Plantea Almeyra que países no paguen deudas externas, en foro de
La Jornada y Casa Lamm
Proponen analistas alianza latinoamericana que sirva
de contrapeso al modelo de globalización
El sistema, retroceso aun para el capitalismo: Guerra
Descarta Castaingts que vaya a acabarse
HUMBERTO ORTIZ MORENO
Los analistas Guillermo Almeyra, Juan Castaingts y Angel
Guerra propusieron ayer una alianza latinoamericana que sirva de contrapeso
al modelo de globalización impuesto por las potencias económicas,
porque aunque queda claro que este sistema "está deshaciéndose"
y se mantiene basado en "engaños y mentiras" aún tiene, advirtieron,
una gran capacidad de recuperación.
Los colaboradores de La Jornada reflexionaron sobre
las alternativas a la globalización neoliberal, durante el foro
"México después del 2 de julio y el mundo actual", organizado
por este diario en la centro cultural Casa Lamm, y coincidieron, con matices,
en que el neoliberalismo es un sistema mediante el cual el capital ha destruido
los mercados internos de los países más pobres, en tanto
que la deuda externa de las naciones de América Latina es inmoral
e impagable, por lo que no debe descartarse la posibilidad de una suspensión
concertada de pagos y acudir a la Corte Internacional de La Haya.
Tan sólo en México significa una sangría
de 56 por ciento del producto interno bruto, ilustró Almeyra, profesor
de la UAM-Xochimilco y editorialista de La Jornada, quien advirtió
que "sin mercado interno fuerte no hay educación, ni industrialización,
ni nada".
Maestro de la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales de la UNAM, Juan Castaingts propuso la integración financiera
y económica de la región, con moneda única denominada
latino -similar al euro-, que sería utilizada en transacciones
internacionales exclusivamente y flotaría libremente, pero en forma
ordenada, estable y coordinada entre las naciones que, a su vez, mantendrían
en circulación sus propias divisas para operaciones internas.
"Si al capitalismo lo dejamos como va, en no más
de 30 o 40 años habrá una catástrofe mundial gigantesca",
previno.
El
articulista Angel Guerra habló de la experiencia cubana frente al
bloqueo económico y cómo ha logrado sobreponerse a la guerra
comercial que le impuso Estados Unidos, además de todo lo que ha
construido pese a sus tan precarias condiciones presupuestales y financieras,
pero sin aplicar medidas neoliberales.
Sin embargo, para Guerra la comunidad internacional reconoce
que el neoliberalismo ha sido una regresión hasta para el propio
capitalismo, mientras que Cuba decidió repartir lo poco que había
y defender a toda costa el empleo. "Es asombroso", añadió,
cómo en 11 años, después de la desaparición
de la URSS, la administración cubana logró detener la caída
del PIB y mantener la recuperación económica, protegiendo
a la vez a los sectores de más bajos ingresos, en lugar de echar
la crisis encima del resto de la población.
Hizo ver que ni un centímetro del territorio isleño
"ni un tornillo" de las empresas cubanas es propiedad de extranjeros.
"Y claro que no es el paraíso", externó
Guerra, pero la voluntad de lucha del pueblo cubano ha sido esencial para
dar la batalla ideológica contra el neoliberalismo y defender la
verdad como arma estratégica de los pobres de la tierra.
Y es que "vivimos en un mundo de mentiras", con distorsión
de la realidad, remarcó. Por ello, el articulista de La Jornada
propuso a los movimientos sociales de América Latina manifestarse
por el no pago de la deuda externa, recuperar el planteamiento popular
de reintegrar al Estado las empresas privatizadas y reconocer a los pueblos
indígenas.
"Tenemos ahí las bases de las alternativas al neoliberalismo",
aseguró Guerra.
Por su parte, Almeyra reivindicó su optimismo ante
la posibilidad de cambio, "de creer que hay que luchar por una utopía",
pese a reconocer que en el mundo crece el analfabetismo, aumenta la mortalidad
infantil y prevalece la pobreza; "así no hay derecho a ser optimista,
pero lo soy", reiteró.
Juzgó que la mundialización económica
y financiera sólo podrá sostenerse con la aceptación
de la población, pero no tiene bases, porque constituye un régimen
basado en mentiras que se "está deshaciendo".
Almeyra dijo no ver "por ningún lado el mercado
libre que pregonan los gobernantes neoliberales". En particular citó
el ejemplo de la administración Bush, que decidió otorgar
80 mil millones de dólares anuales a los agricultores de su país
para dar un golpe letal al agro mundial y en particular al mexicano que
queda fuera de toda competitividad. No dejó de mencionar el asunto
de las barreras proteccionistas al acero.
Además, abundó, una condición del
mercado libre es que no haya monopolios, pero actualmente hay pocos y están
unidos para controlar todo, en particular los precios, como ocurre con
la producción de café, donde un grupo de empresas manipula
los mercados para bajar las cotizaciones del grano y, sin embargo, el producto
llega caro al consumidor final, "mandando a la miseria a millones de caficultores
y violentando las reglas del libre mercado".
"No hay inversión productiva"
Desde la perspectiva de Almeyra, los capitales financieros
hacen y deshacen en el mundo y no se refleja en inversión productiva,
sino en la especulación. "No se piensa en proyectos ni en el futuro
para nadie", sino en mayores ganancias posibles en breve periodo.
En cuanto a la deuda externa, aseveró que México
la ha pagado varias veces con la cobertura de intereses y aun así
el monto se ha duplicado. Los países pobres se han convertido, cuestionó,
en exportadores de capitales a Estados Unidos. "Es una sangría a
los pobres para una transfusión al imperialismo", ironizó.
A su vez, Juan Castaingts sostuvo que el pensamiento neoliberal
dominante es falso, y cuestionó el sistema que él llamó
trilateral en los mercados del mundo -dólar, yen y euro-, si bien
no coincidió con la perspectiva de sus colegas, en el sentido de
que está en vías de acabarse.
"Lo que hoy cambió es que muchos se habían
formado la idea mitológica de que el empresario es honrado por sí
mismo", porque supuestamente sabe que el mercado lo castigaría,
pero han resultado tan ladrones como los políticos, enfatizó.
Propuso tres "locomotoras" del cambio que serían
eficaz alternativa frente al neoliberalismo:
-Vincular al mercado interno a la industria que produce
bienes al agro, porque no puede ser integrada a un mercado internacional
en condiciones desfavorables. No se trata, aclaró, de cerrar la
economía, sino de protegerla en diferentes niveles. Esta política
tiene un defecto: depende en forma importante de los bienes de capital
e intermedios de importación, pero en determinado plazo podría
cubrirse el déficit.
-La energía física y humana, con un mercado
interno controlado por el Estado. "Es falso y antihumano", llamarle "capital
humano", matizó. Se trata de un proyecto industrial dirigido básicamente
por el propio Estado.
-Mantener la liberalización en los productos de
mayor intercambio en el mundo, como son las industrias automotriz, electrónica,
química y petroquímica, que aportan los mayores montos de
divisas al país y jalarían a la primera y segunda locomotoras.