Las cartas paralelas del tratado comercial son ilegales, dice Menchaca
El incumplimiento de lo pactado en el TLC llevó
a la quiebra a 27 ingenios: industriales
Hubo créditos irregulares; están las denuncias; Hacienda
y PGR deben informar, plantean
ROBERTO GONZALEZ AMADOR Y ANTONIO CASTELLANOS
El incumplimiento del Tratado de Libre Comercio (TLC)
por parte de Estados Unidos, la firma de cartas paralelas "debajo de la
mesa" y créditos irregulares llevaron a la crisis a 47 por ciento
de la industria azucarera y es urgente que la Secretaría de Hacienda
y Crédito Público (SHCP), la Procuraduría General
de la República (PGR) -que investiga las querellas contra industriales
del sector-, Financiera Nacional Azucarera, el Fideicomiso Liquidador y
los bancos hagan transparente el proceso de reprivatización.
José
O. Menchaca, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Azucarera
y Alcoholera, dijo también que la venta de los ingenios no podrá
cumplirse en el plazo previsto por las autoridades, ni remotamente, y subrayó
que deben ir a la cárcel quienes resulten responsables. Basta de
impunidad. Los contribuyentes ya no deben cargar con los errores de los
empresarios y esta acción debe ser extensiva a la banca, recalcó.
En entrevista con La Jornada, afirmó que
los productores de alta fructosa quieren controlar el mercado de los embotelladores,
que consumen cerca de 2 millones de toneladas; este volumen representa
40 por ciento de la producción. Los sobrantes de azúcar que
se dejaron de exportar desde 1994 ascienden a 166 mil 714.4 toneladas.
-¿No se negoció bien el TLC?
-Las cartas paralelas son ilegales. Incluso el Senado
de la República declaró que no eran legales y esos documentos
impiden el acceso, a pesar de que el TLC dice que México tendrá
derecho a exportar sus sobrantes. Decir que hubo corrupción no es
fácil, indicó, pero los resultados son negativos. Desde que
se firmó el tratado no hemos tenido el acceso abierto.
El gobierno, agregó Menchaca, debe hacer transparente
el proceso, y como primer paso debe decir cuánto y quién
debe. Después obligarlos a pagar, porque por ningún motivo
deben pagar los contribuyentes. Este país ya no aguanta. No acuso
a nadie, pero se debe hacer transparente la operación.
Debe aclararse, precisó, cómo se dieron
los créditos; cuáles fueron las garantías, porque
si hubo mayor financiamiento al que podrían responder los acreditados,
hay responsabilidad de las dos partes. Se debe saber si hubo créditos
sin garantías y cuántos se otorgaron con la intención
de nunca pagar.
El dirigente de los industriales azucareros insistió
en que no deben utilizarse recursos fiscales. No es justo que otra vez
los contribuyentes carguen con los errores de algunos empresarios. Tampoco
se debe aceptar que quien se "roba unos lentes vaya a la cárcel
y otro que hurta millones, ande libre". Dijo: "Acuérdense de Cabal
Peniche".
En este caso se dijo que hubo oficios mal dirigidos; funcionarios
que nunca pudieron identificarse. También fue extemporánea
la acción, pero jamás se demostró que el señor
no hizo mal uso o que no se quedó con el dinero. Esas son las cosas
que deben cambiar. Por eso en el caso de la reprivatización de los
ingenios debe quedar claro quién y cuánto debe para que pague.
Manifestó que la impunidad se tiene que pagar en
este país. Ya no se vale que si los empresarios se equivocan, los
contribuyentes tengan que pagar sus errores. El común denominador
hasta ahora ha sido que "yo me equivoco y ustedes, los contribuyentes,
pagan. Urge que la Secretaría de Hacienda y la PGR informen sobre
la forma en que se cobrará a quienes hicieron mal uso de los recursos.
En las actuales circunstancias, concluyó, no es
negocio comprar los ingenios. Primero se tiene que modificar el decreto
cañero que regula la relación de ingenios con productores
de caña y modernizar el contrato ley. Se debe buscar que el trabajador
sea más competitivo. El punto central es que el precio de la caña
sea viable. Tiene que ser negocio para el cañero y para los ingenios,
porque ya no existen los financiamientos que otorgaba Azúcar SA.