El domingo se cumple el centenario del fundador del racionalismo crítico
Karl Popper forjó con sus tesis toda una fundamentación
filosófica de la tolerancia
Escribir sencillo y claro como fuera posible, deber asumido por el pensador
vienés
Debemos partir de la ignorancia y la falibilidad para resolver problemas,
sostenía
DPA
Hamburgo, 25 de julio. El filósofo Karl
Popper, nacido en Viena hace un siglo, el 28 de julio de 1902, consiguió
como ningún otro unir en su obra lo teórico con lo práctico
y transmitir conocimientos útiles para el individuo, la sociedad
y la política, circunstancia que lo ha convertido en uno de los
intelectuales más conocidos de la segunda mitad del siglo XX.
También ha influido mucho su lucha con medios filosóficos
contra el totalitarismo, el dogmatismo, la irracionalidad y la arrogancia
intelectual.
Aspirar al menor sufrimiento
La
admiración por Popper, quien vivió en Gran Bretaña
de 1945 hasta su muerte, ocurrida en 1994, se debe a su esfuerzo por escribir
tan sencillo y claro como fuera posible, algo que asumía como deber.
Las ''terminologías difíciles, oscuras"
y el ''lenguaje de gran efecto e ininteligible" de muchos filósofos
alemanes resultaban desagradables para el estudioso.
Todas las obras destacadas del fundador del racionalismo
crítico son variaciones sobre un mismo tema: no se trata de conseguir
la mayor felicidad posible para el grupo de uno, la clase, la nación,
la raza o la humanidad, sino de aspirar al menor sufrimiento posible para
todos los que necesitan ayuda. Y no se trata de buscar certeza, sino de
aprender de los errores que se cometen.
El núcleo de su propuesta es la falsedad y el crecimiento
infinito del conocimiento, es decir, su eterna provisoriedad y por tanto
también su constante progreso.
Para Popper un enunciado científico sobre la realidad
carece de validez cuando tiene un error lógico o lo contradice un
hecho. En ese caso resulta falseado, se constata su falsedad. Sin embargo,
para el racionalismo crítico no existe ninguna constatación
de la verdad, sino sólo conjeturas y refutación de errores.
Según su teoría, nunca es posible alcanzar
la verdad última, pues experiencias contradictorias pueden recibir
distintas explicaciones teóricas. A veces, sin embargo, se puede
constatar que un enunciado es falso. Si no es el caso, ese enunciado puede
mantenerse de forma provisional.
Elaboración provisional de hipótesis
Las tesis de Popper han servido para subrayar las ventajas
de una democracia liberal. En un sistema así, ninguna teoría
puede arrogarse la posesión de la verdad absoluta; en cambio, se
permite la elaboración provisional de hipótesis que deben
ser mejoradas de forma constante con base en la discusión crítica.
Así, Popper llegó a una fundamentación filosófica
de la tolerancia.
Su posición fue criticada en ciertos debates de
los años sesenta cuyo punto central era la problemática entre
la objetividad y los juicios en la ciencia.
Popper, que no participó en la ya olvidada polémica,
aseguró cierta ocasión que se trataba de ''un barullo de
grotesca insignificancia".
Otros filósofos y epistemólogos posteriores
han partido de otras premisas para sus teorías y ofrecen nuevas
orientaciones. Sin embargo, la idea básica de Popper de que vivimos
en un universo abierto en el que las personas deben resolver sus problemas
con la conciencia de su ignorancia y su falibilidad, aún tiene validez
para muchos.