Pocos cambios en el nuevo gabinete de Karzai; anunció 14 nombramientos
Concluyó trabajos la Gran Asamblea afgana; lejos todavía, la unidad nacional
Fueron 9 días de sesiones en la Loya Jirga, pero las decisiones se tomaron en Washington
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 19 de junio. Poco duró el pretendido consenso que sirvió para legitimar, más hacia fuera que hacia dentro de Afganistán, la imposición como presidente interino de Hamid Karzai, el hombre elegido por Estados Unidos para impulsar sus grandes proyectos energéticos en la región de Asia central.
La Loya Jirga (Gran Asamblea de notables afganos) concluyó labores este miércoles en Kabul sin llegar a ser la demostración de unidad nacional con que fue concebida por sus organizadores extranjeros, los funcionarios de la ONU y Zalmay Khalilzad, el representante personal del presidente de Estados Unidos para Afganistán.
Más bien, para nueve días de sesiones, los resultados son escasos: un líder provisional ratificado (después de que se pactó el retiro de sus rivales) y un gabinete incompleto aprobado de último momento. Nada más, salvo que se quiera destacar el hecho mismo de que se haya celebrado la reunión. Pero esto se vuelve irrelevante cuando todas las decisiones, por pocas que hayan sido, se tomaron en Washington, muy lejos de Kabul.
En rotundo fracaso terminó el intento de Karzai de instalar un Consejo Nacional, una suerte de Parlamento provisional que implicaba una primera redistribución de las cuotas de poder. Ninguna de las tres fórmulas para integrarlo satisfizo al grupo étnico mayoritario, los pashtunes, cerca de mil del total de mil 551 participantes, que en señal de protesta abandonaron la sala.
A partir de este punto de ruptura, clave en esta Loya Jirga, se terminó el debate y decenas de delegados, al subir a tribuna, sólo hablaron de sus frustraciones, acumuladas tras 23 años de guerra y devastación en el país.
Y así hubiera acabado la asamblea, que a esas alturas había demostrado su incapacidad para negociar cualquier cuestión de fondo, si no fuera por Khalilzad que, al salir en defensa de los valores democráticos de Occidente, exigió a Karzai someter a consideración de los delegados a los integrantes de su gabinete.
El presidente interino extendió dos días más de lo previsto la Loya Jirga y finalmente sólo dio a conocer los nombres de 14 ministros de su gobierno. Nadie quiso quedarse en Kabul hasta que Karzai termine de asignar el resto de las carteras y, para beneplácito del representante de Estados Unidos, los delegados aprobaron la composición del gabinete a mano alzada.
La lista de ministros contiene pocos cambios, aunque Karzai atendió la principal demanda de los pashtunes, que se oponían a que las tres carteras más importantes estuvieran en manos de los tadjikos.
Por esta razón, nombró a un pashtún como titular del Interior, Taj Mohammed Wardak, que se desempeñaba como gobernador de la provincia de Paktia. Su antecesor, Yunus Qanuni, se hará cargo de la cartera de educación.
Los otros dos tadjikos repiten en el cargo: Mohamed Fahim, en Defensa, y Abdullah Abdullah, en Relaciones Exteriores. Uno de los asesores más influyentes de Karzai, el pashtún Ashraf Gani, asume el Ministerio de Finanzas, y el hazara Karim Halili estará en una de las vicepresidencias interinas. El ya mencionado Fahim y el pashtún Hadji Qadir serán los otros dos vicepresidentes.
Los grandes caudillos regionales, como el uzbeko Rashid Dostum o el heratí Ismail Jan, que ejercieron fuerte influencia en la selección de los delegados de la Loya Jirga, prefirieron permanecer al frente de lo que consideran sus feudos particulares. Ninguno quiso incorporarse al gabinete.
La formación del gobierno, ya sin el visto bueno de esta asamblea, tiene que concluir no más tarde del próximo sábado, fecha en que vence el mandato de seis meses de la actual administración interina.
