Comenzar la formación musical desde el vientre materno, recomiendan
expertos
La ignorancia de pedagogías es el principal
problema de la educación artística en México
Hay pocos coros y orquestas juveniles en comparación con la gran
población estudiantil
En el mundo se reconoce al país por tener ''buenos cantantes y voces
fuertes y sonoras''
ARTURO JIMENEZ
Más que la falta de dinero, recursos materiales
o voluntad política, la carencia esencial de la enseñanza
artística en México consiste en el desconocimiento de pedagogías
de probada eficacia y su aplicación desde etapas prescolares e incluso
prenatales. Se trata de un tema en cuyo trasfondo radica otro asunto medular:
formar mejores seres humanos, lo cual incluye la formación de mejores
ciudadanos.
Dentro de la enseñanza artística destaca
la educación musical y, como parte de ésta, el canto coral.
De ello hablan los directores de coros infantiles Alfredo Mendoza (México);
Pauli Ylitalo (Finlandia); Ana María Raga (Venezuela) y la mexicana
María Concepción Saloma, experta en pedagogía musical.
Ellos participaron en la primera etapa del tercer Festival de las Américas,
que continúa en EU y concluye mañana.
La actividad coral mexicana es tradicional, pero hace
apenas una década que ha logrado cierta presencia internacional.
Según Alfredo Mendoza, serían unos cinco coros con un alto
nivel. Sin embargo, no figura entre los países latinoamericanos
que han destacado, como Venezuela, Argentina, Puerto Rico y Cuba.
Verdadero fraude
''En
México la educación musical no forma parte de ningún
programa", plantea Alfredo Mendoza, director artístico de la Schola
Cantorum y miembro de la mesa directiva de la Asociación Internacional
para las Artes Corales y Escénicas Infantiles (ISCCPA, por sus siglas
en inglés).
''Nos falta educación musical en serio, no andar
con bromitas de recetitas de cocina. Tiene que haber, ante todo, una motivación
profunda de la sensibilidad y eso sólo se logra con un arte de buen
nivel: buena ejecución, buena selección de material, contacto
con la gran música."
Mientras, la materia de educación artística
en la primaria es un ''verdadero fraude", agrega. ''No conozco a ningún
profesor que pueda enseñar bien ya no las diversas disciplinas de
las artes (teatro, danza, pintura, música), sino dos o tres ramas
diferentes de la música, ya que se trata de áreas muy especializadas."
Y pregunta: ''¿Cómo se puede pensar que
un profesor pueda enseñar bien esas cuatro artes en dos horas a
la semana?" Este, dice, es un problema que se creó en la década
de los 70, cuando se abandonó la enseñanza de acuerdo con
la especialidad del maestro y se buscó abarcar todas las disciplinas
por un solo mentor.
''Por eso tenemos muy pocos coros infantiles y orquestas
juveniles en comparación con la enorme población estudiantil",
señala, y recuerda que en los años 80 comenzó cierto
auge en la música, pero después se vino abajo debido a recortes
presupuestales.
En cuanto a los coros, dice que no han sido tan afectados
porque son un programa barato cuyo principal instrumento es la voz. ''Además,
a México se le reconoce en el mundo por tener materia prima: buenos
cantantes y voces fuertes y sonoras."
En contraparte, Mendoza observa cualidades que falta pulir,
como ''la concentración, la finura y el detalle".
Por eso considera que la educación musical debe
ser temprana, incluso desde el vientre materno, pues el oído es
uno de los primeros sentidos en desarrollarse.
Y para después del nacimiento, agrega que existen
ya muchas técnicas de estimulación temprana para que los
padres desarrollen juegos musicales con el niño.
''Después debería venir la enseñanza
en preescolar y en primaria, pero en México comienza hasta la secundaria,
cuando ya es muy tarde. El joven se ríe y siente la música
como algo muy raro."
Reflexiona: ''La formación integral de la persona
requiere también el sentido estético, el cual toca el alma.
El arte es parte de la formación de la personalidad, del corazón.
Si eso se quita, estaremos formando seres humanos incompletos.
''La persona con sensibilidad artística se desarrolla
de manera más armónica, sin tender a la unilateralidad que
puede tener, por ejemplo, un tecnócrata, un militar o alguien que
sólo está en una cosa. El arte nos hace ser más universales
y sensibles a lo que los demás sienten y piensan."
Los casos de Finlandia y Venezuela
La educación artística en Finlandia es un
ejemplo y de ella destaca el área musical. En el caso de los coros
y los festivales, éstos proliferan por pueblos y ciudades y cuentan
con un nivel muy alto.
A los niños finlandeses se les imparte educación
musical dos horas a la semana durante la primaria, aunque algunas escuelas
dedican cuatro. A los 14 años ya pueden escoger si continúan
en la música o en otra actividad artística que han llevado,
como pintura o teatro, dice Pauli Ylitalo, director del Coro Juvenil de
Raahe.
''En mi país la educación musical es parte
importante de la formación del ser humano, que le enseña
a crecer. No es una materia de currículum sino para su formación
integral en todas las áreas del aprendizaje."
El caso de Venezuela es parecido a México, porque
ahí tampoco existe un programa integrado al sistema educativo nacional
básico. Pero en el país sudamericano existe gran cantidad
de coros y el nivel es muy alto debido a iniciativas independientes, civiles
y privadas.
''En Venezuela hace falta una política que logre
crear la 'institución coral' para poder equipararnos al movimiento
orquestal, del que sí hay un proyecto", dice Ana María Raga,
directora de Coral Aequalis, de Caracas.
Ejemplifica una de las virtudes de la enseñanza
musical: ''Con las niñas de Coral Aequalis he podido hacer canciones
con coreografías y ritmos difíciles, y composiciones que
deben mezclar movimiento y canto.
''Todo lo hacen, resuelven cualquier propuesta, y de manera
más rápida y disciplinada que los coros de adultos, de los
que dirijo cuatro. Uno ve el fruto del trabajo con niños muy pronto,
y no sólo en lo musical sino como personas, como escuela de vida."
Pedagogía musical, la clave
La pedagoga musical María Concepción Saloma,
también presidenta de la Asociación de Amistad México-Finlandia
y jubilada hace poco, luego de tres décadas de trabajo en la sección
de música escolar del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA),
expresa:
''Tuve que salir de México para completar mi formación
porque los planes de estudio de la carrera de pedagogía musical
en el país han sido pobres desde los años 60. Antes había
unos planes fantásticos."
Con técnicas aprendidas en Holanda, como la de
''jugando con música", métodos de enseñanza coral
en Hungría desde el vientre materno y estudios en la Academia Sibelius
de Finlandia, señala:
''En México no se ha podido lograr un contenido
programático para la enseñanza musical. Si no tenemos un
programa de educación musical, no podemos trabajar."
Pone un ejemplo de lo académico: ''La sección
de música escolar del INBA se fue llenando de maestros que manejaban
la teoría pero no la didáctica, la metodología, la
pedagogía. Hay iniciativa y creatividad, pero faltan las herramientas.
Es un error que a los que estamos en la pedagogía musical nos vean
como músicos frustrados".
Más que faltar apoyo o interés de las autoridades,
considera Saloma, existe gran desconocimiento. ''La educación musical
a nivel elemental es muy difícil. En Hungría, por ejemplo,
las maestras de mayor edad son las que trabajan con los niños más
pequeños. Y aquí si uno dice que trabaja en prescolar es
algo peyorativo."
El mayor problema, destaca, es que los profesores no tienen
preparación pedagógica. Propone que a los incentivos económicos
a los docentes deben agregarse los estímulos académicos y
crear un programa rector de pedagogía musical.
''Debe darse a los maestros la oportunidad de desarrollar
la magnífica creatividad que tienen. No creo que sea muy difícil
porque contamos con muy buenos profesores de educación musical.
Lo que falta es capacitarlos."