Gabriel Zaid
La democracia mexicana contra el libro
La palabra escrita fue importante para llegar al cambio democrático en México. Afortunadamente, el antiguo régimen se sentía tan seguro de su monopolio político que se daba el lujo de tolerar la libertad de escribir, y hasta fomentaba la creación y la edición. Paradójicamente, el nuevo régimen está desmantelando los apoyos a los autores y editores de libros. Hasta parece creer que eso es lo verdaderamente democrático. El argumento implícito es el siguiente: Los apoyos son privilegios antidemocráticos. Si escribir, editar o distribuir libros es un mal negocio, cambia de negocio. Al país le da igual. El Estado no tiene por qué apoyar tales o cuales actividades.
Se trata, naturalmente, de un credo de economistas que tomaron la Secretaría de Hacienda desde el régimen anterior, y cuya hazaña más notable ha sido reducir el salario real promedio (4 por ciento de 1993 a 2001). Por esta vía indirecta, redujeron también la producción de libros del sector privado (8 por ciento de 1993 a 2000, en millones de ejemplares) y el número de editores (10 por ciento en el mismo lapso). Ahora, aprovechando el río revuelto de la democracia, actúan directamente contra el sector cultural, desde el año pasado. A pesar del escándalo (más de un millar de declaraciones, artículos, noticias, reportajes, entrevistas, caricaturas) y de algunos repliegues tácticos, avanzan firmemente para imponer su credo, eliminando estímulos fiscales.
Su mayor desplante ha sido poner en ridículo al presidente Fox, que el 28 de mayo anunció el ambicioso programa Hacia un país de lectores. Dos días después, su secretario de Hacienda canceló la tasa cero del IVA para el libro (que permitía a los lectores no pagarlo y a los editores recuperar el IVA pagado a sus proveedores). Los resultados de esta ''democracia sin privilegios" no se harán esperar en los años que vienen. Por lo pronto, dice la burla general, avanzamos hacia un país sin lectores, autores ni editores.
(Para el ABC Cultural de Madrid, que pidió un texto sobre la situación del libro en México, a propósito del Congreso de Editores en Valencia, que abre hoy, 27 de junio)