Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 1 de julio de 2002
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Política

Carlos Fazio

Venezuela, un país singular

Caracas. Venezuela es un país singular. Los días 11 y 12 de abril hubo un golpe de Estado y dos matanzas de civiles. Dos días después, fracasada la asonada por una movilización popular que arrancó al presidente constitucional, Hugo Chávez, de Fuerte Tiuna, donde los militares lo tenían prisionero, nadie se hizo responsable del golpe.

El único civil golpista que marchó preso, el capo de la federación de empresarios, Pedro Carmona, presidente por un día, se fugó a un exilio dorado en Miami. El vicealmirante Carlos Molina Tamayo, ex jefe del Consejo de Defensa de las Fuerzas Armadas en Miraflores, buscó refugio con sus amigos salvadoreños. Y el fascista Isaac Pérez Recao, ideólogo de la asonada y sindicado como traficante intermediario de la industria armamentista israelí, huyó en uno de sus aviones privados a Estados Unidos. Pero nadie se hizo responsable del golpe; todos se lavaron las manos.

El 11-4, todo empezó con una "marcha pacífica" de la oposición. Pero según el general Raúl Baduel, las tomas aéreas demuestran lo contrario. La manifestación era una suerte de "columna en marcha". Lo que los soldados denominan "un movimiento hacia el contacto". Ese tipo de movimiento se hace para "buscar contacto con el enemigo y conquistar una posición".

Baduel, quien se reivindica militar constitucionalista, reveló a la periodista Argelia Ríos que la marcha "pacífica" del 11 de abril iba "organizada militarmente". La mayoría de los participantes no lo sabía, pero las tomas aéreas lo demuestran. Según el lenguaje castrense, la "ballena" iba adelante como "una punta de vanguardia". Iban además dos "rinocerontes" en una perfecta formación de cuña. Y había una "fuerza de cobertura" de la policía motorizada. Policías a pie formaban otra fuerza de cobertura. La marcha iba organizada en bloques y en el centro de esos bloques había entre ocho y 10 personas con armas largas. Desde el año 2000 existen evidencias de que algunos oficiales que participaron en el gobierno de facto habían repartido armamento de guerra a civiles. Esas evidencias están en manos de los órganos competentes. La marcha pacífica fue desviada y una vanguardia armada tenía como objetivo tomar Palacio por asalto, de manera violenta.

El general Baduel lideró la Operación Dignidad Nacional, que restituyó al presidente Chávez en el Palacio de Miraflores. El día del golpe, Baduel estaba al mando de la 42 División de Paracaidistas, las fuerzas especiales aerotransportadas con asiento en Maracay. Se afirma que es el hombre que desarmó la conjura militar sin disparar un solo tiro; aplicando las enseñanzas del arte de la guerra de Sun Szu.

Baduel nunca salió de Maracay. Repudió el golpe y se mantuvo acuartelado, fiel al presidente legítimamente electo. Los medios internacionales dijeron que Baduel estaba alzado. Pero "los que estaban levantados" eran los oficiales que respaldaron al gobierno de facto. Hubo momentos de mucha confusión, y junto con otros oficiales generales de mayor graduación conformaron un comando y un estado mayor para conducir la operación. Baduel utilizó una estrategia orientalista: emplear ideas y palabras como municiones. "La suprema habilidad consiste en vencer sin derramar una sola gota de sangre." Lo que hizo fue envolver al rival, sin desplegarse. De nuevo Sun Szu: "Los expertos en el arte de la guerra someten al enemigo sin combate". Es una idea tan vieja como la guerra: el mejor conquistador no entabla combates. La virtud de no luchar, de hacer no haciendo. A veces se avanza no moviéndose. Hay que mirar a la selva Lacandona.

Hugo Chávez volvió a Miraflores, pero sigue siendo el culpable de todo. Algunos oficiales golpistas fueron pasados a retiro y a otros se les siguen sumarios administrativos, pero ninguno está preso. El contralmirante Molina, quien los días del golpe recibió orientaciones desde Washington, de Phillip Chicolla, alto funcionario del Departamento de Estado, está conspirando de nuevo desde El Salvador.

Las evidencias sobre la participación directa del teniente coronel estadunidense James Rodgers entre los golpistas siguen el curso de las investigaciones. Rodgers, asistente del agregado militar de Estados Unidos en Caracas, estuvo en el quinto piso de Fuerte Tiuna, sede de la comandancia del ejército venezolano, el día del golpe. Pero no pasa nada. Con él estaba el coronel Ronald McCammon, oficial de inteligencia, otro asesor de los alzados. Además, desde el Departamento de Estado y el Pentágono se impartieron directrices a Carmona el breve, vía el embajador en Caracas, Charles Schapiro, hombre ducho en golpes de Estado, desde su época de agregado en Chile durante el gobierno constitucional de Salvador Allende.

El historiador Guillermo Morón acaba de declarar que "es lícito matar a un gobernante cuando éste incumple las leyes, comete injusticias y deja de gobernar". Por Hugo Chávez, claro. Este viejo fascista incitó al magnicidio y sigue tan tranquilo en su casa.

No hay duda. Venezuela es un país singular. Nadie se hace responsable de nada.

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