REPORTAJE ESPECIAL: CRONICAS TEXANAS
Tienden en Dallas puente con Guanajuato, San
Luis Potosí y Zacatecas
Agrupaciones de migrantes mantienen vivo el nexo con
México
Es quizás uno de los mayores proyectos internacionales.
Involucra a millones de personas, pero no cuenta con técnicos ni
financieros, sólo trabajadores, pequeños empresarios y líderes
comunitarios, quienes cada día concretan un designio binacional
que está cambiando la identidad de Dallas y México
Dallas, Texas
Poco a poco se construye un enorme puente entre Dallas
y Guanajuato, San Luis Potosí y Zacatecas; tal vez es uno de los
mayores proyectos internacionales en el mundo. Pero no hay ingenieros ni
arquitectos ni financieros de los megaproyectos de la construcción
mundial, sino trabajadores, pequeños empresarios, líderes
comunitarios que, en conjunto, arman cada día un proyecto binacional
que en sus dimensiones totales es mayor a cualquier iniciativa gubernamental
o empresarial.
Este proyecto está cambiando la identidad de Dallas,
y también la de México. La presencia de 270 mil guanajuatenses
(se calcula que hay más de 2 millones de ellos en el exterior y
que en Dallas representan 50 por ciento de los inmigrantes mexicanos),
más miles de potosinos, zacatecanos, jaliscienses, duranguenses,
chihuahuenses y veracruzanos, cambia tanto el panorama de esta ciudad texana
como de los estados de donde provienen los migrantes.
La cuarta parte de la población de la gran zona
metropolitana de Dallas es latina, la mayoría mexicana; o
sea, más de un millón. En Dallas la comunidad mexicana podría
representar 35 por ciento de la población total. Una de las figuras
centrales de este nuevo universo, y uno de los arquitectos del puente
es don Tereso Ortiz, originario de Ocampo, fundador y presidente de la
Casa Guanajuato, el núcleo de la comunidad guanajuatense aquí.
"Los orígenes son más importantes que lo
que sucede después", afirma Tereso, quien habla de su vida, su familia,
del trabajo de sus padres y de que "nunca hemos retrocedido". Desde Ocampo
a Dallas, cuenta una larga trayectoria, que cruza un río para finalmente
llegar aquí, "por la situación económica, y el intento
de vivir un poco mejor de lo que era posible en nuestra tierra, y así
buscar una vida más digna". "Dicen que Dios aprieta pero no ahorca",
resume las dificultades en este camino.
En su oficina, ubicada en lo que era entre fábrica
y almacén y que ahora orgullosamente se llama Casa Guanajuato, el
teléfono no cesa de interrumpir la entrevista; cada llamada es atendida
por Tereso a fondo, con un manejo que cualquier diplomático u organizador
profesional envidiaría. Una sonrisa profunda y una amplia memoria
acompañan a este líder natural.
Su
gran obra es la Casa Guanajuato, sitio de reunión y festejo de la
comunidad, y lugar para preparar campeones; hay un cuadrilátero
donde se entrenan jóvenes de estos barrios, algunos con un prometedor
talento.
Junto, unas muchachas acuden a un taller de danza. Hay
teatro, clases de inglés y de alfabetización. Se establecerá
una oficina de apoyo para asuntos migratorios. Todo lo construyen voluntarios,
incluyendo a Tereso, quien trabaja todo el día de capataz en una
fábrica cercana y sus horas libres las dedica a este lugar.
Un voluntario entra a la oficina para anunciar que el
equipo juvenil de futbol de la Casa Guanajuato acaba de ganar un campeonato
nacional en Florida. Orgulloso, dice que el equipo que él dirige
se coronó después de derrotar a varios equipos locales con
niños de colonias ricas de Dallas, cuyos padres habían contratado
con mucho dinero a entrenadores brasileños y europeos, y esto no
fue ningún obstáculo para los niños de Casa Guanajuato.
En Ocampo un cura advirtió a Tereso que lo peor
que les puede pasar a los que emigran es que "se olvidan de dónde
vienen, de dónde son, de su historia y la cultura que llevan". Por
eso Tereso Ortiz y otros organizan el club Compañeros Unidos de
Ocampo. Allí empezaron a celebrar las fiestas de su pueblo, y a
enviar dinero para que su pueblo también tuviera con que festejar.
Se sumaron otros pueblos, se empezaron a enviar fondos para otras necesidades,
y poco a poco, se construyó un puente permanente entre Dallas
y Guanajuato. Tereso señala que se han enviado desde cobijas para
los ancianos y alimentos para los necesitados hasta campanas para las iglesias.
Los políticos se dieron cuenta y Carlos Medina
Plascencia, cuando gobernó la entidad, estableció contacto
y promovió la idea de mantener una relación permanente. La
Casa Guanajuato nació el 18 de septiembre de 1994 y menos de un
año después abrió sus puertas.
El gobierno del estado aporta 10 mil dólares para
consolidar este esfuerzo, y un guanajuatense rico de Dallas y don Marciano,
dueño de un pequeño restaurante de esta colonia, también
apoyan. El gobernador, respondiendo a críticas de por qué
su gobierno tenía para dar fondos a Dallas, pero no a su propio
pueblo, respondió que los de Texas envían 15 millones de
dólares al año a la economía del estado.
Desde un principio los de aquí entendieron que
se debía crear un espacio plural y autónomo, lo esencial
para crear una institución fuerte, afirma Tereso Ortiz. "Sólo
vivimos una vez y hay que dar un poquito de los que Dios nos da", recuerda.
Dice que se dedicaron a este proyecto para que "nuestros nietos puedan
seguir algo que les dejamos".
Vicente Fox y Tereso Ortiz se conocieron cuando el primero
era gobernador. Después éste fue invitado a la toma de posesión
presidencial en representación de los inmigrantes. Interrogado sobre
los planes declarados por el también originario de Dallas Juan Hernández,
titular de la desaparecida oficina presidencial de atención a migrantes,
Ortiz opinó que Hernández no cumplió con lo que le
ofreció Fox.
Recuerda que Fox, al iniciar su presidencia, les dijo:
"Ustedes son héroes, y vamos a ayudarlos y para eso aquí
está Juan Hernández". Pero Hernández se "desvió".
Tereso Ortiz insiste en que hay "buenas intenciones", pero que los de Casa
Guanajuato "no sólo nos quedamos con las intenciones, lo nuestro
son hechos concretos".
Recomienda a Hernández y a otros como él
"primero, quitarse la corbata, (que se ponga al nivel de) nosotros... que
vaya con la raza a comerse un taco". Continúa: "Segundo, que presente
propuestas en verdad, que reconozcan las necesidades y qué hacemos
con ellas... Aquí no pedimos limosnas, eso ya cambió".
Señala que "no supimos cuál era la función"
de Hernández, "pero tal vez no es de extrañarse... Tal vez
se politizó su posición". Tereso Ortiz afirma que en México
se debe entender que el mundo de la inmigración va a cambiar, y
que hay tantas transformaciones en Dallas como en México. "Todo
ha cambiado, desde aquí hasta Ocampo."
La colonia que está alrededor de la Casa Guanajuato
es México; casi todos los letreros están en castellano, y
a lo largo de cuadras hay un sinnúmero de restaurantes mexicanos,
tiendas de hierbas y amuletos, dulcerías, paleterías, taquerías.
Hay seis periódicos semanales en español en Dallas y Fort
Worth. Estas colonias han sido resucitadas, rescatadas de la descomposición
por la comunidad mexicana.
"Los inmigrantes mexicanos demuestran una capacidad de
recuperación, de rescate de comunidades", comenta la antropóloga
Laura González, de la Universidad de Texas en Dallas, antes investigadora
y académica en Guanajuato. Esta colonia forma parte de lo que aquí
se llama Guatex, o Guanajuato-Texas.
González dice que la autogestión de la comunidad
se manifiesta también en la creación de asociaciones estatales
como Casa Guanajuato, la Federación de Zacatecas del Norte de Texas,
la Asociación Potosina de Dallas y los Hidalguenses Unidos. Mediante
estas organizaciones, entre otros puntos de contacto, se mantiene constante
la relación con los lugares de origen en México. "Aquí
están nuestras manos, allá están nuestros corazones",
resume González.
OBRAS EN ZACATECAS
Martín Carvajal, presidente de la Federación
de Clubes Zacatecanos del Norte de Texas, informa que en el estado viven
unos 300 mil zacatecanos, y hay hasta 21 clubes, los cuales forman parte
de un total de 249 en este país dentro de 16 federaciones de Zacatecas
a escala nacional.
Las remesas de estos clubes han financiado desde carreteras
hasta clínicas, escuelas y sistemas de agua potable en Zacatecas.
Ahora hay 325 propuestas de obras en Zacatecas que están por aprobarse.
Carvajal explica: "Los ricos lo tienen todo, el dinero
y el poder, nosotros sólo tenemos a la gente y la unidad". Pero
de ahí, se desarrolla una dinámica muy definida para juntar
recursos y dedicarlos a proyectos allá, por conducto de los programas
tres por uno (el gobierno federal, el estatal y el municipal ponen un peso
por cada uno que envía un club), y que son manejados entre el club
del pueblo aquí y una contraparte en ese pueblo, aunque las propuestas
enviadas desde allá se evalúan y se aprueban por las federaciones.
Mientras, los inmigrantes se superan y cambian el panorama
socioeconómico de esta región, explica Carvajal. "En cinco
años, los latinos estarán en otro nivel de poder económico;
estamos saliendo de la ignorancia para ver las cosas como realmente son.
Primero hay que vernos a todos como humanos, superar el racismo y entrar
a la era del conocimiento", afirmo.
Francisco Ramírez, otro zacatecano, agrega "la
educación es todo" para progresar. Para los inmigrantes, dice, "la
barrera es el idioma y la capacitación en el trabajo". Ramírez
fue maestro y director de primaria en Zacatecas. Llegó a Estados
Unidos desde Fresnillo hace unos 15 años. Cortó fruta en
Oregon, fue pintor de casas y ahora pinta piezas para aviones. Su prioridad
es la educación de sus cuatro hijos, y en su tiempo libre trabaja
para fortalecer los clubes zacatecanos en Texas.
Son los ladrillos, los cables, las vigas, de este nuevo
puente. Un puente que cambia todo por donde pasa, y que se construye con
cada persona que lo cruza.