Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 24 de junio de 2002
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Política
Apertura total a trasnacionales o control en manos mexicanas, foco del debate

La nueva ley de telecomunicaciones, atorada en una telaraña de poderosos intereses económicos

Sin consenso legislativo, dos iniciativas antagónicas que definirían el futuro del mercado

Intenso cabildeo en el Congreso tanto de Telmex como de las compañías extranjeras

PATRICIA MUÑOZ Y ROSA ELVIRA VARGAS

corral_javier_1El futuro de la industria de telecomunicaciones en México se debate entre dos proyectos antagónicos: uno que propone la apertura total del sector a las empresas trasnacionales que operan en el país, con una propuesta de ley que les abriría en forma irrestricta el uso de la infraestructura ya existente a precios muy bajos, y otro que, en contraposición, plantea mantener en manos mexicanas el control accionario de las concesiones y los permisos.

La nueva Ley Federal de Telecomunicaciones se encuentra entrampada en redes de intereses económicos y políticos que no han permitido presentar un proyecto de consenso al Congreso de la Unión y, hasta la fecha, hay dos iniciativas en la mesa.

La iniciativa elaborada por la Conferencia Parlamentaria en Telecomunicaciones (CPT), que encabeza el senador Javier Corral, en su más reciente versión -fechada el pasado 30 de mayo- propone la liberalización total del sector a las empresas de capital extranjero, para que éstas puedan, de manera fácil y a bajo costo, hacer uso de las redes de interconexión; establece más disposiciones para sujetar y atar las manos a los inversionistas mexicanos del sector, señala que los precios de servicios entre compañías no los fijará el mercado, sino otra vez el gobierno.

La propuesta de la CPT no emana del Congreso ni ha sido consensuada en él, aunque sus elaboradores señalan que para realizarla un grupo de legisladores hizo equipo con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y otros organismos. El documento entregado a La Jornada, que comprende 11 títulos y 20 capítulos, responde en mayor medida a los intereses que han defendido en diversas instancias las empresas trasnacionales como Avantel, la cual incluso -según cartas oficiales que se revisaron para este trabajo- ha pedido a la propia Oficina de Representación Comercial de Estados Unidos (Office of the United States Trade Representative) que demande al gobierno mexicano la liberalización de este sector.

Al respecto cabe referir que en 1992 el empresario mexicano Roberto Hernández compró Banamex y en 1995 se asoció con la empresa MCI para quedar como socio de Avantel, con 51 por ciento de las acciones. Fue en 1997 cuando Hernández contrató a Francisco Gil Díaz como director general de esta última empresa y éste fue el encargado de defender la postura de la telefónica para demandar la liberalización de las telecomunicaciones -particularmente de las redes de interconexión- para los extranjeros.

cerisola_aeropuertoEn 2001, seis años después de haberlo comprado, Roberto Hernández decide vender Banamex a Citigroup, dejando con esta operación en poder del consorcio estadunidense la parte mexicana de Avantel, lo que representa una violación a la ley que limita la participación extranjera a 49 por ciento de las acciones. Avantel es una de las principales defensoras de la apertura total, ilimitada, irrestricta y a bajo precio de las redes de telecomunicación del país, y la institución financiera que ahora también está detrás de este objetivo es Citigroup como dueña de esta empresa.

También la apertura total del sector -que por cierto ni siquiera se ha dado en la magnitud que se propone aquí en ningún país desarrollado, ni siquiera en Estados Unidos- empata el proyecto encabezado por el senador Corral.

La batalla se reanuda

En esa pugna, varias compañías telefónicas operadoras han buscado mover los "hilos" legislativos para imponer el proyecto afín a sus negocios y mediante un intenso cabildeo terminaron de facto con la tregua que habían pactado con la compañía que domina el mercado (Telmex) hace apenas 18 meses, en un acuerdo que había llegado para terminar con una batalla legal de demandas y contrademandas millonarias y en el cual todas las partes se comprometían a la conciliación.

El nuevo proyecto de ley del sector terminó con esta tregua y la reanudación de la batalla ahora es en el Congreso. La iniciativa de ley que impulsa la CPT, de acuerdo con los documentos y borradores disponibles sobre el proyecto, no llegó a presentarse ante el Senado a finales de abril, como era la intención original de sus promotores.

En cambio, la Cámara de Diputados turnó a comisiones otra iniciativa, elaborada por el PRD y el PRI y presentada por los legisladores Víctor Manuel Ochoa Camposeco y Jesús Orozco Alfaro, este último presidente de la Comisión de Telecomunicaciones. Llevaba además la intención -se dijo- de frenar la posibilidad de que entrara el proyecto que impulsa Corral.

telecomunicacionesLas cifras de inversión y empleo ilustran las asimetrías y el universo en disputa. En la última década Teléfonos de México ha realizado inversiones por más de 27 mil millones de dólares y tiene contratados 67 mil trabajadores. En ese mismo lapso, sus competidoras han gastado -todas juntas- 5 mil millones de dólares y creado 4 mil empleos. Otro punto que está en la mesa de discusiones es que las telefónicas de capital extranjero no pagan impuestos en México porque sus utilidades las transfieren a sus casas matrices bajo el concepto de pago de "regalías por derecho de marca", según información recabada en la Secretaría de Hacienda.

Telmex, por su parte, insiste en que la mayor parte de las redes de telecomunicación las instaló a raíz de la privatización, por lo que insta a las demás compañías a invertir en su propia infraestructura o pagar por su uso, pues la utilización de las mismas no puede ser "gratis". Considera que sus competidores extranjeros pretenden servirse de una mesa ya puesta.

Completan este panorama las diferencias que existen entre la SCT, a cargo de Pedro Cerisola y Weber, y la Cofetel por este mismo proyecto. La razón es que en el nuevo ordenamiento no se otorgaría autonomía e independencia a la comisión, como se le había ofrecido originalmente. Este ambiente incluso provocó ya la renuncia del comisionado jurídico de la Cofetel, Gerardo Soria Gutiérrez, hace apenas unos días. Según versio- nes extraoficiales dejó el cargo porque no pudo conciliar con el equipo de Cerisola la parte del proyecto de ley referi- da a la actuación de la comisión en el nuevo esquema regulador de las tele-comunicaciones.

Los capítulos más polémicos de la nueva ley, que son el centro del debate y que mantienen paralizada la iniciativa, son los referentes al acceso e interconexión, dominancia y portabilidad.

La iniciativa "aperturista"

El proyecto de ley elaborado por la CPT plantea en su título sexto regular el acceso y la interconexión de las redes. Indica que los concesionarios que tengan el carácter de dominantes -en este caso Telmex- estarán sujetos a obligaciones tales como poner a disposición de todos los operadores su infraestructura, es decir, permitirles la interconexión a su red sin "discriminación" y a precios que determinaría la autoridad, con un sistema que los obliga a registrar sus costos y establecería los métodos para calcular las tarifas.

"Se prevé que en caso de que exista negativa de algún concesionario para llevar a cabo negociaciones de interconexión de su red con otro, la autoridad determinará la forma, términos y condiciones bajo las cuales se llevará a cabo dicha interconexión", para evitar que se le niegue a algún operador este servicio.

De igual forma propone que cuando en el desacuerdo por la interconexión sea parte un concesionario declarado como dominante, el monto de los precios o tarifas deberá basarse en costos y será determinado por la autoridad; en el artículo 84 señala incluso que parte de la red es del dominio público y que cualquier operador podrá usarla al costo.

Con estos planteamientos coinciden empresas como Alestra, Avantel, Maxcom y Megacable, las cuales proponen que los operadores dominantes ofrezcan los servicios de interconexión con máxima eficiencia de las redes, de manera oportuna, en forma desagregada, con tiempos máximos de entrega, con tarifas bajas y que se impongan penas y "sanciones severas" si hay incumplimiento. Demandan que se evite que el operador dominante extienda su poder a otros mercados.

En los artículos 101, 102 y 62 se define como "operador dominante" a la empresa que detente 30 por ciento o más del mercado y se le marcan obligaciones adicionales y diversas restricciones. Y va más allá: en el artículo 101 se detalla que a partir de que un concesionario haya sido declarado dominante deberá someter sus tarifas, planes comerciales y promociones a la autorización gubernamental. Esto es, el cliente será lo de menos porque los precios no los fijará el mercado.

Además esa empresa tendría que "atender las solicitudes de servicios y capacidad de sus competidores en el mismo tiempo y forma que atiende sus propias necesidades y las solicitudes de sus subsidiarias o filiales"; estaría comprometida a ofrecer a los concesionarios y permisionarios la misma calidad de servicio, en los mismos términos y condiciones que se ofrece a sí misma; a entregar trimestralmente a la autoridad la información de su red para que los concesionarios la tengan, y atender "en forma expedita" las solicitudes de información de directorio provenientes de otros operadores y publicar sus estados contables por servicios.

Un punto adicional de discrepancia es el denominado técnicamente "portabilidad", que consiste en la posibilidad de que los usuarios mantengan la numeración idéntica de su teléfono aunque cambien de operador. Esto beneficiaría a algunas empresas, pues implica que los operadores que no tienen red puedan obtener clientes usando la numeración asignada por otra empresa sin inversión alguna.

Según la iniciativa de la CPT en el artículo 49, fracción V, "también se considera como obligación de los prestadores de servicios de telecomunicaciones permitir la portabilidad", punto que es fundamental para liberar el mercado de telefonía local.

El contenido proclive a las empresas extranjeras que tiene el proyecto de la CPT ha originado un conflicto entre panistas, perredistas y priístas, quienes defienden proyectos diferentes. Casi al término del más reciente periodo ordinario de sesiones, en la Cámara de Diputados el perredista Víctor Ochoa Camposeco y el priísta Jesús Orozco Alfaro, presentaron una iniciativa de ley, ante la inminencia de que en el Senado de la República, Javier Corral presentara la ya muy afinada propuesta legislativa de la CPT.

El conflicto llegó al ámbito personal. Corral fue acusado por Orozco Alfaro de defender a las empresas extranjeras y de querer entregar con esta iniciativa de ley el sector de telecomunicaciones al gran capital internacional, como se hizo antes con la banca, los satélites y otros ramos estratégicos.

El panista respondió que quienes presentaron la otra iniciativa defienden los intereses del empresario Carlos Slim. Incluso llegó a amenazar con que presentaría pruebas de que recibieron apoyo económico del presidente del Grupo Carso.

En toda esta disputa han mantenido la cabeza baja Pedro Cerisola y todo su equipo de la SCT, a quienes les correspondía defender, como a otras secretarías, un proyecto oficial de ley .

La otra iniciativa

El anteproyecto de PRD y PRI plantea que aun cuando la interconexión es indispensable para el eficiente funcionamiento de toda la red, la cuestión toral son las tarifas a cobrar por el servicio. Fijarlas, establece, debe ser resultado de la libre negociación entre particulares (empresas); además tendrían que reflejar una razonable utilidad para quien haya invertido en la infraestructura.

Critican que en su iniciativa la CPT proponga que la autoridad imponga una fórmula económica para calcular las tarifas de interconexión, la cual resultaría nociva para el dueño de la red y beneficiaría, a través de un esquema denominado "costo incremental promedio de largo plazo", a los operadores que no invirtieron y se esperaron a entrar al mercado cuando la red ya estaba instalada.

En materia de dominancia propone omitir ese capítulo, porque a fin de cuentas existe ya una Comisión Federal de Competencia Económica que es la encargada de evitar y, en su caso, sancionar las prácticas monopólicas. Plantea además que se retiren del proyecto todos los artículos relativos a la "desagregación", pues con la misma se quiere imponer un modelo que ni siquiera funciona en países como Estados Unidos; no estimula la inversión; no aportaría ningún beneficio a los usuarios, sino sólo a las empresas extranjeras, que podrían hacer uso de la red casi "gratis", y el único operador sujeto a esta decisión sería, en este caso, la empresa mexicana.

Habla este proyecto de introducir un programa de cobertura social, para que en el mismo título de concesión se impongan obligaciones a los operadores -en proporción a su tamaño-, para participar en la ampliación de las redes de telecomunicación en zonas pobres que no cuentan con esta infraestructura, de acuerdo con un plan establecido por el propio gobierno.

En su propuesta, PRD y PRI fijan como objetivos de la nueva ley promover a las telecomunicaciones como un sector prioritario y estratégico del país, garantizar la rectoría del Estado en la materia, asegurar condiciones de competencia sana, fijar en manos mexicanas el control accionario de concesiones y permisos, facilitar el acceso a la población a los servicios de telecomunicación, promover el crecimiento de la infraestructura, fortalecer la industria nacional y la consolidación de los mercados, y procurar una eficiente supervisión en la materia.

Telmex apuntó que con el proyecto de la CPT quien construya e invierta en red tendría la obligación de prestar esta infraestructura a costo y de manera desagregada -por pedazos, por zonas o regiones- a sus competidores, y de esta forma "nadie va a invertir en infraestructura". Criticó además la parte referente a la dominancia, ya que como la iniciativa prevé que el que tenga 30 por ciento del mercado será considerado como operador dominante, esto llevaría a crear "un país de enanos" en el que se castiga a las empresas que crecen.

Muchos millones de dólares están en juego. En el próximo periodo ordinario de sesiones del Congreso cada cual estará obligado a definirse.

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