Tocó la batería durante 36 horas
A baquetazos, Zavala rompe récord Guinness
ARTURO CRUZ BARCENAS
A
las 9:59 horas de ayer, el nombre del mexicano Fernando Zavala González
quedó inscrito en el libro de los Récord Guinness, al romper
el tiempo establecido por el canadiense Steven Darvill, en 2001, quien
había tocado 36 horas seguidas su batería. El mexicano tocaba
Intento escaparme de ti y El rock de la noche de verano;
a caballo entre una y otra, superó la prueba.
Sus amigos contaron: "10, nueve, ocho... tres, dos, uno,
¡cero!" Luego exclamaron: "¡Sí se pudo!", "¡Adiós
al canadiense!" Fer, como le dicen, tenía brillantes los
párpados; quería seguir, hacer imposible que le arrebaten
algún día esta marca que lo saca de la clandestinidad. Su
esposa, Dulce Hurtado, lo abrazaba feliz. Fernando le dedicó el
esfuerzo: "fue mi regalo de aniversario de bodas".
Todavía tocó dos horas más, hasta
completar 38. Quería seguir, pero los médicos y sus papás
-"preocupones", les dijo- le pidieron que sólo completara las 38.
Ya su traje de palomo, con el que inició la prueba, estaba quién
sabe dónde. Ayer vestía pants, sandalias tipo huarache y
una sudadera.
A sus pies yacían las botellas vacías del
complemento alimenticio, yogures, agua y otros líquidos, así
como gelatinas. Por momentos, a eso de las ocho de la mañana, flaqueba.
"¡Echale huevos!", le decía una señora en una cartulina.
"¡Ese pinche canadiense tenía 41 años cuando estableció
el récord; tú tienes 31, Fer, échale huevos!",
le gritaban.
Y se soltó con las de Maná, José
José, Caifanes... hasta sumar 550 rolas. A cinco minutos de acabar
su larga jornada, a las 11:55, habló mientras tocaba su intrumento:
"Estoy alegre; hay cansancio, sí, pasé calambres, pero se
olvida uno de todo. Me dieron masajes.
"Mi esposa está feliz. Nuestro primer aniversario
fue esta semana. Me ayudaron 34 personas, mis amigos; les doy las gracias."
Y se fue a descansar. Hoy y mañana volverá
a trabajar en uno de los dos salones Centenario de Azcapotzalco, donde
cada semana toca su bataca para ganarse la vida.
Ahora tratará de organizar un evento en el que
mil bateristas toquen a la vez en la plancha del Zócalo capitalino.