COREA JAPON 2002
Policías, impotentes ante la multitud, se
sumaron a la fiesta
Millones festejan el pase de Corea
Se abrió una nueva senda para la prosperidad,
dijo Kim Dae-Jung
AFP Y DPA
Seul, 22 de junio. Una marea roja integrada por
millones de personas festejó este sábado en las calles de
todas las ciudades surcoreanas la histórica clasificación
a las semifinales del Mundial.
Vestidos
de rojo -el color del equipo nacional- y al grito de "Corea, Corea, Corea",
las multitudes paralizaron la capital y la mayoría de las ciudades
del país, mientras fuegos artificiales iluminaban el cielo.
Poco antes de iniciarse el partido, los servicios de seguridad
habían calculado que unos 5 millones de personas se habían
congregado en 11 puntos de Seúl, a lo que se sumaban concentraciones
en el resto del país. "La multitud sigue creciendo", dijo una fuente
de la policía.
"A nosotros nos entrenaron para hacer frente a terroristas
o a hooligans, pero esto es distinto", dijo, fatigado, un miembro
de la policía que trataba de hacer circular a cientos de adolescentes
que salían cada minuto de la estación Gwanghwanum del tren
subterráneo, en el centro de la ciudad.
Ante la imposibilidad de mantener el control, las fuerzas
policiales, en motocicleta, terminaron formando parte de la fiesta.
Desde seis horas antes del encuentro, las autoridades
comenzaron a lidiar con las multitudes de adolescentes y jóvenes,
entre ellos muchísimas mujeres, imbuidos de una ola de patriotismo.
"Estoy espantada. Me costó una hora de empujones
poder avanzar 20 metros", dijo una quinceañera.
En otras ciudades la situación era similar y en
la sureña Gwangju, sede del partido, se estimaba que unos 300 mil
fanáticos se dieron cita en los alrededores del estadio.
El presidente Kim Dae-Jung, a pesar de estar "bajo fuego",
debido a la detención de dos de sus hijos acusados de corrupción,
asistió al estadio luciendo una bufanda roja. "Este es el día
más feliz desde Dangung (nombre del rey que creó la nación
coreana hace 5 mil años) y una nueva senda para la prosperidad nacional
ha sido abierta", dijo el jefe de Estado.
La fiebre desatada por el Mundial llega luego de décadas
en que el país sufrió guerras, regímenes autoritarios
y crisis económicas, y sirve como detonador de una ola de orgullo
nacional.
"Es una forma de rencontrarse en el seno de una comunidad.
Ese sentimiento se ha magnificado por medio del futbol", opinó Ahn
Byong-Uk, profesor de historia de la Universidad Católica de Seúl.
"Los éxitos futbolísticos le dieron a la sociedad surcoreana
confianza en sí misma y en sus medios para avanzar".