendo la homologación de la tasa del IVA".
Proyecciones
El Pronafide plantea dos "escenarios" de evolución de las principales variables macroeconómicas del país para el periodo 2003-2006. En el primero, elaborado a partir del supuesto de que son aprobadas las "reformas estructurales", la economía crecerá 4.9 por ciento el próximo año; lo hará en 5.8 por ciento en 2004 y 6.6 por ciento en 2005 para llegar a un nivel de 7 por ciento en 2006, el último año de la administración del presidente Fox.
En este mismo escenario, la inflación para los próximos cuatro años sería de 3 por ciento anual y el déficit de la cuenta corriente alcanzaría un promedio anual de 3.4 por ciento del PIB.
Pero, en caso de que esas "reformas estructurales" no sean aprobadas, el crecimiento promedio anual del producto interno bruto para el periodo 2003-2006 será de sólo 3.8 por ciento, de acuerdo con el Pronafide, mientras que la inflación para cada uno de esos años sería de 3.3 por ciento y el déficit de la cuenta corriente de 2.7 por ciento del PIB en promedio anual.
El documento también refleja las previsiones del gobierno federal sobre la evolución en el precio del petróleo mexicano de exportación, una variable clave dado que la venta de crudo al exterior provee un tercio de los ingresos fiscales del gobierno.
Para 2003, prevé que la mezcla de petróleo mexicano de exportación alcance 16 dólares por barril, que aumente a 16.4 dólares en 2004 y a 16.8 dólares en 2005, para llegar en el último año de la actual administración a 17.2 dólares por barril.
Señala que la previsión de precios de petróleo se sustenta en el supuesto de que la Organización de Países Exportadores de Petróleo sostendrá la política de ajustar su producción para mantener los inventarios mundiales y de que el dinamismo de la actividad económica a escala mundial será "favorable y estable".