DOS AÑOS
PRI: el Presidente todavía actúa como
candidato
El foxismo, prolongación de los gobiernos priístas,
acusa Batres
CIRO PEREZ SILVA Y ANDREA BECERRIL
A dos años de las elecciones de 2000 y a 18 meses
de la administración de Vicente Fox, el cambio prometido ha sido
para diputados perredistas "una muestra de continuismo priísta",
y para el tricolor "una palabra cosmética sostenida en el
marketing, que no se ha plasmado en resultados tangibles que mejoren
la situación de la ciudadanía que votó por esa oferta",
lo cual "redunda en un desencanto de la sociedad".
Roberto Madrazo, dirigente nacional del PRI, afirmó
que hay pocos resultados, aunque también visualiza "una buena oportunidad
para construir los acuerdos que el país necesita. Lo que no puedes
ya es poner en riesgo la situación de gobernabilidad del país
por la falta de acuerdos".
Menos
conciliador, Martí Batres Guadarrama, coordinador de los diputados
federales del PRD, sostiene que el gobierno federal "quiere presentar como
cambios aquellos temas de la política nacional que son, en realidad,
continuidad de los gobiernos anteriores. Ni la reforma eléctrica,
ni las telecomunicaciones, ni el Plan Puebla-Panamá son proyectos
de cambio".
Precisa que la reforma fiscal es un proyecto elaborado
por el priísta Francisco Gil, la laboral es un proceso que se venía
preparando entre el entonces mandatario Carlos Salinas y la Coparmex, la
eléctrica es parte de un plan del ex presidente Ernesto Zedillo
y la de telecomunicaciones parte de priístas como Emilio Gamboa
Patrón y Francisco Gil Díaz.
Asimismo, el Plan Puebla-Panamá parte de la elaboración
de priístas como Florencio Salazar. Es decir, ninguno de estos puntos
que se pretenden ahora son representación de cambio, advierte.
Madrazo señala que a dos años del triunfo
panista hay preocupación porque se han perdido empleos, ha caído
mucho el salario y el poder adquisitivo; además la inseguridad pública
es un problema que además desalienta las inversiones y limita las
posibilidades de crecimiento económico de México.
"Siento que cada vez es más necesario dar certidumbre
a los mexicanos sobre el futuro del país, es algo que nos compete
construir a todos. Tenemos que entrar partidos, sectores económicos,
actores sociales para que le demos un rumbo adecuado al país y que
podamos tener los resultados que beneficien principalmente a la población
en su calidad de vida."
Confió en que se puedan alcanzar estos objetivos,
"por el bien de México", e hizo votos por que no haya actos de "inmadurez
o intolerancia" por parte del Ejecutivo, que empañen la posibilidad
de llegar a los acuerdos que el país requiere. "Si no hay los acuerdos,
la gobernabilidad se va debilitando, la falta de credibilidad en las instituciones,
llámese gobierno, partidos políticos, está siendo
menor. Esto a nadie le trae buenos resultados."
En un documento, el CEN priísta acusa a Fox de
"seguir como candidato, sin llegar a ser Presidente"; de tener "una visión
poco realista de la política mexicana"; de "no convocar a las fuerzas
políticas a manifestarse en relación con los grandes temas
que se busca incluir en la agenda nacional"; de "entrampar las propuestas
del Ejecutivo con una actitud maximalista, que considera sus soluciones
como las únicas posibles"; de una "inconstancia en declaraciones
y personalismo en acciones públicas", y de "justificar estas y otras
incapacidades de gobierno echando la culpa al desacuerdo de las oposiciones".
Por otra parte, Enrique Jackson Ramírez, coordinador
de los senadores del PRI, opinó que a dos años de las elecciones
de 2000, Fox derrochó su capital político y malgastó
el apoyo popular que tenía.
Agregó que incluso sectores como el empresarial
y la Iglesia le reclaman que no haya orden ni rumbo en su gobierno y que
los resultados sean mediocres.
Sostuvo que la fracción priísta espera que
el Presidente tome conciencia del desánimo y la frustración
que hay en la mayoría de los mexicanos, debido a que "los cambios
prometidos no se ven por ningún lado" y asuma su papel de jefe de
Estado, de conductor de la nación. El Congreso, agregó, está
dispuesto a colaborar con el Ejecutivo en la solución de los grandes
problemas nacionales.
"Ante un gobierno incapaz tenemos que aplicarnos más
todavía, para evitar que nos arrastre a todos" y con el propósito
de que "el país pueda salir adelante", añadió.
Sin embargo, el vicepresidente de la mesa directiva del
Senado, el panista César Jáuregui, consideró que el
problema es que "al gobierno de la alternancia le tocó la mala fortuna
de coincidir con una contracción económica internacional",
además de que también "ha tenido que bailar con las más
fea" al no contar con la mayoría en el Congreso y tener que enfrentarse
a la actitud de algunos partidos que "se oponen de manera sistemática
a todo".
Reconoció que a ello se agregan los "desaguisados
en el gabinete", que tampoco ayudan mucho a Fox. Todos estos elementos,
dijo, proyectan la imagen falsa de que el gobierno federal no ha sido capaz
de negociar, aunque "es innegable que el cambio por el que votaron los
mexicanos el 2 de julio se ha visto reflejado en un régimen de libertades
más amplio".