No ha habido paro en España; sólo
17 por ciento lo acató, asegura José María Aznar
Exito democrático con 84% de apoyo, la huelga
general, afirman sindicatos
Acusa máximo líder socialista al gobierno
de "desinformar de manera evidente" a la ciudadanía
Califica el PSOE al vocero gubernamental como "mentiroso
oficial del reino"; le pide decencia
ARMANDO G. TEJEDA ENVIADO
Sevilla, 20 de junio. La huelga general convocada
para hoy en España fue apoyada por "84 por ciento de los trabajadores,
por tanto ha sido un éxito democrático", proclamaron Comisiones
Obreras (CO) y Unión General de Trabajadores (UGT).
Pero para el presidente del go-bierno, el conservador
José María Aznar, "no ha habido huelga", ya que el seguimiento
"ha sido escaso, de sólo 17 por ciento".
El líder del opositor Partido So-cialista Obrero
Español (PSOE), José Luis Rodríguez Zapatero, acusó
al gobierno de "desinformar de manera evidente a la ciudadanía"
sobre la incidencia de la protesta, por lo que exigió su rectificación
pública y el retiro inmediato del decretazo, ya que la actitud
del Ejecutivo supone "un escasísimo respeto a lo que es la veracidad,
a lo que es la información y a lo que los ciudadanos sin duda alguna
están viendo en la calle".
Durante la jornada se registraron algunos incidentes violentos,
los más graves en Barcelona; fueron detenidas al menos 70 personas.
La primera huelga nacional que convocan las organizaciones
sindicales en los seis años de gobierno de Aznar se convirtió
en una guerra de cifras que provocó confusión e indignación
entre trabajadores y oposición, que vieron có-mo se decretaba
desde el gobierno la inexistencia de una manifestación global contra
las reformas al desempleo que reducen la ayuda que perciben personas en
paro.
Si para los sindicatos el día de hoy fue una "fecha
histórica" en la lucha de los trabajadores españoles por
la defensa de sus derechos sociales, para el gobierno pese al paro el aparato
productivo funcionó con "relativa normalidad", por tanto la huelga
"no existió".
Guerra de cifras
Una
vez comparados los datos de diversas organizaciones se puede señalar
que el paro respetó los servicios mínimos fijados por Ma-drid,
pero también que se paralizó la producción de sectores
estratégicos como el de la construcción, las grandes empresas
industriales, aeropuertos, transporte público, mercados mayoristas,
gas, puertos y la educación.
Además, la mayoría de los diarios de circulación
nacional o no salieron o bien su edición fue de apenas unas ocho
planas.
En Sevilla, la ciudad que acogerá a partir de este
viernes la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea,
la última que presidirá Aznar como su presidente de turno,
quedó totalmente paralizada, aunque abrieron algunos pequeños
comercios, co-mo cafés y tiendas para turistas.
Cándido Méndez y José María
Fidalgo, dirigentes de UGT y CO, dieron una rueda de prensa en Sevilla
en la que estuvieron acompañados por una delegación de di-rigentes
sindicales europeos, me-xicanos y argentinos.
Los líderes sindicales se dijeron perplejos por
las cifras que difundía el gobierno y ante una serie de hechos que
despertaron sospechas de los movimientos sindicales.
El más grave de ellos, según los dirigentes
obreros, fue la suspensión súbita, a dos horas de iniciada
la protesta, del servicio por In-ternet que muestra el consumo de energía
eléctrica en tiempo real, un dato clave para conocer la verdadera
incidencia de la huelga.
El caso fue que a las dos de la madrugada se retiró
de la red el citado servicio y unas horas más tarde el ministro
del Interior, Ma-riano Rajoy, informó que el consumo eléctrico
se había reducido sólo 20.4 por ciento, es decir que fue
de la mitad que en la última huelga general, en 1994.
Méndez afirmó que "ha sido un paro laboral
máximo, en el que ha participado 84 por ciento de los trabajadores
de nuestro país, por tanto haga lo que haga el gobierno la huelga
general del 20 de junio es un éxito, sobre todo porque ha sido un
acto de afirmación de un derecho democrático fundamental,
que es el ejercicio de la huelga, que ha sido secundada de ma-nera masiva
y pacífica".
Reiteró que la protesta es en defensa del derecho
a la protección por desempleo y a un juicio laboral justo en caso
de despido improcedente, "en tanto que son estos los derechos que Aznar
ha eliminado a través del decretazo".
El líder de UGT añadió: "Que no piensen
que hoy es el punto y final de nada. Esperamos que el señor Aznar
no se ciegue con su arrogancia y prepotencia ni se equivoque con su autopropaganda,
y que reconozca que ésta es una advertencia seria que debe aceptar
con buen talante y cambiar el rumbo. Porque al final el señor Aznar
pasará, mientras que los sindicatos españoles seguirán
siendo un elemento determinante de la vida de este país".
Movilización invisible
Fidalgo señaló que el gobierno nacional
"nos ha querido borrar del mapa, diciendo que no existimos, parece que
somos invisibles para este señor", pero tiene que saber que "España
no va bien y usted va por muy mal camino con su gobierno antisocial".
En cuanto a una futura convocatoria para recomponer la
mesa de diálogo entre gobierno y sindicatos, el dirigente de CO
dijo que su central acudirá, "pero para solicitarle que articule
la medida institucional que considere oportuna y permita la derogación
del decretazo, lo que significa restituir a los trabajadores el
derecho a la protección por desempleo, garantías para un
juicio laboral justo en ca-so de despido improcedente y que restituya el
subsidio agrario."
Mientras, el vocero del gobierno, Pío Cabanillas,
sostuvo que la jornada ha sido de total "tranquilidad y se ha caracterizado
por el deseo de trabajar, hasta el punto de que no ha habido huelga".
A su vez Rajoy sostuvo que "la huelga no ha sido general,
sino muy parcial", ya que los "grandes servicios públicos, la mayoría
de los medios de comunicación, el gas, la energía, los transportes,
aeropuertos y hotelería han prestado servicio con cierta normalidad".
Añadió que el gobierno tiene "la mano tendida a los sindicatos",
pero también "tiene el respaldo de las urnas y compromisos electorales
que cumplir".
El vicepresidente segundo del gobierno y ministro de Economía,
Rodrigo Rato, señaló que la huelga ha sido "muy menguada,
lo que significa el mayor fracaso político del Partido Socialista
Obrero Español en los pasados 20 años".
Y Aznar se limitó a señalar que la huelga
general había sido "un rotundo fracaso", e incluso redujo la cifra
inicial del gobierno de seguimiento del paro, al sostener que fue "ligeramente
superior" a 16 por ciento.
El vocero del PSOE en el Congreso, Jesús Caldera,
calificó a Cabanillas de "mentiroso del reino. El vocero del gobierno
ha dicho que en España no hay huelga. Le pido decencia democrática.
Que deje su coche oficial y vaya a la Puerta del Sol para explicar a los
españoles lo que está ocurriendo", manifestó el diputado
socialista.
Según un recuento por comunidades dado al Ejecutivo,
las zonas en las que se registró el menor seguimiento a la huelga
son Ceuta, con 3.2 por ciento, seguida de Murcia con 6.5 por ciento y Cantabria
con 8.9 por ciento.
Las comunidades en que hubo mayor seguimiento son Andalucía
con 35 por ciento; Asturias, con 30 por ciento, y el País Vasco,
con 25.8 por ciento. Mientras que en las administraciones públicas
el seguimiento fue de entre 13 y 14 por ciento, y en el sector financiero
fue de entre 5 y 10 por ciento. En las grandes empresas hubo una adhesión
de 8 por ciento.
Estas cifras, según los sindicatos, superan en
todos los casos 85 por ciento de seguimiento a la huelga general.
El líder de Izquierda Unida (IU), Gaspar Llamazares,
consideró que esta "desinformación" creada por el gobierno
español "nos remite a épocas que creíamos olvidadas",
en alusión a los años de dictadura de Francisco Franco, ya
que a su juicio la administración "está intentando confundir
la normalidad y organización con la que se secunda la huelga con
una escasa incidencia, que no es tal".
Los sindicatos españoles contaron para esta jornada
con el apoyo de diversas organizaciones internacionales, entre ellas la
Confederación Europea de Sindicatos, cuyo secretario general, Emilio
Gabaglio, advirtió que "Aznar hace unos días dijo en Alemania
que soplan vientos nuevos en Europa, referiéndose claramente a la
llegada al poder en muchos países europeos de gobiernos neoliberales,
conservadores y de derecha.
"Pero se equivoca; esos vientos y esas ideas son viejas,
y nosotros vamos a vigilar con mucha atención lo que pase en la
cumbre de Sevilla, y si hay un cambio de rumbo y se adoptan decisiones
autoritarias y antisociales, entonces la respuesta coral del movimiento
sindical europeo será imprescindible. Llamaremos a una jornada de
lucha en la que cada país hará lo máximo para sumarse
a esta acción dentro de las limitaciones legales que existen, porque
hay que saber que no en todos los países la legislación permite
la huelga general."
En cuanto a los incidentes, el Ministerio del Interior
cifró en más de mil las acciones perpetrados por piquetes
sindicales, a los que acusó de coaccionar a los trabajadores para
secundar la huelga general.
Sin embargo, los hechos más graves ocurrieron en
Barcelona, donde después de una multitudinaria manifestación,
un reducido grupo de jóvenes radicales arremetió contra la
dirección del gobierno autonómico.
En total hubo 70 detenciones hasta el cierre de esta edición.
Además, la UGT denunció el bloqueo de sus instalaciones en
Madrid, donde un dispositivo policial impidió el acceso y la salida
del inmueble. Por último, un inspector de la policía nacional
murió después de sufrir un paro cardiaco mientras dirigía
una acción contra los huelguistas.
"Franco ha vuelto", gritaban entre pancartas
y banderas en las principales ciudades
Cientos de miles salen a las calles en repudio a las
reformas laborales de Aznar en España
Trabajadores proclaman su solidaridad con los 500 inmigrantes
atrincherados en Sevilla
ARMANDO G. TEJEDA ENVIADO
Sevilla, 20 de junio. Cientos de miles de personas
reiteraron hoy su rechazo a las reformas laborales emprendidas por el gobierno
español en las calles de las principales ciudades del país.
Las mayores movilizaciones ocurrieron en Barcelona y esta ciudad, donde
se manifestaron 500 mil y 100 mil trabajadores, respectivamente. El gobierno
de José María Aznar aplicó el mismo criterio estadístico
que en los datos del paro nacional y redujo las marchas a menos de 50 mil
personas.
Posiblemente el caso que mejor demuestra la guerra de
cifras que se vivió en este paro nacional sea la masiva protesta
en Barcelona, de la que se dieron al menos tres estimaciones del número
de asistentes: para los sindicatos la marcha superó las 500 mil
personas, según la Guardia Urbana (adscrita al gobierno autónomico
catalán) hubo más de 400 mil, mientras que el gobierno español
afirmó que no hubo más de 15 mil personas.
La
manifestación de Sevilla fue un caso similar: más de 100
mil personas, según Comisiones Obreras (CO) y la Unión General
de Trabajadores (UGT), y menos de 9 mil para la administración pública.
Las cifras difundidas por el gobierno resultan, en el mejor de los casos,
difíciles de creer, ya que sólo en Sevilla una avenida de
tres kilómetros se atiborró durante dos horas de sindicalistas
y huelguistas cuyo número, con toda probabilidad, era de decenas
de miles.
La protesta de Sevilla, secundada por una decena de organizaciones
sindicales europeas y latinoamericanas, fue el primer aviso que quisieron
lanzar las organizaciones de cara a la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno
de la Unión Europea (UE) de Sevilla, la última de Aznar en
calidad de presidente de la UE y en la que se acordará la nueva
política migratoria de la región y se ahondará en
las reformas laborales.
Encabezaron la marcha de Sevilla el líder de la
UGT, Cándido Méndez, y José María Fidalgo,
de CO, que en ese momento ya conocían las cifras difundidas por
el gobierno de Aznar, que consideró "inexistente" la huelga.
Pero los miles de manifestantes, rodeados de un hermético
dispositivo policial, convirtieron la protesta en un acto reivindicativo
de al menos tres derechos que consideran suprimidos por las medidas reformistas
de Aznar: el de la protección al desempleo, la garantía de
un juicio justo por despido improcedente y la eliminación del subsidio
agrario, que afecta a miles de familias de los campos del sur del país.
Con pancartas, banderas y tambores, los trabajadores repetían
sin cesar sus consignas, entre las cuales hubo al menos dos que se repitieron
con insistencia: "Aznar, cabrón, trabaja de peón" y "Españoles,
Franco ha vuelto".
Una vez que la inmensa columna llegó a la Plaza
de España de la capital andaluza, los dirigentes obreros se dirigieron
a sus correligionarios, a quienes les advirtieron que vista la postura
del gobierno, "vosotros no existís, pero nosotros estamos aquí
y esta huelga general es para decirle al gobierno que nosotros, que nos
organizamos hace más de 100 años, queremos trabajar mejor".
Los manifestantes proclamaron su solidaridad con los más
de 500 migrantes norafricanos que realizan un encierro en la Universidad
Pablo de Olavide de Sevilla, donde mañana comenzarán una
huelga de hambre para protestar porque el gobierno quiere expulsarlos del
país en acatamiento a la Ley de Extranjería.
Los trabajadores reclamaron el cumplimiento de los derechos
humanos de los que "tanto hablan" los mandatarios europeos, y advirtieron
que si no se escuchan sus reivindicaciones esta movilización será
el principio de una larga lucha contra los criterios neoliberales emprendidos
por la UE.
En Barcelona ocurrió sin duda la mayor movilización
social de la jornada, en la que también se gritaron consignas contra
Aznar y sus reformas, y contra "la Europa del capital y la guerra". Al
final de la concentración, un grupo de jóvenes radicales
rompió varios escaparates y se enfrentó a las fuerzas antidisturbios.
En Madrid los sindicatos movilizaron a más de 100
mil personas, en Galicia a más de 50 mil, en Valencia a más
de 40 mil, en Granada y Málaga más de 30 mil, en Oviedo y
en Bilbao cerca de 10 mil en cada localidad, y en Extremadura se movilizaron
más de 30 mil personas. Sin embargo, para el gobierno estas manifestaciones
de protesta lograron reunir, a los sumo, a 50 mil personas, un dato que
refleja con nitidez que la huelga general se convirtió para el gobierno
en una guerra de cifras.