Ordena Washington el cierre temporal de sus misiones diplomáticas en Pakistán
Atentado frente al consulado de EU en Karachi provoca 11 muertos
Dice Bush que no se dejará intimidar y promete capturar y castigar a responsables del ataque
La policía culpa a la red Al Qaeda; recibe ayuda de grupos islámicos radicales locales, afirma
AFP, DPA Y REUTERS
Karachi, 14 de junio. Once personas murieron hoy y otras 51 resultaron heridas en un atentado con co-che-bomba frente al consulado es-tadunidense en Karachi, en el sur de Pakistán, lo que obligó a Washington al cierre inmediato de sus misiones diplomáticas aquí y el American Center de Islamabad.
La Casa Blanca dijo por conducto del vocero Ari Fleischer que el atentado "nos recuerda fehacientemente que nuestra nación está en guerra contra terroristas dispuestos a recurrir a todos los medios para atacar a Estados Unidos y a otros países", mientras que el presidente George W. Bush afirmó que no se dejará intimidar y prometió capturar y castigar a los responsables.
Tanto Estados Unidos como el gobierno de Pakistán no descartan que detrás del ataque suicida esté algún grupo extremista islámico, e incluso creen que podría tratarse del que efectuó un atentado suicida similar el 8 de mayo pasado en las afueras del hotel Sheraton de Karachi, donde murieron 14 personas, entre ellos 11 ingenieros de la marina francesa.
La policía local de Karachi cree que el atentado pudo ser cometido por Al Qaeda, el grupo de Osama Bin Laden. Pero al preguntarle a Fleischer si creía lo mismo, respondió que "no he escuchado na-da definitivo sobre esto".
Un grupo hasta ahora desconocido que se identificó como Al Qanun (La Ley) reivindicó el ataque en un comunicado fotocopiado enviado a varios medios de prensa local e internacional, en el que advirtió que es sólo el principio de la jihad, o guerra santa, por lo que "Estados Unidos, sus aliados y esclavos paquistaníes deben prepararse para otros atentados".
Los reportes indican que una camioneta cargada con explosivos estalló luego de chocar contra un puesto policial, cuyo impacto de-rribó parte del muro que rodea el consulado estadunidense y causó la rotura de ventanas de varios edificios aledaños, además de destruir una veintena de automóviles.
Víctimas inocentes
La explosión dejó un cráter frente al edificio del consulado, mientras que clientes del hotel Marriot, a un lado, comenzaron a desalojar el lugar. La detonación cimbró un área de entre cien y 200 metros.
Entre las víctimas había al me-nos cuatro mujeres que tomaban clases de manejo y sus instructores, dos policías y una pareja que circulaba en motocicleta.
El portavoz de la embajada estadunidense, Mark Wentworth, in-dicó que un guardia de la marina de su país y cinco empleados paquistaníes de vigilancia del consulado resultaron con heridas me-nores. En cuanto al edificio, apuntó que sufrió daños estructurales, sin cuantificación aún.
El atentado se produjo pese a que se trata de una zona fuertemente vigilada, donde está prohibido estacionar coches desde el ataque del 8 de mayo contra un camión de la marina francesa.
Por lo tanto, los vehículos que resultaron calcinados pasaban por el lugar al momento de la explosión. El grueso de las víctimas que murieron o quedaron heridas eran transeúntes.
Bush, quien se encontraba de vi-sita en Houston, Texas, acusó del atentado a "asesinos extremistas", y que ese es el tipo de enemigos a que su gobierno se enfrenta: "Si estas personas creen que van a in-timidar a Estados Unidos, no nos comprenden. Continuaremos persiguiéndolos y haciendo justicia".
El secretario de Estado, Colin Powell, habló por teléfono con el presidente paquistaní, Pervez Mu-sharraf, a quien le expresó su pé-same por las víctimas del atentado, que se produjo a unas horas de que el secretario de Defensa Do-nald Rumsfeld visitó Islamabad para tratar de aliviar las tensiones entre Pakistán e India.
"Estamos escandalizados por el hecho de que al menos 11 paquistaníes, algunos de los cuales estaban allí para proteger el consulado, murieron y muchos otros re-sultaron heridos", señaló a su vez el vocero del Departamento de Estado, Philip Reeker, al condenar lo sucedido.
El vocero añadió que Estados Unidos y Pakistán trabajan juntos, "codo a codo", para establecer la identidad de los autores y llevarlos ante la justicia, y apuntó que este hecho refuerza la decisión de Washington y "la de la coalición internacional para derrotar al te-rrorismo en todo el mundo".
El Departamento de Estado confirmó el cierre al público de su embajada y el American Center en Islamabad, la capital de Pakistán, así como sus consulados en Karachi, Lahore y Peshawar.
Aprovechó para recordar sus llamados a los estadunidenses que viajan a Pakistán a que presten atención a su seguridad personal.
Para el gobierno de Pakistán el atentado podría tratarse de un plan para desestabilizar el país: el vo-cero presidencial, mayor general Rashid Qureshi, dijo no estar se-guro de que el consulado de Estados Unidos haya sido el blanco del ataque, por lo que estaban in-vestigando todos los ángulos.
Incluso, dijo, se está investigando si hubo agencias extranjeras de inteligencia involucradas, "porque tenemos indicios de que hay intentos de desestabilizar a Pakistán y su economía ahuyentando las inversiones".
El gobierno de India, con el que Pakistán mantiene fuertes diferendos al borde de una guerra, también condenó el atentado.
"Es un incidente muy triste y muy lamentable que condenamos totalmente. Estoy realmente apenado y descontento al saber que otra actividad terrorista del tipo atentado suicida con bomba ha ocurrido en Karachi", señaló el canciller indio Jaswant Singh.
Peligro para extranjeros
Por lo menos 15 extranjeros han sido asesinados en Pakistán este año y decenas han resultado heridos en diversos actos de violencia.
Pero sólo en Karachi, en enero pasado, el periodista estadunidense Daniel Pearl fue secuestrado y asesinado, a lo que siguió el atentado contra los ingenieros de ma-rina franceses y ahora el ataque frente al consulado estadunidense.
Desde que Musharraf se convirtió en el principal aliado de Estados Unidos en la lucha antiterrorista internacional, después de los atentados del 11 de septiembre y el posterior bombardeo en Afganistán hasta el derrocamiento del régimen de los talibanes, se produjeron reacciones violentas de radicales islámicos paquistaníes.
Al parecer los militantes islámicos se sintieron aún más airados cuando Musharraf lanzó un operativo contra los grupos radicales en enero, tras el sangriento atentado en Nueva Delhi contra el Parlamento indio, que India atribuyó a militantes que operan desde Pa-kistán en Cachemira y que llevó a esos países al borde de la guerra.
Según los servicios de inteligencia paquistaníes, miembros de Al Qaeda y del talibán que huyeron de Afganistán a finales del 2001 se habrían reagrupado en Pakistán, y con la ayuda de grupos islámicos locales habrían recuperado parte de su capacidad operativa para dar respuesta a sus enemigos.
De acuerdo con lo anterior, los simpatizantes del movimiento in-tegrista radical, que mantienen la red, siempre fueron muy activos, en especial en Karachi.
"Estos grupos están profundamente enfadados con el presidente Pervez Musharraf, que ayuda a la comunidad internacional y trata de desembarazarse de los extremistas en su país", dijo uno de los responsables de los servicios se-cretos, pues también en otros puntos de Pakistán se han registrado actos de violencia diversos.