Es una afrenta a la integridad territorial española, dice Aznar,
y moviliza tropas
Ocupación marroquí del islote Perejil
desata crisis entre Madrid y Rabat
Se instaló allí "un puesto de observación" para reforzar
la lucha antiterrorista, según Marruecos
El enclave tiene alrededor de mil 500 metros cuadrados y estaba abandonado
desde hace 50 años
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 12 de julio. El islote Perejil, enclave
de alrededor de mil 500 metros cuadrados situado entre las costas marroquíes
y la ciudad es-pañola de Ceuta, se convirtió des-de ayer
en el origen de una nueva crisis diplomática entre Marruecos y España.
Un destacamento militar marroquí, formado por unos
20 soldados que llevaban casas de campaña y víveres, ocuparon
el islote abandonado desde hace más de 50 años, y en la cima
izaron dos banderas del reino marroquí.
No se hizo esperar el malestar del gobierno del presidente
José María Aznar, que de inmediato denunció esta ocupación
como una afrenta a la integridad territorial española.
El ministro español de la presidencia y secretario
portavoz, Ma-riano Rajoy, calificó la ocupación como "acto
inamistoso" e "in-compatible" con el tratado de cooperación bilateral
que Madrid y Rabat firmaron en 1991.
El gesto del ejército marroquí provocó
además la inmediata mo-vilización de las fuerzas de seguridad
españolas.
Fuentes de la cancillería marroquí aseguraron
que sus fuerzas de seguridad habían instalado "un puesto de observación"
en el islote para reforzar la lucha contra el terrorismo y la inmigración
ilegal, "en particular en el estratégico estrecho de Gibraltar".
Un alto funcionario del Ministerio del Exterior en Rabat
dijo que el islote, que en Marruecos se co-noce como isla Leila, se encuentra
dentro de las aguas territoriales marroquíes, y por lo tanto el
país africano tiene "derechos soberanos sobre ella".
El sábado pasado las autoridades de Marruecos denunciaron
que barcos españoles de vigilancia habían penetrado en sus
aguas.
Se trató de cinco buques de guerra que rodearon
el peñón de Alhucemas, mientras sobrevolaba la zona un helicóptero,
también del ejército español.
Soberanía y revancha
El gobierno marroquí pidió entonces explicaciones
de la situación anterior al embajador de España en Rabat,
Fernando Arias Salgado, quien señaló que el despliegue militar
se debía a "ejercicios de fin de cursos" de los guardacostas de
la Escuela Naval de Marín.
Fuentes de la cancillería española atribuyeron
la toma de hoy del islote como una "revancha" por el anterior incidente.
No hay absolutamente nada en el islote Perejil, un pedazo
de tierra en medio del estrecho de Gi-braltar que no supera en tamaño
a un campo de futbol y en el que sólo crece perejil silvestre.
La isla fue incorporada a la ciudad de Ceuta durante la
presencia portuguesa hasta 1581, y mantuvo su estatuto cuando España,
instalada a su vez en Ceuta, ocupó por primera vez el islote de
forma duradera en 1808.
El tratado franco-español de 1912, que fijó
los límites geográficos del protectorado español de
Marruecos, no menciona la isla, pero España se mantuvo en ella durante
el protectorado.
En los años 80, cuando se firmó el estatuto
de autonomía de Ceuta, Madrid aceptó, a instancias de Ra-bat,
no mencionar al islote en el documento, de modo que actualmente no pertenece
a ninguna en-tidad administrativa española de manera formal.
Nuevamente el estatus territorial del islote Perejil no
está incluido en el estatuto que corresponde a Ceuta ratificado
en 1990, lo que en teoría le convierte en tierra de nadie, aunque
el gobierno español considera que le corresponde la soberanía,
a pesar de que ese territorio se encuentra en las aguas del país
vecino, pues se encuentra a escasos 200 metros de las costas marroquíes.
La relaciones entre Marruecos y España han empeorado
en los últimos años, lo que ha provocado, incluso, que hace
un año Rabat decidiera llamar a consultas a su embajador en Madrid,
con lo que comenzó la peor crisis diplomática de los últimos
años entre estas dos naciones.
El origen de dicha crisis está, en primer lugar,
en la ruptura de las negociaciones para alcanzar un acuerdo pesquero entre
Marruecos y la Unión Europea (UE), ocurrida en noviembre de 1999.
Pero además están las tensiones provocadas
por la migración del Magreb a España, y en este tema, más
que cooperación y diálogo, ha habido cruce de acusaciones
y presiones por parte de Aznar para que se sancione desde las instituciones
europeas al país magrebí.
Incluso una de las iniciativas que defendió el
mandatario español durante su presidencia temporal de la UE fue
la de castigar con la supresión de los fondos de ayuda al desarrollo
a los países de Africa y América Latina que no controlen
sus fronteras, y por lo tanto no "cooperen" con la comunidad eu-ropea en
los esfuerzos para controlar la inmigración ilegal.
Los gobiernos europeos aceptaron endurecer los controles
migratorios pero rechazaron adoptar sanciones contra los países
desde los que proviene la migración.
Aun así, la actitud de Aznar provocó crispación
en el gobierno de Marruecos, que sintió que la medida propuesta
por el jefe del gobierno español se dirigía específicamente
contra este reino del norte de Africa.
Doce horas después de la ocupación del islote
Perejil, Rajoy enfatizó la "indignación" de la administración
y preguntó a sus homólogos marroquíes "¿hasta
dónde quieren llevar sus relaciones con España con este acto
inamistoso?", por lo que exigió la retirada inmediata del minúsculo
destacamento de Rabat, y advirtió que de no hacerlo podría
quedar sin efecto el tratado de cooperación bilateral firmado entre
las dos naciones en 1991.
Rajoy añadió que el gobierno español
había ordenado el reforzamiento militar en zonas limítrofes
con Marruecos y recordó, a modo de amenaza, que "Marruecos es el
primer receptor de la ayuda española para el desarrollo y millón
y medio de ciudadanos marroquíes atraviesan todos los años
la península ibérica para regresar a su país".
Preocupación europea
Esta postura oficial sobre la ocupación del islote
fue apoyada por prácticamente todas las formaciones políticas
españolas, que consideraron "inadmisible" y "sin justificación"
la citada ocupación te-rritorial por tropas marroquíes.
Por su parte, el comisario de Relaciones Exteriores de
la Unión Europea, Chris Patten, afirmó que todos los gobiernos
de ese continente comparten "gran preocupación" por la ocupación
del islote.
En cualquier caso, el gobierno de Rabat afirmó
que no piensa retirar el destacamento al considerar que esa porción
de tierra pertenece al reino de Marruecos, por su proximidad al país.
Por lo pronto, en los primeros intentos por resolver la
situación por la vía diplomática el canciller marroquí,
Mohamed Benaissa, y la ministra del Exterior española, Ana de Palacio,
quien asumió esta semana el cargo, sostuvieron una conversación
telefónica, en la que sólo trascendió que la nueva
crisis diplomática entre las naciones ve-cinas continuará
los próximos días y que en el islote Perejil se-guirá
ondeando las banderas rojas del país magrebí.
La ocupación del islote coincide con la celebración
de la boda del rey Mohamed VI de Marruecos, quien contrario a la costumbre
de la monarquía internacional no invitó al enlace a la familia
real española ni a ninguna otra similar de Europa.