JAZZ
Juan Trujillo Limones
Festival de jazz de Montreal: Verdeamarelha
MONTREAL, CANADA. EL FESTIVAL de Jazz de esta ciudad sigue
su curso y su línea musical. El domingo estuvo acompañado
del ambiente y la fiesta brasileños que inundaron las calles de
la ciudad, después de que el equipo carioca de futbol ganara la
Copa del Mundial Corea-Japón al imponerse a la escuadra alemana
por dos goles. Antes de que empezaran el jazz y el blues, latinos y negros
en su mayoría celebraron a ritmo de batucada y samba el tan esperado
triunfo. Banderas verdeamarelhas estuvieron presentes en el festival,
así como las sonrisas de europeos y canadienses.
LA MAÑANA DEL SABADO 29 de junio se desarrolló
con conciertos gratuitos. Las bandas Le Dixieband y Ark of Infinity de
Estados Unidos, y Frederik Lundin, de Noruega, accionaron el jazz tradicional
con énfasis en los metales. El country, con la mezcla blusera, quedó
en manos de J. Paul Junior & The Zydeco Nubredz de Luisiana, quienes
en su momento lograron convocar a los despistados transeúntes.
SU MUSICA ENTRETENIA, mas no entusiasmaba en comparación
con el rhytm & blues de Beau Kavanagh & The broken hearted, en
el que el guitarrista inyectó su virtuosismo y buen desempeño
en el requinto. Hizo bailar al público multinacional debajo del
escenario, mientras Alex Pagman se encargó del jazz tradicional
de Nueva Orleans, matiz y letras de inicios del siglo XX, que mantuvo el
contrapeso histórico del género.
Sonido latino
NO
FALTO EL jazz latino. Alex Torres y los Reyes Latinos de Estados Unidos
hicieron bailar a su público con fuerza. El respetable apoyó
en todo momento por lo que la tendencia jazzística no cayó
en lo tradicional de los demás conciertos. La diferencia fue el
baile y la cerveza en mano.
LA NOCHE DEL 29 de junio se presentó Pat Martino
en el auditorio Spectrum, localidad para más de dos mil personas.
El guitarrista ofreció una entrevista a este colaborador, mientras
hacía su arribo al aeropuerto. Hizo énfasis en su sentimiento
al interpretar sus temas y el significado del jazz.
NACIDO EN 1944 en Filadelfia, el guitarrista hizo estremecer
al respetable con casi dos horas de un jazz elaborado, sentimental y elegante,
como pocos. Ha logrado compartir notas con Willis Jackson, Red Holloway,
Don Patterson, Jimmy Smith, Jack McDuff, Richard Groove Holmes y
Jimmy McGriff.
CERCA DE 18 piezas fueron las que Martino concretó,
en las que lo más importante fue la improvisación de cada
momento en escena, su estilo y sello en el post bop se desarrolló
sin obstáculo. Al respecto comenta: "Creo que el jazz se desarrolla
en el instante en que se toca, representa lo que uno es desde lo más
profundo del ser y por lo tanto la libertad es fundamental. Tiene que utilizarse
para el buen desempeño del músico. Por mi parte nunca pienso
en nada cuando toco, sólo toco lo que siento".
MARTINO CAUTIVO AL acariciar las cuerdas de su guitarra.
Por su parte, el pianista Joey Defrancesco hizo patente su calidad musical
inyectando matices a los ritmos, mientras el baterista marcaba la pauta
y base rítmica.
MARTINO DESEMPEÑA EL papel de la elegancia en el
festival. La cohesión que mantiene con la banda le permite gozar
con libertad y hacer cambios a su gusto. Sobre el significado de su música
señaló: "Tengo 40 años haciendo música, su
mensaje es aquello que representa la vida y la acción de vivir.
Pueden ser varios sentimientos; en mi caso son de suma importancia el dinamismo,
la exactitud y el poder".
EL MUSICO EJECUTO piezas instrumentales, una de ellas
Dream stream, en la que mostró virtuosismo, calidad y sensibilidad.
El sentimiento fue asimilado por el público, en su mayoría
de más de 30 años, con asombro, tranquilidad y entusiasmo,
lo que provocó que regresara al escenario tres veces.
CERCA DE LAS CERO horas, el Club Soda presentó,
desde Inglaterra, el show que con una mezcla de jazz, tecno, funk
y percusiones africanas mantuvo en movimiento a cerca de 600 personas.
El concierto logró superar las expectativas. La propuesta es interesante,
tal vez entre lo ortodoxo y lo vanguardista.