Me dan ternura, dijo a los perredistas Sodi y Barbosa
Alud de cuestionamientos al jefe Diego en el mismo Senado
Su función de congresista litigante le acarreó críticas
ANDREA BECERRIL Y ROBERTO GARDUÑO
En el propio Senado, Diego Fernández de Cevallos escuchó los reclamos y cuestionamientos de legisladores de PRD y PT sobre el conflicto de intereses de quien litiga y legisla al mismo tiempo: ''ƑUn representante público puede utilizar la fuerza que le da esa condición para favorecerse personalmente? šNo, parece que no!'', le dijeron.
Aunque el queretano acudió a todo tipo de maniobras para evitar que el perredista Jesús Ortega llevara el tema a tribuna, al final no pudo evitarlo; se excusó entonces de responder a los señalamientos porque, dijo, no podía hacerlo en su calidad de presidente de la mesa directiva.
Pero más tarde, en entrevista, exigió pruebas de que su comportamiento es ''inmoral'', y se burló de Demetrio Sodi y Miguel Barbosa por haber presentado dos iniciativas que prohíben a diputados y senadores ejercer otras actividades lucrativas durante su encargo parlamentario: ''Me dan ternura'', dijo sonriendo.
Desde el inicio de la sesión de la Permanente la suerte del tema Diego-legislador-litigante estaba echada. La mesa directiva que encabeza el senador panista le dio entrada, pero programándola al final de las intervenciones para intentar que, una vez agotado el tiempo promedio, la discusión se difiriera hasta la semana siguiente.
Y fue el senador del PRD Demetrio Sodi quien se presentó a la tribuna con un proyecto de decreto para que todos los funcionarios públicos, sin excepción, dejen de obtener cualquier retribución adicional a la señalada en la ley como pago a sus funciones: ''Los ingresos que recibimos como diputados y senadores son más que suficientes para poder tener una vida digna, para tener un ahorro que permita garantizar a cierta edad la posibilidad de un nivel de vida digno y desahogado''.
Fernández de Cevallos, quien por vez primera no se movió de la presidencia de la Permanente durante más de seis horas -porque coincidentemente los vicepresidentes Fidel Herrera, del PRI, y César Jáuregui, del PAN, no se presentaron-, dio la palabra enseguida de Sodi al diputado del PRD Miguel Barbosa.
El legislador también le entregó la iniciativa de decreto para expedir una ley federal de ética de los servidores públicos. Barbosa tocó la médula del problema: el conflicto de intereses que redunda en el beneficio de unos pocos y la afectación de las arcas del Estado. Tal es el caso por el que se señala a Fernández de Cevallos.
''Se trata de beneficios no merecidos, no equitativos, injustos e inmorales, derivados de posiciones de confianza y responsabilidad pública que son utilizados para acciones mezquinas e innobles, las cuales resultan ofensivas a cualquier noción de salvaguarda pública sobre la cual se edifica la democracia.''
El daño estaba hecho y el senador-litigante trató entonces de acortar la sesión para que Jesús Ortega, quien esperaba turno para subir a tribuna, no lo hiciera. Más que en otros días, Fernández de Cevallos fue afable y concedió la palabra a cuanto legislador la solicitó; incluso bromeó con ellos. Después, a eso de las 14:30, sugirió a la asamblea que votara por terminar y reiniciar la semana próxima, pero el pleno votó por que aquello continuara.
Ya sin remedio para el jefe, y con una fracción del PRI que permaneció ajena al tema de los legisladores-litigantes -porque tan sólo en la Cámara de Diputados hay 121 abogados priístas, que en su mayoría se desempeñan como representantes del pueblo y litigantes- llegó el momento en que Ortega subió a la tribuna.
Primero recordó el caso ganado por el despacho de Diego Fernández, y después fustigó a éste sin mencionar su nombre:
''Ahora el legislador, desde la perspectiva de su ideología, debiera actuar respondiendo a los electores, pero se presentan o se pueden presentar casos de algunos legisladores que en lugar de responder al interés general puedan responder a intereses propios o a exigencias que nada tienen que ver con el interés público. Pueden desnaturalizar al Congreso y pueden afectarlo de tal manera que el interés público esté por debajo de intereses particulares.
''Un legislador puede, me pregunto, en ejercicio de su mandato ciudadano, cabildear, litigar, presionar, influenciar para resolver favorablemente asuntos que lo benefician personalmente. šA mi parecer, no! šEn absoluto, no! No cuestiono si es legal, pero es necesario preguntarnos si es ético; debiéramos concluir que aquel legislador que actuara de esa manera, no estaría actuando éticamente.''
Y para enardecer aún más al queretano, que permanecía impasible en su sitio, el diputado de Convergencia por la Democracia, José Manuel del Río Virgen, leyó en tribuna una posición de la diputada del Partido del Trabajo Rosa Delia Cota Montaño, quien demandó en su texto que el presidente del Senado aclarara su participación en el litigio donde el gobierno federal está obligado a pagar mil 214 millones de pesos a una familia, y su intervención en el juicio de Jugos del Valle contra la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Como lo hizo al concluir la intervención de Jesús Ortega, Diego Fernández respondió que en su condición de presidente de la Comisión Permanente, y ante la ausencia de los vicepresidentes Herrera y Jáuregui, respondería a través de un escrito. Así lo hizo.
En un texto de ocho cuartillas -que se repartió a legisladores y medios de comunicación- el jefe Diego aseguró que en todo momento ''he sujetado mi conducta a mi conciencia y a la ley; si alguien me imputa haber utilizado el cargo de senador para beneficiarme de asunto privados, está obligado a probarlo'', y en seis puntos más descalificó a sus detractores.
Y con esas aclaraciones de por medio enfrentó cámaras y grabadoras.
-ƑJesús Ortega sabía que usted estaba amarrado de manos?
-Mantengo respeto inequívoco para la persona y para el senador Ortega. No voy a confundir una situación de esta naturaleza para llevarla por el camino de las rencillas, de los agravios o de las difamaciones; puedo reiterarlo, es un hombre serio, respetable, de buena fe, que con frecuencia está equivocado.
-ƑQué opina de la iniciativa de Sodi?
-Creo que es el PRD. Como presidente del Senado y senador la respeto; como litigante y jurista, me da ternura.
-Van dos semanas de dimes y diretes...
-No. Como me verán, estoy divertido por una razón muy sencilla, porque yo tomo en serio la crítica seria. La difamación, el atropello, el linchamiento mediático generalmente me divierten.
-Lo han denominado coyote de angora.
-Nada. Están expresando su dimensión, su calidad, su educación y su grandeza. Expresamente respondo a esa acusación de que mi comportamiento es inmoral, aunque no den pruebas de hechos, ni de fundamentos jurídicos para sustentar esa acusación moral.
-La propuesta de Demetrio Sodi le representa ternura. Pero más allá de esto Ƒpodría el PAN respaldarla?
-Yo creo que todos los partidos debemos tomar en serio todas las iniciativas, analizarlas en sus méritos y resolverlas con responsabilidad; por eso, repito, como senador y como presidente de la Comisión Permanente esa iniciativa, como cualquiera otra, me merece respeto, pero como jurista y litigante me da ternura; tengan la bondad de leerla.
-ƑEn cuánto tiempo escribió su respuesta? ƑEn cinco, seis minutos?
-Un poquillo más, aquí en la sesión; más o menos 12. Yo pienso que es un texto que está hecho para meditarse, es una respuesta seria, propia de un senador serio; y si yo trato de tomar este texto para una exhibición personal estoy restando la responsabilidad que debe estar en mis actos y desde luego estoy devaluando mi trabajo. Al leer este documento advertirán que no se trata de una respuesta rijosa, vulgar, de ignorante o de tramposo, sino de un hombre que sabe lo que responde, que tiene dignidad y que da la cara como está acostumbrado a darla.