Sus expertos investigan acerca del trasplante neural para curar el Parkinson
Centro cubano ofrece recuperación de 70% en
desórdenes neurológicos
Aconsejan además regímenes que aumentan la esperanza de vida
El instituto tiene sede en tres países y relación con otros
69 En México
atiende en promedio a 300 personas al año
ANGELES CRUZ
El Parkinson, la parálisis cerebral y las lesiones
de la médula espinal, entre otros males causantes de invalidez,
tienen alternativa: la restauración neurológica, tratamiento
que, sin conseguir la cura total, permite el aprovechamiento de toda la
capacidad cerebral para recuperar parte de las funciones perdidas.
La investigación científica demostró
la neuroplasticidad del cerebro: zonas vecinas a las afectadas o muertas
a causa de esos padecimientos pueden asumir algunas de las capacidades
neurológicas perdidas mediante un entrenamiento intenso y la participación
de un equipo multidisciplinario.
El Centro Internacional de Restauración Neurológica
(Ciren) de Cuba trabaja en ese adelanto desde hace 14 años. Aunque
se desarrolló en los peores años de la crisis económica
de la isla, cuenta con el equipo más sofisticado en el área
de las neurociencias.
Antonio Villa Soto, subdirector ejecutivo de la institución,
asegura que el Ciren es único en su tipo, porque reúne a
expertos de al menos 10 especialidades médicas que en jornadas de
trabajo de siete horas diarias, de lunes a viernes, y tres horas y media
los sábados, logran mejorar la calidad de vida de los enfermos.
Los alcances de las neurociencias no tienen límites,
dice, y como prueba está el hecho de que en el centro también
se practican neurocirugías, que reducen hasta 70 por ciento los
daños al sistema nervioso central ocasionados por la enfermedad
de Parkinson. De hecho, el Ciren fue el primero en hacer una operación
quirúrgica para adecuar el núcleo subtalámico y recuperar
funcionalmente al paciente.
A la fecha, se han practicado ahí más de
100 cirugías de este tipo, conocidas como subtalamotomías.
No sólo eso. Los expertos ya están en la búsqueda
del trasplante neural a partir de células troncales. Se trata, explica
Villa Soto, de localizar las células que puedan convertirse en neuronas
productoras de dopamina, cuya deficiencia origina la enfermedad de Parkinson.
Prevención del envejecimiento
Una
tercera vertiente en la que trabaja el Ciren es el Programa de Restauración
Biológica General (Rebioger). Por las indagaciones en el área
de las neurociencias surgió el interés de los investigadores
cubanos por estudiar el envejecimiento humano y las formas de prevenirlo.
''No para prometer la inmortalidad, sino para vivir los años que
nos corresponda, de una manera exitosa, con calidad", explica Villa Soto.
Aunque pueden participar todas las personas que lo deseen,
Rebioger está dirigido a personas sanas o supuestamente sanas mayores
de 30 años a quienes se les practica una evaluación de sus
factores de riesgo para desarrollar enfermedades crónico-degenerativas,
su aspecto nutricional y el estrés oxidativo (agotamiento celular)
de su organismo.
Este último factor es determinante, indica Villa
Soto. El estrés oxidativo ocurre cuando los sistemas enzimáticos
que se combinan con el oxígeno se han agotado. Las moléculas
de oxígeno solas aceleran la destrucción y la muerte celular.
El tema se estudia en diversas partes del mundo. Tan sólo en Cuba
existen más de 100 instituciones abocadas a esa área.
La dieta sana, el ejercicio físico y el mantenimiento
de índices bajos de colesterol y triglicéridos, entre otros,
son factores que se describieron hace ya varios años para lograr
un envejecimientos sano. El Ciren ofrece un tratamiento integral que incluye
la atención del estrés oxidativo. Villa Soto advierte sobre
algunos síntomas de la presencia de ese deterioro celular: dolor
en articulaciones, insomnio, pérdida de la libido y cansancio.
El problema se contrarresta con antioxidantes. El Ciren,
en colaboración con instituciones italianas, desarrolló hace
10 años su propia tecnología para producir esta sustancia.
Potencialmente, los humanos pueden llegar a vivir entre 100 y 120 años.
Los cubanos, explica Villa Soto, están en condiciones de llegar
a los 89 años con una buena calidad de vida.
Pese a la crisis
A la fecha, el Ciren mantiene relación con 69 países
y en tres tiene oficinas de representación: Colombia, Chile y México.
Esta última se instaló en 1999 y desde entonces se ha incrementado
el número de pacientes mexicanos en tratamiento. De hecho, explica
el subdirector, México tiene el mayor número de enfermos
-alrededor de 300 por año- en el Ciren.
Villa Soto destaca la importancia que tiene para Cuba
la relación y colaboración científica con México.
Recuerda que el interés por el desarrollo de la restauración
neurológica surgió luego de la visita que los doctores René
Drucker e Ignacio Madrazo hicieron a la isla para compartir sus descubrimientos
en torno al tratamiento del Parkinson.
El surgimiento y desarrollo del Ciren ocurrió al
mismo tiempo que la crisis cubana de los noventa. Villa Soto explica que
esa situación no fue obstáculo para el Ciren, porque no es
un hecho aislado. Su creación ocurre sobre una base de formación
de recursos humanos y una infraestructura sólida de investigación
científica.
Al triunfo de la Revolución cubana, en 1959, el
gobierno decidió que el país debía ser de hombres
de ciencia. Así, de un analfabetismo de casi 60 por ciento en ese
año, en la actualidad 10 por ciento de la población cursa
estudios universitarios. No existen personas analfabetas y al menos uno
de cada seis habitantes tiene grado de técnico medio.
En 1965 se creó el primer Centro Nacional de Investigaciones
Científicas de Cuba. En 1985 ya existían 23 facultades de
medicina y cuatro institutos superiores de ciencias médicas.
Tal vez lo más difícil ha sido la formación
de profesionales. "Para tener un pensamiento científico se debe
tener una cantera de miles de personas con acceso a la ciencia, y eso ya
se tenía cuando creamos el Ciren", refiere Villa Soto.
Por eso, apunta, las restricciones económicas del
país no obstaculizaron el desarrollo científico. Por el contrario,
en 1990, cuando la crisis se agudizó, los recortes presupuestales
"se aplicaron en otras áreas, pero no en la ciencia. Cuba siguió
trabajando en el desarrollo científico".
La representación del Ciren en México está
a cargo de la doctora Irina Wilkins y se ubica en Insurgentes Sur 682-102,
colonia Del Valle. Teléfono 5523 8296. La página web es ciren.com.mx