En la SSP dicen no estar enterados del contubernio de policías
Imposible controlar a franeleros del Auditorio
LAURA GOMEZ Y SUSANA GONZALEZ
La desarticulación de la mafia de cuidacoches que opera en los alrededores del Auditorio Nacional y del circuito de teatros del Instituto Nacional de Bellas Artes del Bosque resulta imposible para la delegación Miguel Hidalgo, ya que "su personal carece de facultades legales para remitirlos a los juzgados cívicos y los policías preventivos asignados al sector están en contubernio con ellos".
El coordinador de Seguridad Pública de la demarcación, Edgar Flores Campbell, dijo que por eso "todos los días estamos chicoteando al segundo inspector de la Secretaría de Seguridad Pública, Genaro Gutiérrez, para que intervenga y los retire del área del Auditorio, donde cobran tarifas de entre 30 y 100 pesos por vehículo estacionado, sin que exista la posibilidad de que pagues al salir, so pena de que a tu carro le pase algo, como un rayón o hasta un cristalazo. Así que más vale pagarles".
Consultados al respecto, Raymundo Collins y Fabián Medina, subsecretario operativo y vocero de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), respectivamente, se negaron a hacer comentario alguno. Incluso Medina dijo que no había leído la nota que fue publicada ayer en la contraportada de La Jornada, ya que a él sólo le llevaban la "síntesis" y no los diarios completos.
Flores Campbell señaló que el problema de los cuidacoches y franeleros "tiende a crecer y mientras no se descentralice el mando formal de la policía a las delegaciones no avanzaremos un milímetro en materia de seguridad, porque carecemos de autonomía para actuar y hasta el momento sólo fungimos como coadyuvantes en las tareas que se nos soliciten".
Ello sin considerar el riego que conlleva la presencia de cuidacoches en zonas habitacionales o de gran afluencia, como el Auditorio Nacional, donde con el apoyo de cristaleros asaltan a la gente a cualquier hora del día, "pues el gobierno central ni los regulariza ni otorga a las delegaciones facultades para meterlos en cintura, así que estamos atados de manos", argumentó en entrevista.
El estacionamiento del Auditorio Nacional cuenta con mil 200 cajones, que resultan insuficientes para atender a los asistentes a un concierto, los cuales llegan hasta los 10 mil, de los cuales por lo menos la mitad trae automóvil y requiere de un lugar. Esta necesidad facilita a los franeleros su tarea y permite a gruyeros y patrulleros una "ganancia extra por sus servicios de vigilancia y tolerancia en áreas prohibidas", comentó.