El rojo, color de la victoria
Madrugada explosiva de alegría en Corea por
el histórico pase
DPA Y PL
Seul,
15 de junio. Cientos de miles de personas salieron a celebrar este
sábado en las calles de Seúl la clasificación de Corea
del Sur a octavos de final del Mundial 2002.
Al grito de taehan minguk (gran país coreano),
Seúl vivió una madrugada de explosiva alegría, con
sus habitantes tocando el claxon y marchando a paso de hombre con sus automóviles.
Música a todo volumen, torsos desnudos, banderas
y bailes espontáneos en las calles convirtieron la capital surcoreana
en una enorme fiesta que continuaba entrada la madrugada.
La marea roja cubrió primero el estadio Munhak
y luego las calles del país.
Se estima que 80 por ciento de los surcoreanos presenciaron
la victoria sobre Portugal y las tres cuartas partes de ellos vestían
una camiseta roja.
La prenda parece un amuleto que empuja el andar de los
Diablos Rojos hacia metas superiores en su increíble Copa del Mundo
compartida, y para los asiáticos resulta casi un sacrilegio no vestirla
cuando juega la selección de casa.
Muchos peninsulares sureños piensan que más
allá de la real calidad del equipo, de la condición de anfitrión
o los poderes del técnico holandés Guus Hiddink, el secreto
del éxito radica en una casaca encarnada.
En un país donde los autos matizan de blanco las
calles, de pronto estalló una bomba roja que coloreó restaurantes,
tiendas y hasta oficinas gubernamentales.
Tal matiz significa desde sangre hasta pasión y
espíritu, cualidades vinculadas al carácter luchador de los
antiguos guerreros nacionales Taeguk.
Ya
muchos califican de futbol celestial el exhibido por los discípulos
de Hiddink en la fase eliminatoria, y aunque los anfitriones tendrán
en Italia a un rival con demasiado pedigree para los octavos, sus
seguidores confían en la magia de millones de camisetas rojas cubriendo
los latidos de sus corazones.
En estos días algunos surcoreanos asumen actitudes
extremas, como un escolar de 10 años que confesó no haberse
quitado la playera roja desde el inicio del Mundial, porque teme que si
lo hace la selección pierda.
O un empresario que suele llevarla bajo la camisa y la
corbata, aunque le suponga aumento de volumen, "pero si es bueno para la
causa surcoreana bien vale la pena parecer algo ridículo", refiere.