José Cueli
Neosexualidades
El pasado miércoles se inauguró la versión 16 de la Semana Cultural Lésbica Gay en el Museo Universitario del Chopo. La muestra colectiva que allí se presenta, La realidad y el deseo, está dedicada al poeta sevillano Luis Cernuda cuyo centenario se festejará el próximo 21 de septiembre. El acto puede llevar a varias líneas de reflexión y entre ellas destacaría dos: la homosexualidad y la excelente obra poética de Cernuda.
Con el escrito freudiano Tres ensayos sobre una teoría sexual se abre la posibilidad de un estudio profundo en torno de la homosexualidad. Al hablar de la pulsión sexual, Freud clarifica las circunstancias bajo las cuales el individuo cambia su elección de objeto (de objeto heterosexual a objeto homosexual) y cómo la pulsión cambia también de metas. Diversos analistas posfreudianos han seguido estudiando al respecto. De entre ellos destaca Joyce McDougall, quien acuña el término neosexualidades en un intento de abolir la carga peroyativa que puede atribuirse al vocablo perversiones, y establece su propia línea para intentar entender la homosexualidad con un nuevo enfoque.
Este tema aún tiene muchos aspectos que deben ser repensados: en la actualidad persisten aún posiciones extremas desde el repudio total hacia los homosexuales hasta la falsa aceptación y aparente apertura cuyos fines no son tan genuinos como aparentan serlo. En relación con esta última postura quizá habría que recordar a Michel Foucault cuando critica la falsa postura de aceptación de la sexualidad en general tras la que se oculta otra forma de control sobre la misma.
Repito, hay mucho aún que reflexionar sobre el tema. El propio Freud recomendaba escuchar la voz de los escritores y poetas, pues ellos podían decir, dada su condición, mucho más acerca de cuestiones esenciales sobre la estructura profunda del ser humano. Este es el caso de Luis Cernuda.
Perteneciente a la generación poética del 27, Cernuda merece un lugar aparte por derecho propio, ya que su obra va más allá de los desarrollos poéticos de la época y rompe con los cánones establecidos.
Cernuda, poeta universal, es a la vez un poeta de la marginalidad y es quizá allí, en los márgenes y desde estos mismos de donde puede surgir la verdadera poesía. Y me refiero a su marginalidad no sólo por su condición homosexual y por su posterior exilio, sino por su propia esencia poética mediante la cual ahonda en el grito y en el desamparo originario que a todos nos habita. Será por ello que en su poema Como la piel escribe: ''...que en el fondo no hay fondo/ no hay nada, sino un grito, un grito, otro deseo".
Cuando Cernuda titula Realidad y deseo a su obra poética, parece recordarnos que la vida se juega justamente allí.
Al escribir este fragmento de Scherzo para un elfo: ''ƑAcaso el amor pesa/ A tu cuerpo invisible, Y sus burlas oscuras/ Sobre el mundo recuerdan/ En ti, anhelo eterno,/ A nosotros efímeros?'', parece acercarse a la concepción freudiana del yo. El yo como creación, como ficción; el yo con su carga enigmática, cambiante, efímera, pero sabedor de su fragilidad y finitud, a la vez fortaleza y debilidad, espejo de doble faz en el que siempre se persigue ese deseo que en realidad es deseo de otro.
Asimismo en Cernuda parece haber un desdoblamiento. Si bien sus reflexiones ensayísticas y a veces incluso en algunos de sus poemas habla de la realidad y el deseo como lo haría el ''yo" oficial, su poesía posterior deja traslucir un cierto saber aparentemente no sabido de ese deseo que nunca se satisface porque el objeto está perdido.