Están en desenfrenada búsqueda de la biodiversidad para luego patentarla, dice especialista
Trasnacionales intentan legalizar el robo de especies mediante convenios con gobiernos
Las comunidades indígenas, valiosas fuentes de información para los capitales biotecnológicos
ANGELICA ENCISO L.
Es tan grande el interés de las empresas trasnacionales por acceder a la biodiversidad de países como México, que pretenden "legalizar" el robo de especies por medio de convenios con los gobiernos, y después patentarlas para apropiarse de ellas, sostiene el investigador Gian Carlo Delgado Ramos.
Destaca que la diversidad biológica del planeta se concentra en el cinturón tropical que comprende América Latina, el centro de Africa, el sudeste asiático, Oceanía y el segmento de islas que forman las Filipinas y Polinesia. En México, con 1.5 por ciento del territorio mundial, se localiza entre 10 y 12 por ciento de la biodiversidad.
En entrevista, el autor del libro La amenaza biológica, mitos y falsas promesas de la biotecnología, que se acaba de publicar, indica que la biodiversidad se ha convertido en una riqueza estratégica. En esto se ven involucrados los capitales biotecnológicos, que pretenden monopolizar la mayor diversidad posible que se encuentra en el medio ambiente.
"Están en una desenfrenada búsqueda de recolección, compra y robo de la diversidad biológica del planeta y de su conocimiento", agrega.
El especialista destaca que para llegar a ello las corporaciones multinacionales trabajan sobre dos líneas de acción: una, la construcción de un sistema de bioprospección mundial -recolección de las especies con permiso de los gobiernos-, con el apoyo de investigadores, y la otra es el establecimiento de un sistema mundial de propiedad intelectual.
Cuatro programas
Mediante los proyectos de bioprospección se explora y se investiga selectivamente la diversidad biológica, con la finalidad de localizar los recursos bioquímicos comercialmente valiosos. En México se han establecido cuatro programas, de los cuales ninguno opera actualmente: Biolead Project, el ICBG en la selva de Chiapas, el de UNAM Diversa y el ICBG de zonas áridas.
Delgado Ramos indica en su libro que anualmente se descubren cerca de 10 mil especies, y sólo alrededor de uno por ciento de las especies del mundo han sido analizadas por su potencial valor comercial, y esto es lo que actualmente hacen las industrias médica, alimenticia, química y otras.
Para las empresas también son importantes las áreas naturales protegidas (ANP), porque ahí se encuentra in situ la biodiversidad, además de que ahí residen las comunidades indígenas, las cuales tienen el conocimiento de la riqueza biológica y de su uso potencial.
Agrega que, de acuerdo con especialistas, existen alrededor de 10 mil ANP en 160 países, con un total de 150 millones de hectáreas, lo cual equivale a 5 por ciento de la superficie del planeta. Tan sólo en América Latina 80 por ciento de las áreas protegidas está habitado por indígenas.
En México, precisa, hay 123 ANP que están bajo responsabilidad de la Federación, y en otras participan capitales privados nacionales e internacionales. Detalla que entre las reservas donde participa el sector privado están El Vizcaíno, la cual recibe recursos del gobierno español, la Ford y la organización no gubernamental Conservación Internacional; en Montes Azules contribuyen Conservación Internacional y la empresa Pulsar; en Río Lagartos, Bimbo; en Banco Chinchorro, AHMSA; en Izta-Popo, Nestlé, y en el Alto Golfo de California, El Triunfo, la Sierra Gorda y el Corredor Biológico Mesoamericano participa Global Enviromental Facility, organismo del Banco Mundial.
El conocimiento de la biodiversidad es estratégico para los capitales biotecnológicos, porque de ahí buscan tomar la materia prima para desarrollar sus productos", por eso, asevera Delgado Ramos, no es de extrañar la repentina preocupación de los capitales por proteger el medio ambiente, lo cual "no es más que una pantalla de la explotación depredadora de los recursos naturales por el capital".
Agrega que en México alrededor de 25 por ciento de las plantas superiores tienen algún uso. Destacan maíz, frijol, chile, aguacate, jitomate, amaranto, calabaza, cacao, tabaco y vainilla. Además, sostiene que de acuerdo con información de la Comisión Nacional de Biodiversidad, la gran variedad de alimentos que se consumen en México se sustenta en alrededor de 600 especies de plantas silvestres y 300 de peces, moluscos y crustáceos, y son las sociedades rurales indígenas las que han conservado el germoplasma.
Asegura que las empresas -entre las que se cuentan Novartis, Dupont, Monsanto y Aventis- han instalado un sistema mundial de biopiratería, en el que participan las corporaciones, universidades, estados, algunas organizaciones no gubernamentales, investigadores y científicos de campo que rescatan la información de las comunidades indígenas.
Agrega que las compañías transnacionales pugnan por el establecimiento de un sistema mundial de propiedad intelectual, con el fin de poder legalizar y tener a su nombre la diversidad biológica que han sustraído de las naciones.
En este punto es necesario mencionar el caso de un maíz que la empresa Dupont patentó en Europa, el cual tiene las mismas características de los granos criollos mexicanos.